El Land Rover Defender es un 4x4 puro que va ya por su tercera generación y que reemplaza al modelo que cesó su producción en 2016. Estéticamente, a pesar de que sigue siendo fiel a sus características formas cuadradas, se aprecia ahora mucho más moderno.
Como ya ocurría con su antecesor, está disponible en dos versiones: la 90 de tres puertas (que equipa seis plazas) y la 110 de cinco puertas (que puede equipar hasta 7.) Con la carrocería corta, su longitud llega hasta los 4,32 metros, mientras que el Defender más largo alcanza los 4,76 metros. Tanto la anchura como la altura es la misma en ambos casos (dos y 1,97 metros.)
La plataforma sobre la que se basa es totalmente nueva. Este modelo deja atrás el concepto clásico de chasis de largueros y travesaños para estrenar el denominado D7x de aluminio con estructura de monocasco que, según la marca, le confiere una mayor rigidez y seguridad en la carretera.
Cada vez quedan menos todoterrenos auténticos, pero, de entre los que hay, el Defender (sobre todo el largo) compite contra el Toyota Land Cruiser y el Jeep Wrangler Unlimited. El Mercedes Clase G, pese a ser premium como el Land Rover, es todavía más caro.
La gama mecánica se compone de dos opciones diésel con motor 2.0 biturbo (200 y 240 CV) y otras dos de gasolina con motor 2.0 y turbocompresor de doble entrada (300 y 400 CV.) El motor más potente va asociado a un sistema de hibridación ligera con red de 48 voltios que le otorga la etiqueta medioambiental Eco. En cuanto a transmisión, todos ellos casan con una caja de cambios automática de ocho relaciones y un sistema 4x4 con reductora. A la gama también se añadirá un futuro Defender híbrido enchufable.
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