Del Peugeot 301 al 309 y al nuevo 308, una saga fundamental

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Rubén Fidalgo
07 de febrero, 2022
La saga 300 de Peugeot es una de las más importantes de la marca, un pilar fundamental sin el que Peugeot no sería como la conocemos. Damos un repaso a la historia de estos Peugeot que nacieron con el 301 y llegaron hasta el 309, pero que se perpetúa gracias al 308.
En 1932 Peugeot lanzaba al mercado el Peugeot 301 y daba comienzo así una de las sagas más prolíficas de la marca, que se ha mantenido hasta nuestros días con el actual Peugeot 308 y que fue la única en llegar a tener un nueve con el Peugeot 309, por un motivo muy especial que te damos a conocer en este repaso a la historia de la saga 300 de Peugeot.
Peugeot 301 (1932-1936 y 2012-): la saga comienza y tiene secuelas

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Aunque en 2013 se volvió a repetir el nombre de Peugeot 301, este nuevo modelo en realidad se diseñó para mercados emergentes como un mellizo del Citroën C-Elysee, un modelo que la marca del león decidió no comercializar en España, donde sí hemos podido conocer al modelo de los chevrones. El Peugeot 301 original presentado en 1932 logró un gran éxito para la época, con más de setenta mil ejemplares vendidos en los cuatro años que estuvo en producción y afianzando la imagen de marca seria y fiable de la compañía Peugeot.
Peugeot 302 (1936-1938): aires de guerra

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El Peugeot 301 era robusto y fiable, con una calidad de fabricación por encima de la media en la época, pero poco audaz y arriesgado. Todo cambió en 1936 cuando llegó su sucesor al mercado. Con el Peugeot 302 las líneas rectas de su predecesor daban lugar a unos trazos muy fluidos en los que se carenaban por completo las ruedas traseras y los faros se integraban tras la rejilla del radiador para dejar más limpios y fluido el paso de aire hacia las aletas delanteras.
Esta característica vista delantera del Peugeot 302 fue muy llamativa y hacía del modelo francés un coche único. Salvo por la audacia de sus líneas, el nuevo modelo seguía las premisas de una familia que no daba un paso sin saber que el suelo era de roca firme, así que nada de riesgos en su tecnología, bastante conservadora. Sin alardes ni riesgos, pero con una gran calidad de fabricación, al Peugeot 302 se le cortaron las alas los afilados chevrones de Citroën y su exitosísimo Traction y la precaria situación económica de un país en el que ya empezaban a olerse los tiempos de guerra que se avecinaban. Apenas 18 meses después de su lanzamiento cesaba su producción, manteniéndose en venta durante 1938 simplemente para deshacerse del stock disponible.
Peugeot 304 (1969-1980): salto a la era moderna

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La guerra supuso un parón importante y el paréntesis en Peugeot se alargaría hasta 1969, cuando se presenta el Peugeot 304, un modelo compacto de concepción muy moderna y diseño muy inteligente que contaría con una generosa oferta de carrocerías, al ofrecerse como berlina, break, coupé y cabrio. Desarrollado como una especie de versión alargada del Peugeot 204, el 304 fue un modelo de gran éxito y vendió más de un millón de unidades en once años que estuvo en el mercado, y eso que le tocó lidiar con durísimos rivales en su propio país, como el Citroën GS o el Renault 12, también millonarios en ventas.
La robustez y la calidad de fabricación volvían a estar por encima de la vanguardia y los riesgos desmedidos. El Peugeot 304 fue un coche robusto y han llegado hasta nuestros días muchos ejemplares en perfecto estado de uso.
Peugeot 305 (1977-1989): demasiado caro para los españoles

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En 1977 Peugeot presentaba el sucesor del 304, el nuevo Peugeot 305, con un diseño que recordaba al de su hermano mayor, el Peugeot 505, pero a escala y con tracción delantera. En sus líneas, como era frecuente en Peugeot, estaba implicado el genio de Pininfarina y no pudimos disfrutarlo en España, donde su importación era complicada y fue relegado por modelos como el Solara. No tuvo una vida fácil tampoco en su país de origen, solapándose su producción con el Peugeot 309, que en realidad debería haber salido al mercado con la marca Talbot, de modo que Peugeot tuvo durante casi 4 años dos modelos en el catálogo de la saga 300 simultáneamente, el 305 y el 309. Aunque concebido años antes, el 305 era un coche más sofisticado, de mayor calidad y lujo que el 309.
Peugeot 309 (1985-1993): el hijo bastardo

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Como te anticipaba en el apartado del 305 y en el reportaje del Peugeot 309 GTi, la marca francesa se saltó varios números pasando del 305 directamente al 309, un gesto que tenía la clara intención de poner algo de distancia entre este nuevo modelo y sus hijos legítimos. El Peugeot 309 se había desarrollado para nacer bajo el paraguas de Talbot y en su concepción se impuso un ajuste de costes brutal. Buen ejemplo de ello es que tuvieron que diseñarlo con la condición de poder usar todas las partes posibles (entre ellas las puertas) del Peugeot 205. Cuando el modelo estaba casi listo para su comercialización, los números no cuadraban en la sede de Peugeot y se decidió poner punto y final a la venta de modelos con la marca Talbot, una marca renacida para poder comercializar los vehículos desarrollados por la división europea de Chrysler con la que se había hecho Peugeot hacía unos años con la condición de no usar el nombre de Chrysler comercialmente.
Pese a que el 309 se desarrolló con una contención de costes extrema y Peugeot no quiso reconocerlo mucho como hijo propio, lo cierto es que este modelo demostró tener unas excelentes cualidades y se mantuvo en el mercado hasta 1993 con unas buenas cifras de ventas y convirtiéndose en toda una referencia por sus prestaciones, uno de los mejores GTi de su época, superior incluso al intocable Golf de Volkswagen.
Peugeot 306 (1993-2001): qué buen recuerdo

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Si el Peugeot 309 GTi 16v había dejado el listón muy alto, su sucesor se encargó de sentenciar definitivamente que los franceses tenían el mejor compacto GTi del momento con el nuevo Peugeot 306, un coche con un temperamento deportivo inigualable y considerado por muchos el coche con el toque más sport y excitante de Peugeot, muy por encima del mítico 205 GTi. Potente, ágil, ligero y rapidísimo, el 306 de calle era una maravilla, pero también en competición se convirtió en uno de los rivales más duros en los rallys y pistas de la época.
No sólo fueron excepcionales los 306 más potentes, también los diésel y las versiones más básicas del Peugeot 306 prestaron un excelente servicio a sus amos, un coche servicial, robusto y con un diseño que aguantó muy bien el paso de los años, tanto por aspecto como por calidad de materiales y acabados.
Peugeot 307 (2001-2008): empezando con mal pie

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Si el Peugeot 306 había dejado a la marca en lo más alto del mercado, su sucesor no pudo empezar peor su andadura. Por extraño que parezca, los responsables de Peugeot parecía que no habían aprendido nada del fiasco del complicado sistema electrónico de la primera serie del Citroën XM y el Peugeot 307 llegó al mercado plagado de problemas y fallos en su sistema multiplexado. Era frecuente que dejasen de funcionar cosas al activar otras, que se colgase su electrónica y acabó por convertirse en una pesadilla para sus amos y para la propia red de la marca, que no daba abasto para atender reclamaciones y reparaciones. Pese a todo, el modelo fue un éxito de ventas con más de 3,5 millones de unidades vendidas.
Quienes no tuvieron fantasmas electrónicos en su 307 pudieron disfrutar de un coche práctico, con un buen rodar y muy confortable que se podría considerar un adelantado a su tiempo por su diseño sobre elevado para hacer más cómodo el acceso al interior. No era un SUV, pero su altura era superior a la de sus rivales y se aproximaba bastante a lo que ahora conocemos.
Peugeot 308/1 (2007-2013): menuda remontada

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Apenas seis años después del lanzamiento del 307 Peugeot se apuraba en lanzar a su sucesor para borrar del mapa cualquier mal recuerdo de las primeras etapas de su antecesor. Mantenía un diseño de carrocería bastante alta y un interior muy espacioso y práctico, llegando a contar con hasta 7 plazas en las versiones SW.
La primera generación del Peugeot 308 se convertiría en un excelente punto de partida para las sucesivas generaciones que mantienen su nombre, pero introdujeron cambios evidentes en cuanto a concepción.
Peugeot 308/2 (2013-2021): revolucionando la postura al volante

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Con la segunda generación del Peugeot 308 se dio un golpe de timón. Se abandonó el diseño de una carrocería elevada y se regresó a un diseño más convencional y estilizado dentro de los compactos, pero sin dejar de lado la comodidad y el aprovechamiento del interior, algo que quedó patente con el diseño i-Cockpit en el cual se reinventó la postura al volante. Como en su hermano menor, el 208, el i-Cockpit del Peugeot 308 contaría con un volante pequeño y achatado que dejaba a la vista por encima del aro y no bajo éste una instrumentación posicionada muy alta, casi en la base del parabrisas.
Peugeot 308/3 (2021-): la saga sigue

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Si en la segunda generación se introdujo el i-Cockpit y llegaron las asistencias avanzadas a la conducción y la conectividad, en la nueva generación se da una vuelta de tuerca más a ellas y, además, se apuesta claramente por la electrificación y la reducción de las emisiones. Más tecnológico, con un diseño más audaz y sin dejar de lado las cualidades como la dinámica y el confort que siempre han caracterizado a los compactos de Peugeot.
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