El Opel Grandland X
es el representante de Opel en segmento SUV C, donde compite con modelos como
el Peugeot 3008, Ford Kuga o Mazda CX-5.
Su desarrollo se inició gracias a la colaboración entre GM y
PSA, aunque finalmente acabaría siendo el grupo francés quien se hizo con el
control total de la marca alemana.
El Opel Grandland X
es un todo camino en el sentido estricto, sin intención de convertirse en
un 4x4 y no se ofrece con tracción total en ninguna de sus versiones. Lo que sí
está disponible es un control de tracción inteligente que varía su respuesta
para adaptarse a diferentes tipos de terreno, lo que, combinado con unos
neumáticos tipo M+S permite ciertas licencias fuera del asfalto. Este sistema
se llama Grip Control y se maneja desde una ruleta en las versiones que lo
equipan.
El Opel Grandland X
ofrece un interior con un espacio muy bien aprovechado y soluciones
prácticas que lo convierten en un buen coche familiar. De hecho, su enfoque
real se asemeja más al de un monovolumen, aunque con una estética exterior más
seductora y de aspecto SUV gracias a una mayor altura libre y las molduras y
protecciones en color negro.
Las mecánicas
disponibles para el Opel Grandland X son de origen PSA tanto para las
versiones de gasolina como para los diésel y todas cumplen con las nuevas
normas Euro 6D. Además de una amplia variedad mecánica, el Opel Grandland puede
equipar una caja de cambios manual o una automática, de modo que la gama
resulta muy completa.
Estéticamente, el
Opel Grandland X se caracteriza por una imagen moderna, con el frontal
característico de Opel en el que se presta mucha atención a la calidad de
iluminación, y el acabado en dos colores con la posibilidad de equipar un techo
panorámico en las versiones más equipadas.
Este nuevo SUV de Opel se sitúa
justo por debajo del Insignia y ligeramente por encima del Opel Astra
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