Qué significa el logo de Volvo

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Rubén Fidalgo
05 de abril, 2017
¿Qué significa el logo de Volvo? El logo de Volvo resulta muy sorprendente para muchos cuando se dan cuenta de que se trata del símbolo del sexo masculino. Aquí te contamos por qué los suecos lo eligieron como su imagen y muchas más curiosidades sobre esta marca
Si eres de esos que se suelen fijar en las insignias de los coches, es probable que te haya llamado la atención encontrarte con el símbolo del sexo masculino en los frontales de los Volvo, pero no es ése el significado con el que se implantó este emblema en el primer modelo de la marca, lanzado en 1927.
Para entender un poco de dónde viene realmente este símbolo, hay que saber cuáles son los orígenes de la marca y qué significa la palabra Volvo. Aunque se trata de una compañía sueca (bueno… ahora es más china que sueca, pues pertenece al gigante asiático Geely desde 2010), su nombre proviene del latín y significa «yo ruedo». El motivo de elegir este nombre es que esta fábrica de coches nació como una escisión de SKF, uno de los mayores fabricantes de rodamientos del mundo. De hecho, SKF registró la marca Volvo mucho antes de decidirse a fabricar coches. Fue en 1915 cuando la compañía creó la marca Volvo para vender una gama de rodamientos especiales en el mercado americano, doce años antes de fabricar su primer automóvil.
Ahora que ya sabemos de dónde viene el nombre, entenderemos mejor el origen del logo de Volvo. Aunque ahora lo asociamos con el símbolo del sexo masculino, el círculo con la flecha hacia arriba es en alquimia el símbolo del hierro, uno de los siete metales planetarios de la antigüedad y asociado al planeta Marte…, pero también al dios romano Vulcano, conocido como el dios de la fragua y forjador de armas.
Cuando Gustav Larson y Assar Gabrielsson (ingeniero y contable de la compañía SKF, respectivamente) deciden fundar Volvo como subsidiaria de SKF en 1927, deciden emplear el símbolo del hierro como enseña para sus automóviles, porque gran parte de la fama de la industria de su país se cimentaba en la merecida reputación del acero sueco y porque era un metal que dominaban plenamente como fabricantes de automóviles, además de que sugiere robustez y calidad.
Unos inicios difíciles para Volvo

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El 14 de abril de 1927 sale de la línea de montaje el primer coche fabricado en Suecia, el Volvo ÖV4 (siglas suecas de coche abierto de 4 asientos). Aunque la calidad de fabricación de este automóvil estaba fuera de toda duda, nació con un diseño obsoleto y rápidamente se quedó desfasado. Sus ventas fueron mucho más bajas de lo esperado y la verdad es que estaba mejor adaptado como pick up de carga (por su robustez) que como automóvil. En los apenas 2 años que se mantuvo en producción, se vendieron poco más de 250 unidades y en 1929 fue reemplazado por el Volvo PV 650, que tampoco destacó por unas elevadas cifras de ventas.
SKF no estaba acostumbrada a no ganar dinero rápidamente. Su negocio de rodamientos iba viento en popa y en 1935 decide deshacerse de Volvo y pone en el mercado de bolsa sueco sus acciones de la compañía.
Los siguientes modelos presentados por la compañía, los Volvo PV 36 y PV 51, tampoco acaban de despuntar en cuanto a ventas. Hasta el lanzamiento del Volvo PV 444 y su éxito de ventas en el mercado americano en 1944, no llegaría la tranquilidad a la compañía, algo a lo que también ayudó el final de la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de medios de transporte para la posguerra.
Precisamente la contienda fue lo que mantuvo con vida financiera a Volvo AB, gracias a la fabricación de tanques y material bélico, que le dejaron saneadas las arcas. De haber dependido exclusivamente de las ventas de sus primeros coches, habría desaparecido.
Si el primer Volvo (el ÖV4) recibió el sobrenombre de Jakob (por el patriarca bíblico), el Volvo PV444 fue conocido popularmente como «lomo de gato». El motivo es que, si ves lateralmente este modelo, recuerda a la postura de un gato sentado, con el lomo arqueado.
Nils Bohlin, 3 puntos vitales

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En la actualidad, la mayoría de las personas, cuando oyen hablar de Volvo, la asocian inmediatamente con la palabra seguridad. En efecto, ambas palabras se han convertido casi en un binomio inseparable y en gran medida se debe a Nils Bohlin, un ingeniero que trabajaba para Volvo en 1959, cuando presentó el invento que más vidas ha salvado y sigue salvando cada año en el automóvil: el cinturón de seguridad de 3 puntos de anclaje.
Hasta esa fecha, los cinturones de seguridad o no existían o eran sólo de dos puntos de anclaje. Había dos variantes: los ventrales y los de bandolera. Los ventrales sujetaban sólo la cintura al asiento (como los de los aviones actuales). No eran muy eficaces, porque no impedían que el tronco del pasajero se desplazase hacia delante y golpease con el salpicadero y el parabrisas. Existía la broma macabra de que su verdadera utilidad era evitar que se esparciesen los cadáveres en caso de accidente.
La otra alternativa era una banda que sujetaba sólo desde el hombro hasta la cintura en diagonal, como la cinta superior de los cinturones que ahora conocemos. Era más eficaz que los ventrales, pero a veces los pasajeros se «escurrían» por debajo de la cinta e incluso se producían quemaduras en el cuello o hasta ahorcamientos.
Nils Bohlin pensó que, uniendo ambos conceptos, se obtendría un resultado óptimo, y así fue. El cinturón de seguridad de 3 puntos de anclaje fue una solución tan formidable que se sigue utilizando hoy en día después de casi 60 años. Sí, en estas seis décadas se han añadido pretensores automáticos y sistemas de reglaje y se han perfeccionado, pero siguen siendo básicamente idénticos al diseño original. Lo más sorprendente de este invento es que, pese a su eficacia absolutamente incontestable y a los cientos de miles de vidas que ha salvado, todavía haya quien dude de su eficacia y no lo use.
Volvo P1800 ES, el SW con estilo propio

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Para muchos, Volvo no empezó a diseñar coches bonitos hasta finales de los años noventa con el lanzamiento del Volvo S80 de primera generación. Hasta entonces, casi todo el público asociaba la imagen de Volvo con coches seguros, pero cuadrados y poco estilizados. Esto no es del todo cierto. En los años sesenta, Volvo lanzó al mercado un coupé tan bonito como para ser elegido para la serie de moda de aquellos años («El Santo», con Roger Moore como protagonista). El Volvo P1800 fue el sucesor del escasísimo -y también muy estilizado- Volvo P1900 y se convirtió en un éxito comercial. Aquel bello coupé se ha ganado su sitio en la historia del automóvil por su peculiar estilo y por ser el coche que más kilómetros ha recorrido en todo el mundo. En la actualidad, el Volvo P1800 de Irv Gordon roza los 5 millones de kilómetros, toda una demostración de la fiabilidad y calidad con la que fue construido este automóvil.
En los últimos años de vida del P1800, se lanzó una variante de carrocería con una zaga muy peculiar estilo Shootingbrake. Su característica zaga y el portón trasero de cristal hicieron que pronto se ganase el apodo de «el sarcófago de Cenicienta». Esta nueva versión se comercializó como Volvo P1800 ES y su diseño ha sido la inspiración de muchos modelos de la marca, que empezó a explotar su peculiar silueta con el Volvo 480, luego con el C30 y más recientemente con toda su saga de variantes de carrocería tipo station wagon, como el nuevo Volvo V90, que copia algunos de sus rasgos, aunque escalados y, lógicamente, actualizados.
Ikea y Volvo

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Una de las leyendas urbanas que circula por el mundo es que Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, tuvo la brillante idea de su modelo de negocio gracias al Volvo de uno de sus clientes.
Los muebles que empezó fabricando y vendiendo Kamprad no se vendían de la manera a la que estamos acostumbrados a ver los productos de Ikea. Hasta los años sesenta era un fabricante de muebles más o menos normal, con un catálogo muy particular y una forma de vender muy avanzada a su época, pero nada que ver con lo que ahora conocemos.
El coste del producto siempre fue una obsesión de Ingvar y dice este rumor que un día vio cómo uno de sus clientes desmontaba una mesa que acababa de comprar para poder meterla en el maletero de su Volvo Amazon. Ante tal escena, la calculadora de Kamprad se puso en marcha y pensó que sería buena idea vender los muebles desmontados y que fuese el cliente el que los montase. De ese modo, su fábrica se ahorraba el coste del montaje y el cliente obtenía una mercancía más fácil de transportar.
El siguiente paso en la idea llegó de forma inmediata: diseñar todos sus muebles de manera que el embalaje ocupase el menor espacio posible. Esto implica un abaratamiento en los costes de almacenaje y transporte brutal y es uno de los trucos de la compañía.
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Comentarios
Brutal, el artículo.
Mil gracias.
gra3 a ti, un saludo