Reportaje

Qué tienen en común los coches y los bikinis

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18 de julio, 2016

¿Qué tienen en común los coches y los bikinis? Los coches y los bikinis son asociados con frecuencia por la relación de los vehículos y la mujer. En los salones de automóviles, uno de los recursos más habituales para captar la atención sobre un modelo es una bella azafata. Hoy te contamos la relación del mundo del automóvil con la prenda de baño más femenina: el bikini.

El bañador de dos piezas conocido como bikini (como el atolón de las Islas Marshall, en el Pacífico) se ha convertido en la prenda de baño preferida por la mayoría de las mujeres y hoy en día prácticamente nadie -por fortuna – se escandaliza ni ofende por ver a una persona con él. Las cosas eran muy distintas cuando Louis Réard lanzó al mercado el primer bikini en 1946, unos años en los que la ropa de baño, incluso la de los hombres, era mucho más «recatada».

El punto en común entre el automóvil y el bikini es, precisamente, su creador. Louis Réard era un ingeniero que trabajaba en el sector de la automoción cuando tuvo que dejar su empleo para hacerse cargo del negocio familiar, una tienda de lencería propiedad de su madre.

Tras algunos años en los que ni la guerra ni la posguerra ayudaron a que el negocio prosperase, Réard tuvo la idea de crear un nuevo tipo de traje de baño, similar a las prendas de lencería más íntima que acostumbraba a vender. El nuevo atuendo, compuesto por apenas cuatro piezas triangulares de tela, recibiría el nombre de bikini y llegaría a ser más conocido que los propios atolones a los que hace referencia.

Henri Chapron, el carrocero de las diosas

Henri Chapron hizo coches menos extravagantes y mucho más bellos, como este Citroën DS cabrio.

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Henri Chapron era un conocido carrocero parisino con un estilo muy particular. Su calidad como constructor hizo que fuese el encargado de realizar carrocerías especiales para coches extraordinarios como los Delage de los años ’30 y, también, las carrocerías más bellas para los Citroën DS (su pronunciación en francés -déesse-es igual que la de la palabra «diosa»). Tanto los cotizados y hermosos DS descapotables como los Citroën del Presidente de la República Francesa fueron obra de este carrocero francés.

La vinculación con el mundo del automóvil no está sólo en que su creador fuese un ingeniero del sector. Para promocionar esta prenda, Louis Réard encargó a Henri Chapron un extravagante yate sobre ruedas. Tomando el chasis de un viejo y enorme Packard V8, Chapron diseñó un barco, con ancla, ojos de buey y todos los elementos necesarios para recrear un yate que jamás tocaría el agua, pero que se hizo famoso por su tripulación de bellas damas en bikini siguiendo el Tour de Francia de 1950, todo un golpe de efecto publicitario.

Las estrellas de Hollywood y sex symbols de la época como Brigitte Bardot o momentos irrepetibles, como la mítica escena de James Bond con la despampanante Ursula Andress saliendo del océano con su bikini blanco, terminaron por apuntalar el éxito de esta prenda ideada por un ingeniero y promocionada a bordo de uno de los coches más extravagantes jamás diseñados.

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