En la actualidad existen diversas fuentes de energía para los vehículos. Hasta ahora, la mayoría de los automóviles se movían principalmente con gasóleo o con gasolina, pero existen más combustibles y fuentes de energía que están cobrando cada vez más importancia.
Para que los vehículos se muevan necesitan almacenar energía que luego transforman en movimiento. Con esto en mente, podríamos decir que básicamente hay dos tipos de forma de almacenar esa energía: en forma de combustible y como electricidad en una batería.
En contra de lo que se suele creer, no todos los coches eléctricos son de baterías, también los hay de hidrógeno. Ambos tipos de vehículos se mueven con motores eléctricos, pero almacenan la energía que alimenta esos motores de diferente manera.
Con esto en mente, vamos a ver cuáles son los diferentes tipos de energía que se emplea en la actualidad en los automóviles.
Vehículos con combustibles fósiles
Hasta ahora son los que han sido mayoritarios. Dentro de ellos tenemos principalmente tres grupos en función del tipo de combustible de origen fósil (derivados del petróleo) que empleen para su funcionamiento. De este modo tenemos:
Vehículos con combustibles sintéticos
Este tipo de vehículos emplean combustibles que se pueden obtener mediante procesos químicos no necesariamente a partir del petróleo como materia prima. Aquí básicamente tendríamos dos tipos de vehículos, los que se alimentan con diversos tipos de alcoholes, principalmente etanol o metílico, y los que se alimentan con gas natural.
Aunque el gas natural se obtiene en muchas ocasiones de las extracciones petrolíferas al estar presente junto con el petróleo, también se puede producir por compostaje, en las plantas que tratan los residuos urbanos, depuradoras, granjas, etc. Al ser un gas que no necesariamente se obtiene del petróleo, por eso lo podemos incluir en este apartado.
Vehículos de hidrógeno
En el caso del hidrógeno, es un combustible que puede utilizarse de dos maneras en los vehículos: como combustible para un motor tradicional de combustión interna o como fuente de energía para generar electricidad en un reactor químico que se conoce como pila de combustible. En ambos casos el resultado de la combustión del hidrógeno es completamente limpia e inocua para el medio ambiente, ya que el único producto resultante es vapor de agua pura.
La industria actual está desarrollando cada vez más la tecnología de la pila de combustible porque su rendimiento energético es mayor que cuando simplemente se quema en un motor de combustión interna.
El hidrógeno se almacena en un depósito blindado que, además de evitar accidentes, debe soportar la elevada presión a la que se almacena el hidrógeno en ellos. Por ahora, su red de distribución es muy limitada y hay pocos vehículos disponibles, pero la mayoría de los expertos consideran que es la tecnología con más futuro a medio plazo.
Vehículos eléctricos de baterías
Por último, y como principal alternativa ecológica a corto plazo, están los vehículos eléctricos de baterías. En ellos la energía se almacena directamente en forma de electricidad. Existen diferentes tipos de baterías en función de cuál es la materia activa que almacena esa energía. Actualmente las más utilizadas son las de ión de litio, pero también las hay de hidruro metálico y de niquel-cadmio, de uso más minoritario.
El principal inconveniente de este tipo de vehículos es que la densidad energética de las baterías es muy baja. Es decir, necesitamos baterías muy voluminosas y pesadas para acumular la energía en ellas, de ahí que sus autonomías sean muy limitadas en la actualidad.