Reportaje

Reconformado de aluminio

Reconformado de aluminio
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13 de enero, 2010

Habitual en la reparación de carrocerías de aluminio, esta técnica muestra peculiaridades cuando el coche objeto de arreglo es de aluminio.

El reconformado es una técnica muy conocida en la reparación de golpes y abolladuras de carrocerías de acero. Sin embargo, a la hora del arreglo de una carrocería con alguna pieza de aluminio es preciso saber que los métodos difieren, principalmente por las propiedades intrínsecas de este material.


Las técnicas utilizadas en los talleres de reparación para el reconformado de piezas de acero se ven limitadas con el aluminio. Por ello es necesario conocer y tener presentes sus propiedades para aplicar los diferentes métodos de reconformado del modo más adecuado.


En la conformación de paneles de acero se aplican métodos que consisten en la conformación de la chapa en la zona dañada junto con, en ciertos casos, diversos tratamientos térmicos. Para el desabollado de piezas de aluminio se recurrirá a estos métodos pero condicionados, pues el comportamiento del material es algo distinto: en comparación con el acero se necesitan mayores espesores de chapa de aluminio para lograr un comportamiento mecánico semejante.


En ocasiones se utilizan aleaciones de aluminio en las que se pueden realizar tratamientos térmicos de endurecimiento, que aportan al aluminio una mayor resistencia y dureza. Así, presentan  mayor dificultad para deformarse. Sin embargo, cuando lo hacen su desabollado es más complicado. En las piezas de aluminio hay una mayor probabilidad de que aparezcan roturas o desgarros si el golpe es muy intenso. Asimismo, al tener menor dureza superficial que el acero pueden aparecer con facilidad marcas o huellas en la superficie del aluminio durante el batido de paneles. El reconformado en el aluminio es pues una operación más delicada, pues se puede producir un sobreestiramiento de la chapa en la zona a reparar si no se actúa adecuadamente.


En los tratamientos térmicos utilizados para corregir sobrestiramientos, el aluminio obliga a utilizar una mayor aportación de energía por su elevada conductividad térmica, ya que gran parte del calor se pierde al distribuirse por toda la pieza. Si se utiliza un equipo de corriente eléctrica para realizar estos tratamientos, se tendrá que usar una intensidad de corriente más elevada por la menor resistencia del aluminio al paso de la corriente.


Al desabollar se extremarán las precauciones con las herramientas de reconformado, evitando golpeos poco precisos o incontrolados. Son preferibles muchos golpes suaves que pocos y contundentes. El uso de martillos de repasar convencionales de acero se limitará al mínimo imprescindible, y en caso de tener que utilizarse se aplicarán efectuando un golpeo suave. Se usarán preferentemente herramientas más ligeras y de materiales con menor dureza -mazos y tases de aluminio, goma, madera o nylon– y con los bordes redondeados o romos, así como con las superficies sin marcas, de modo que no puedan dañar al panel de aluminio.

El proceso del desabollado comienza realizando previamente un reconformado en basto de la zona dañada sin provocar sobrestiramiento de la chapa de aluminio. Para ello se recomienda usar mazos de nylon, con una amplia superficie de contacto y una dureza menor que la del aluminio, de forma que se disminuye la fuerza aplicada sobre la pieza. Para la actuación sobre deformaciones puntuales se usarán martillos de aluminio, o limas de repasar con muy poco estriado, para repartir el golpe en zonas más amplias. Si se puede es preferible, en vez de dar golpes con el martillo, hacer presión con alguna palanca con el borde romo o redondeado, en este caso es necesario tener cuidado de no elevar el panel demasiado, provocando dilataciones.

En el enderezado del aluminio mediante martillo y tas se sigue en gran medida el mismo proceso que el que se utiliza para el acero, con la diferencia de que puesto que el aluminio es menos dúctil que el acero no recupera su forma original una vez golpeado. Por ello, no responde bien al martilleo fuera del tas: atención para no causar daños adicionales rebajando pliegues con el martillo y tas.
El martilleo sobre la sufridera requiere un ligero golpeteo, pues la superficie se endurece rápidamente. Demasiados golpes, o golpes fuertes, pueden dilatar la chapa, de modo que son preferibles golpes suaves que pocos y contundentes. Cuando se golpea con el martillo alrededor de la sufridera se facilita el aplanado de las protuberancias del panel y se causa menos endurecimiento y alargamiento al trabajar con aleaciones de aluminio. Para disminuir la posibilidad de provocar abolladuras adicionales en una protuberancia que se resista se aplican golpes amortiguados. Es decir, se aplica un mismo golpe, pero en una zona más amplia, para el que se utiliza la denominada cuchara de desabollado.


Cuando en la zona dañada no haya acceso para reparar por la cara interna de la pieza no se podrá utilizar el método de tracción por arandelas convencional, soldadas por resistencia eléctrica, pues la alta conductividad eléctrica del aluminio requiere intensidades demasiado elevadas. En lugar de las arandelas se usarán placas de aluminio, de similares características a la de la pieza a reparar, con un orificio para introducir el martillo de inercia y acabadas en punta. Esta se suelda a la zona más profunda de la abolladura mediante soldadura con arco eléctrico MIG. Así mismo, hay equipos que permiten soldar en el aluminio pernos roscados mediante la soldadura de descarga de condensadores para el desabollado por sistemas de tracción.


Es importante señalar que, debido a la fragilidad del aluminio, al trabajar en frío sobre él, aunque sea observando todas las recomendaciones anteriores, se puede provocar la aparición de grietas. Para reducir el riesgo se realiza un atemperado previo de la zona deformada, consiguiendo un aumento de la maleabilidad que facilita el reconformado de la pieza. Al aplicar el calor es conveniente utilizar lápices térmicos para controlar la temperatura que alcanza el aluminio.


Si al realizar el reconformado se provocan sobreestiramientos residuales se aplicará algún tratamiento térmico para recoger el aluminio. Para ello, se calienta la pieza en la zona estirada y, a continuación, se enfría rápidamente el área. En el aluminio es necesaria mayor aportación de calor en los tratamientos térmicos, lo que condiciona los equipos y métodos a utilizar. El calentamiento mediante el electrodo de cobre -por resistencia eléctrica- se puede utilizar en el aluminio para la corrección de pequeñas deformaciones puntuales en las que no es necesario un tratamiento muy enérgico ni difundido. Sin embargo el electrodo de carbono no es aconsejable debido a su bajo poder energético, y también a que provoca la aparición de unas marcas superficiales pronunciadas. Cuando el sobreestiramiento es muy pronunciado, el equipo más recomendable es el soplete oxiacetilénico, utilizado junto con la ayuda de los lápices térmicos para evitar fundir la pieza. En resumen,  al realizar el golpeo de una pieza de aluminio, para evitar endurecerla o sobreestirarla es imprescindible atemperar la zona dañada para facilitar el desabollado.

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