Los 50 años del Lamborghini Miura: regreso a The Italian Job y Zahariche

7 fotos
Rubén Fidalgo
23 de mayo, 2016
El Lamborghini Miura celebra su 50 aniversario rodando por las carreteras por las que se filmaron las primeras escenas de la película "The Italian Job". Dos iconos para los amantes del automóvil se reúnen de nuevo después de medio siglo en un evento épico. Además, el Miura visitó Zahariche, la ganadería sevillana donde cobró vida el deportivo y de donde tomó su apellido.
Tal vez sea el deportivo más espectacular de los años sesenta por lo que supuso su preciosa silueta exterior (firmada por Bertone) y la revolucionaria ubicación de su brutal V12 en posición transversal por delante del eje trasero. El Lamborghini Miura se convirtió en 1966 en un icono por su belleza, pero en 1969 sería cuando logró llegar a enamorar y romper más corazones con el estreno de la película «The Italian Job» con Michael Cane como principal actor.
Sólo hubo otro miembro del rodaje capaz de eclipsar el trabajo del genial artista británico: el impresionante Lamborghini Miura de color rojo rodando por las míticas curvas del Passo del Gran San Bernardo en los Alpes con la canción «On Days Like These» de Matt Monro acallando su V12. Durante apenas dos minutos uno no puede dejar de admirar la belleza de este coche justo en el comienzo de la película, hasta que, tras entrar en un túnel, éste choca contra una excavadora y es arrojado por la ladera de la carretera en llamas.
Por suerte no destrozaron una unidad impecable, sólo tiraron un cascarón sacado de un desguace, pero la escena no deja de ser dura para los que amamos los coches clásicos. El Lamborghini Miura celebra este año su medio siglo de vida y, además de ser uno de los principales protagonistas en la Techno Classica de Essen 2016 (con más de una decena de ejemplares expuestos), otro de los eventos conmemorativos ha sido, precisamente, reconciliar al Miura con las curvas de la entradilla de «The Italian Job», un homenaje al que han sido invitados tres personajes excepcionales: Gian Paolo Dallara, Paolo Stanzani y Marcello Gandini.

7 fotos
Gian Paolo Dallara y Paolo Stanzani no eran muy conscientes en su momento de lo que estaban haciendo cuando diseñaron el alma del Lamborghini Miura. Ya se habían montado motores en posición central trasera anteriormente, pero nunca se había atrevido hasta entonces a hacerlo en posición transversal y, menos todavía, en un coche matriculable.
El lanzamiento del Lamborghini Miura en 1966 fue algo sensacional. Tenemos que ser conscientes de que esta obra maestra llegó al mercado sólo 3 años después de que Ferruccio Lamborghini decidiese fabricar sus propios deportivos tras un enfrentamiento personal con Enzo Ferrari por su descontento con uno de sus coches y el desdén ofrecido por Enzo. El Miura fue un rotundo «zas, en toda la boca» de Lamborghini a Ferrari, dejando obsoletos a todos los modelos de la mítica escudería italiana en un solo golpe. Tras el Miura Ferrari no tuvo más remedio que copiar su esquema técnico y abandonar los motores delanteros durante décadas.
Una obra de ingeniería tan genial se merecía una carrocería digna de semejante proeza. Esta escultura fue obra del genio Marcello Gandini, responsable de diseño de Bertone en aquellos años. El Miura no se parecía a ningún otro automóvil jamás fabricado. Sólo sus tulipas traseras eran las mismas que las del Fiat 850 Spider, el resto del coche era único, desde sus característicos faros escamoteables (copiados por los alemanes 12 años después en el Porsche 928), las manillas de las puertas integradas en las rejillas de ventilación de la mecánica o las llantas de magnesio con palomilla central.
Lamborghini este año celebra los 50 años del que sigue siendo considerado su obra maestra pese a los excepcionales modelos que salen cada año de las puertas de su factoría de Sant´Agata Bolognese, cerca de Maranello.
De vuelta a las raíces
En Lamborghini, han querido que el Miura terminara la temporada de su 50 aniversario con un viaje muy especial. La vuelta a sus raíces. El pasado 2 de diciembre, un modelo Miura SV sacado del Museo de la localidad boloñesa recorrió 600 kms de carreteras españolas junto a otros seis «toros»: tres lambos Aventador y otros tres Huracán. La partida desde Madrid finalizó en la legendaria ganadería sevillana de toros de lidia que da apellido al predecesor del Countach, Zahariche, situada en el municipio de Lora del Río.

7 fotos
Allí, junto a los actuales propietarios y ganaderos, hijos de Don Eduardo Miura Fernández que conoció a Ferruccio Lamborghini en 1966 -momento en el que nace la idea del deportivo insignia-, Eduardo y Antonio Miura Martínez, la máquina diseñada por Bertone cerró su medio siglo de vida. En el mismo lugar que cobró vida.
Vídeo del viaje a Zahariche
Galería de imágenes
Últimos vídeos
Artículos similares
Comentarios
El Lamborghini Miura lo alquilaron para las escenas iniciales y luego utilizaron un viejo Miura que encontraron en un desguace ya aplastado. De hecho, si se fija uno en la escena, el coche está aplastado de arriba abajo, cuando debería estar deformado en el morro tras haber chocado frontalmente con la excavadora, pero el frontal está intacto. En cuanto a los Mini y los Alfa Romeo que dañan durante el rodaje, también sufrieron heridas reales.
Por desgracia el único que no desguazaron realmente fue el Miura. El Aston Martin DB4 Cabrio con matrícula 163 ELT fue un coche que compraron de segunda mano y sí destruyeron en el rodaje, al igual que el Jaguar E-Type Roadster con matrícula 848 CRY y el E-Type Coupé 619 DXX. Estas 3 joyas fueron realmente aplastadas y destrozadas por la excavadora. De los tres, en principio el único que se recuperó fue el 848CRY, una matrícula personalizada y elegida a propósito por el director de la película, Peter Collinson, quien también obligó a que saliese el nombre de su mujer en la película (Hazel, nombre que emplea Michael Cane cuando coge un rizón empleado para trepar por los muros de la prisión antes de visitar al Señor Bridger para proponerle «el trabajo en italia».
Siempre había pensado que la destrucción de aquellas maravillas del motor en The Italian Job (también estoy enamorado del e-type) eran trucos publicitarios, pero alivia tener la confirmación de que fue así.