Reportaje

El mercado de las falsificaciones llega a los coches

La falsificación afecta a todo tipo de marcas

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11 de noviembre, 2015

Las falsificaciones de productos es una de las lacras que afecta gravemente a nuestra sociedad, desde ropa o complementos hasta la manipulación de algunas piezas de los coches. Empresas falsificadoras se hacen pasar por profesionales y venden elementos de los automóviles que no han pasado por ningún control. Cuidado: te juegas tu seguridad y la de los tuyos.

Tristemente estamos ya más o menos acostumbrados al mercado de las falsificaciones. Ropa, perfumes, relojes y todo tipo de complementos son susceptibles de tener su “réplica de bajo coste”. Hasta ahí, vale, pero… ¿y si bajo nuestro capó también se esconde alguna imitación?

Parece una tontería, pero el asunto es tan grave que las principales marcas de automóviles europeas ya han creado los departamentos pertinentes que trabajan en colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad de cada estado para detectar, eliminar y buscar a los responsables que están poniendo en circulación recambios no oficiales bajo el sello de la marca falsificada.

Falsificación de un filtro de Mercedes

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Hasta ahora, las principales piezas “clonadas” eran filtros de aire y aceite, llantas, correas de servicio y dos o tres “chuminadas” más. Pero de ahí, y supongo que dado el éxito, estos “fabricantes” han decidido ampliar el catálogo e ir a más, ofreciendo pastillas de freno, amortiguadores, barras de dirección, parabrisas o hasta depósitos de combustible. Todo ello, por supuesto, con un copia más o menos burda del logo y en un empaquetado “del estilo” del original.

Pérdidas de facturación y… peligro para el usuario

Como os podéis imaginar, más allá de la pérdida de ingresos en postventa que significa este mercado para el fabricante original (pierden alrededor de un 10% de la facturación),  contar con estas piezas supone un riesgo importante para el consumidor. Porque, por supuesto, estas “réplicas” no han pasado control de seguridad alguno. El estafador ha decidido que, puesto que la forma es casi la misma, los materiales parecen similares y el tamaño encaja, cumplirá los mismos estándares o casi que la pieza original. Craso error. Clara engañifa.

Resulta casi imposible distinguir la falsa de la verdadera

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Estos recambios que en su inmensa mayoría vienen de China, además de Emiratos Árabes, India y el sureste asiático, son netamente peores que los originales. De hecho, me hicieron una demostración con un sencillo filtro de aire y, mientras el original, sometido a una ligera torsión, se doblaba y volvía al su forma “ipso facto”, la copiase partía y prácticamente se desintegraba en las manos.

Y si eso pasa con un filtro del aire… haceos cargo de lo que puede ser una pastilla de freno.

Puedes recurrir a aquello de “lo barato sale caro”, pero es que –y ahí está la “gracia”- estas falsificaciones se venden a un precio tan sólo ligeramente inferior a las piezas originales. Una diferencia tan pequeña como para creer que simplemente se trata de una oferta por una pieza auténtica. Y así se las están colando a profesionales y mecánicos que, actuando de buena fe (quiero pensar), han escogido esa pieza “con descuento” que les han ofrecido “por ahí” en lugar de recurrir a la suministrada por el servicio oficial de la marca. Y  por “por ahí”, me refiero, a internet, como seguro que más de uno ya habréis adivinado.

Hoy por hoy, la estafa de las falsificaciones mueve tanto dinero como el narcotráfico, y lo preocupante es que el fenómeno va en aumento, ya que las penas a las que se enfrentan estos delincuentes, en caso de ser atrapados, son bastante menores que las referidas al tráfico de drogas.

Cómo detectar el engaño

No es fácil detectar el engaño, pues algunos recambios falsos dan una gran apariencia de productos auténticos y, en ese punto, adonde debemos atender es al origen de esa pieza, es decir, ¿de dónde se ha sacado?

Esa es la recomendación de las marcas para no complicarnos la vida: desconfiar de “puntos de venta alternativos” a los canales oficiales.

Esto es parecido a comprar un Rolex a un desconocido africano en mitad de la calle y a mitad de precio. Todos sabemos que lo que nos vamos a llevar en la muñeca 100% Rolex no va a ser…

Ahora bien, ¿cómo sabemos nosotros si ya nos la han colado? Pues, en ese caso y ante una sospecha más que fundada, tocará pasar por el concesionario oficial, donde verificarán cada una de las piezas montadas y, si hay que reclamar al mecánico, te darán las referencias o te venderán los recambios originales (luego se pueden devolver) para que los enseñes en el taller y puedan comprobar sin lugar a duda que no son como los que ellos te ha montado. Y dudo que protesten, porque se les puede caer el pelo.

Falsificación de almohadillas

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Otra cosa es que el profesional de turno le haya ofrecido al cliente esta modalidad de reparación o mantenimiento “barato”. Y el cliente haya aceptado.

Cuidado ahí. Ya hablamos tiempo atrás de reparaciones baratas y de que ahí están las piezas de desguace reacondicionadas para hacernos algún que otro apaño, y que está bien escoger esta vía.  De hecho, me fio más –por ejemplo- de una bomba de gasolina con doscientos mil kilómetros a cuestas recuperada de un coche igual que el mío, pero siniestrado, que de la que me puedan ofrecer, en su cajita y con sus logos, estos vendedores de humo. Del humo que va a echar nuestro coche cuando explote el motor y arda. Y no exagero, que esto ya pasa con las baterías de móvil piratas…

Por todo ello, cuidado: ante una reparación o mantenimiento de nuestro vehículo, hemos de exigir que éste se lleve a cabo con piezas originales, de una marca reconocida de la industria auxiliar o con las oportunas piezas de desguace.

Y si, en algún momento, ves que en el protector de tu electroventilador, junto a una estrella torcida se lee algo como “Melcedes”, no lo dudes, te han dado una buena ración de gato cuando tú habías pedido liebre.

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