Qué significa el logo de Nissan

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Rubén Fidalgo
07 de noviembre, 2016
¿Qué significa el logo de Nissan? El logo de Nissan es peculiar porque, si preguntas a la cualquiera por la calle y le explicas que es una marca japonesa, enseguida dirá que representa la bandera de Japón, sobre todo si le enseñas el logo de la marca de los años noventa, con dos semicírculos rojos y el nombre de Nissan en azul. Te contamos cómo nació la marca y algunas de sus anécdotas.
El caso del logo de Nissan es peculiar porque, si preguntas a la cualquiera por la calle y le explicas que es una marca japonesa, enseguida dirá que representa la bandera de Japón, sobre todo si le enseñas el logo de la marca de los años noventa, con dos semicírculos rojos y el nombre de Nissan en azul.
En efecto, el emblema de los frontales de los coches de Nissan representa eso, un sol naciente, pero también simboliza la unión de la que nació la compañía, cuyo nombre «Nissan» es asimismo la unión de las palabras Nippon Sangyo, que, traducido al español, significa «industria japonesa». Pocas marcas tienen unos orígenes tan complicados como Nissan, que es el resultado de la unión de muchas empresas.
Por un lado tenemos a Masujiro Hashimoto, quien registró en 1911 una empresa para fabricar coches con el nombre de Kawaishinsha Co. Por otro, Yoshisuke Aikawa funda en 1910 la Tobata & CO. Ltd. y su primer automóvil se comercializaría en 1914 con el nombre de DAT. Estas tres letras son las iniciales de los apellidos de los tres máximos responsables del nacimiento de dicho automóvil: Kenjiro Den, Rokuro Aoyama y Meitaro Takeuchi.
Por si esto no fuera ya bastante complicado, en 1919 el ingeniero estadounidense William R. Gorham diseñó un automóvil de tres ruedas que llamó la atención de Jitsuyo Jidosha, un empresario de Osaka, que fundó la compañía Jitsuyo Jidosha Co. para fabricar y comercializar este vehículo en Japón. Esta compañía se unió a la que producía los automóviles DAT en 1925, dando como resultado la nueva razón social Jitsuyo Jidosha Seizo Co. Ltd, que en 1926 pasaría a denominarse DAT Jidosha Seizo Co. Ltd y, tras unirse con DAT Jidosha Trading Company y convertirse en subsidiaria de Tobata Casting Co. Ltd. (que suministraba las piezas), lleva a la compañía a la decisión de crear una división exclusiva para la fabricación de automóviles en 1933 y cuya sede establecería en Yokohama.
Por fin, aparece el nombre de Nissan en 1934 como fruto de todo este complejo entramado de compras, subsidiarias y sociedades, una unión que ha perdurado en el tiempo hasta nuestros días.
Datsun, la otra marca de Nissan

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Antes hablábamos de que los primeros coches fabricados en el origen de Nissan se comercializaban como Dat tomando las iniciales de los tres principales soportes de la compañía. Con el tiempo, tanto los coches como la propia compañía habían cambiado tanto a base de diferentes asociaciones que se decidió que era mejor denominarlos como Dat Son (hijo de DAT). Sin embargo, esta palabra tenía una sonoridad parecida a un vocablo que significa «desventaja» en japonés, por lo que se decidió emplear Sun como sufijo.
A partir de 1931, los modelos fabricados por la unión de las compañías Kwaishinsha y Jidosha & Co. Ltd. pasaron a denominarse Datsun, una marca que ahora nos es poco familiar, pero que fue todo un referente en los años setenta y ochenta y que es posible que vuelva a nuestro mercado.
En España – salvo en las Islas Canarias, donde sí ha tenido importadora- la marca Datsun es casi completamente desconocida, al estar muy limitada la importación de vehículos en la época de máximo esplendor internacional, sobre todo con modelos como el Datsun 240Z, un deportivo que dejó huella en medio planeta y cuya secuela conocemos en la actualidad como Nissan 370Z.
Con el poco sugerente nombre oficial de Nissan S30 se presentó en 1969 un automóvil que marcó una época para la marca, que lo comercializó en distintos mercados como Nissan Fairlady Z o Datsun 240Z.
Con un peso en orden de marcha de 1.100 kg y un esquema de suspensiones a años luz de los anticuados coupés americanos, el Datsun 240Z se ganó el corazón de una legión de seguidores. El esquema técnico no era muy arriesgado, con un robusto motor de 6 cilindros en línea colocado sobre el eje delantero y propulsión a las ruedas traseras. Sus 150 CV originales apenas destacaban entre los enormes y potentes V8 americanos, pero, gracias a su ligereza y a su esquema de suspensiones, el coqueto Datsun arrasaba con la mayoría de sus rivales.
Sus formas tenían el claro objetivo de seducir al público americano, el mercado más importante del mundo, con un largo frontal y una trasera tipo fastback inspirada en modelos como el Mustang.
En 1974 se aumentó la cilindrada y la potencia de su motor hasta los 167 CV. Además, se mejoraron algo los frenos y algunos detalles de su diseño, lo que hizo que se cambiase su denominación y pasase a llamarse Datsun 260Z y 280Z en 1978 tras un nuevo aumento de cilindrada. En esta ocasión, el incremento de potencia no fue tan llamativo y apenas mejoraba las cifras del 260Z. El motivo fue la mayor severidad de las normas anticontaminación.
En la actualidad, la marca Datsun existe en algunos mercados con el mismo papel que Dacia para Renault, modelos económicos, sencillos y prácticos. Se podría decir que Nissan cuenta con 3 gamas: Datsun para los vehículos low cost, Infiniti para los modelos de lujo y Nissan para las gamas medias.
Del Tama al Nissan Leaf, una historia electrizante

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Hace casi 70 años que se presentó el primer vehículo eléctrico de Nissan, el Tama de 1947. Con un pequeño motor eléctrico de 4,5 CV de potencia y unas enormes y pesadas baterías de plomo con una tensión de 40 V y 162 Ah de capacidad, este automóvil tenía una autonomía de 65 km con una velocidad máxima de 35 km/h. Con el paso de los años, su autonomía se mejoró y llegó hasta los 95 km, convirtiéndose en un práctico vehículo para desplazamientos urbanos, tareas de reparto y taxi.
Siete décadas después, el Nissan Leaf casi triplica la autonomía del Tama y su velocidad máxima permite que uno se pueda plantear salir a las autovías con él y rodar a la misma velocidad que el resto del tráfico. Gracias a cualidades como su facilidad de uso, al bajo coste de utilización a diario y a que fue uno de los primeros modelos 100% eléctricos del mercado, el Leaf se ha convertido en el coche eléctrico más vendido en varios países, incluso por delante de modelos con motores de combustión en mercados con un mayor compromiso medioambiental que el nuestro.
En la actualidad, Nissan cuenta con una gama bastante completa de modelos eléctricos, incluso en el mercado de los vehículos industriales, donde realmente encontramos al automóvil que podría ser considerado «el nieto» del Tama, la furgoneta 100% eléctrica Nissan e-NV 200.
Nissan Qashqai, el todocamino a seguir

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En 2004 se presentó en el Salón de Ginebra un prototipo del que nació un modelo que acabaría revolucionando el mercado de automóviles. Desde el primer día, el Nissan Qashqai dejó en evidencia a la mayoría de los periodistas del motor. La mayoría auguraban un futuro poco prometedor a aquel engendro que no era ni una berlina ni un 4×4 y con un nombre tan poco agraciado.
Sin embargo, la apuesta de Carlos Ghosn ha sido todo un acierto, tanto como para que todos sus rivales hayan tenido que desarrollar un modelo que luche de tú a tú con el Qashqai.
En el fondo, el Nissan Qashqai siguió un planteamiento similar al que en su día dio lugar al Ford Mustang. El mítico deportivo americano nació porque los directivos de Ford creían que había un mercado importante para vender un coche que pareciese un deportivo pero que no necesitaba tener unas prestaciones fuera de serie ni serlo realmente, bastaba con que lo pareciese. Cambiemos lo de deportivo por todo terreno y ya tenemos la fórmula del éxito del Nissan Qashqai, un coche que parece un 4×4 pero que no lo es (al fin y al cabo, casi nadie sale del asfalto con su coche).
El acierto fue pleno y, aunque hay versiones con tracción total, más del 90% de las ventas del Qashqai se corresponden con las versiones de tracción sólo al eje delantero, lo cual demuestra que, en realidad, la gente no quiere un 4×4, sólo un vehículo con apariencia todo terreno.
El lanzamiento del Qashqai ha supuesto una revolución tan importante en el mercado que está provocando «mutaciones» en el resto de sus rivales, y en la propia Nissan. Poco a poco, los todo terreno se van civilizando y las berlinas y los monovolúmenes se van acercando más al concepto SUV.
En la actualidad no hay ninguna marca (dejemos al margen a compañías casi artesanales como Morgan, Caterham, Koenigsegg…) que no posea un SUV en su gama, ni siquiera Bentley, Maserati o Lamborghini, que en breve lanzará el suyo.
Nismo, la magia de Nissan

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En el mundo del automóvil no son pocas las marcas que disponen de un apellido noble para sus versiones más especiales: AMG, Motorsport, Quattro… En el caso de Nissan, esa clase especial lleva el nombre de Nismo, que es la unión (algo que gusta en la marca) de Nissan Motorsport.
La primera vez que se empleó el nombre de Nismo fue en 1984, cuando se decidió unir todos los departamentos de desarrollo deportivo anexos a Nissan bajo un único paraguas.
El departamento de Nismo se encarga de sacar el lado más racing de cada producto de Nissan. No sólo produce modelos completos como el Nissan 370Z Nismo, el Juke Nismo o el brutal Nissan GT-R Nismo de 600 CV. Además de estos vehículos, esta división tan especializada produce kits de potenciación, embragues reforzados, suspensiones de alto rendimiento, complementos aerodinámicos… todo aquello que tenga algo que ver con sacar las máximas prestaciones.
La gran apuesta de Nismo está en las carreras de resistencia, aunque su proyecto de participación en la máxima categoría de las míticas 24 Horas de Le Mans se ha ido posponiendo desde 2014 y tampoco está claro si finalmente participará en la edición de 2017.
Vídeo del Nissan Bladeglider, el futuro de la movilidad
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