Coches que se conducen solos

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Rubén Fidalgo
21 de agosto, 2012
¿Te imaginas que tu coche te llevase a donde quieres mientras consultas el correo, lees el periódico o juegas al monopoly con tus hijos? La tecnología existe ya, pero hay algunas barreras que salvar, por ejemplo: ¿quién pagaría las multas?
Aunque suene a película de ficción científica, lo cierto es que esto de los coches que se conduzcan sin necesidad de un conductor viene de muy antiguo, incluso de antes de que existiese el automóvil, como demuestra el milagro de San Isidro en el que las vacas araban solas mientras él se dedicaba a otros menesteres. Bromas aparte, la idea es la misma.
Existen dos motivos por los que resultaría muy conveniente que los coches tuviesen piloto automático:
- Para liberar al conductor y que pueda disfrutar del viaje igual que el resto de los pasajeros, leer su correo, el periódico o jugar con sus hijos.
- Para reducir los accidentes. Nos guste o no, sólo un porcentaje ínfimo de los accidentes se debe a fallos mecánicos. En la inmensa mayoría de los siniestros la culpa es del conductor.
Varios medios de transporte disponen de pilotos automáticos desde hace varias décadas, ¿porqué no los automóviles? El principal escollo para trasladar esta tecnología al automóvil es que tanto los barcos como los aviones tienen rutas establecidas: para ir a un destino siempre lo hacen por el mismo camino o por variantes muy definidas y hay muchas menos posibilidades de choque porque la densidad de su tráfico es mucho menor (el océano es más grande que la M30 y no hay tantos barcos como coches, motos, camiones, peatones…)
La realidad a día de hoy es que la tecnología existente, sobre todo los sistemas de posicionamiento GPS y los dispositivos inteligentes en el automóvil-cámaras de vídeo, radares de proximidad, visión ultra violeta…-podrían permitir circular a los coches sin conductor, de hecho, en España, la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con el CSIC y otras empresas hizo pruebas bastante satisfactorias con un Citroën C3 Pluriel auto-guiado.
Coches auto guiados: una historia con mucha imaginación
El primer automóvil que fue presentado realmente como un vehículo con tecnología capaz de hacerlo circular sin conductor fue el Cadillac Cyclone, desvelado en 1959 con motivo del salón Motorama que GM organizaba como escaparate de sus más delirantes diseños.

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Este prototipo de diseño aeronáutico (los aviones a reacción estaban de moda) montaba dos radares en el frontal para detectar obstáculos en su camino y poder esquivarlos. Esta tecnología de ciencia ficción es hoy algo cotidiano en los sistemas de control de crucero activos-los que mantienen una distancia constante de seguridad con el coche que nos precede-,incluso Volvo lo ha llevado un paso más allá con su dispositivo anti-atropellos.
Existen tramos de pruebas en los que la carretera incorpora una serie de transpondedores que interactúan con los coches de pruebas y los van guiando. Este tipo de sistemas es muy caro y requiere de un mantenimiento muy controlado de las carreteras, un hándicap importante de cara a su viabilidad.
Los sistemas que más futuro tienen para llegar al automóvil sin conductor son los basados en localizadores GPS y radares y cámaras en el vehículo. Además, todos los coches deberían equipar un transpondedor que dijese a los demás dónde está, velocidad, trayectoria, etc… de modo que los coches interactuasen unos con otros. Todo esto ya existe y lo utilizamos sin darnos cuenta muchas veces.
Según los gurús del automóvil, pese a contar ya con la tecnología para que sea una realidad, no será antes del 2025 cuando de verdad se lance al mercado un automóvil que no precise de un conductor para ser guiado. Actualmente, el muro es más social y psicológico que tecnológico, como ocurría en 1959.
Las barreras para el coche sin conductor
Aunque la tecnología existe, puede que no estemos preparados para la llegada de los coches sin conductor, vamos a ver cuáles son estos motivos.

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Hoy por hoy el principal obstáculo para que se comercialice un automóvil que circule sin conductor es psicológico y se denomina «síndrome de la pantalla azul«. Que levante la mano el primero al que nunca se le haya colgado el ordenador y haya tenido que reiniciarlo. Sí tú, el de la manzanita también, que yo lo he visto. ¿Dejarías tu vida en manos de un ordenador en un adelantamiento en una carretera de doble sentido? Pone los pelos de punta pensarlo. Sin embargo, es mucho más probable que un automovilista cometa un error y calcule mal la velocidad, no lleve la marcha adecuada, no haya medido bien la distancia, etc. que el ordenador se cuelgue en ese momento. En resumen, nosotros, como humanos, somos más «falibles» que las máquinas, aunque siempre nos creemos por encima de éstas.
El segundo inconveniente es que haría falta que todos los vehículos equipasen un transponder para advertir de su posición, velocidad y trayectoria, como tienen los aviones.
El tercer motivo es legislativo. Habría que cambiar algunos detalles del código de circulación, empezando por el carnet de conducir.
La cuarta razón es que hay gente a la que no le gusta que nada -ni nadie- registre sus movimientos, aquí habría un problema legal respecto a la intimidad.
Un quinto problema que no se nombra, pero que me parece tan legítimo como los anteriores, es que a los gobiernos no les interesa. ¿Quién pagaría las multas,el fabricante del automóvil? Aunque, en teoría, el coche sin conductor respetaría escrupulosamente las normas… pero siempre hay margen para el error y, de no haberlo ¿cómo recaudaría el gobierno todo el dinero que consigue con las sanciones y que necesita?
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Comentarios
Muchas gracias por tu comentario. La aplicación más interesante me parece la interacción entre los vehículos y las señales de tráfico. Podríamos ahorrar millones de euros en combustible y tiempos muertos.
Un artículo muy muy interesante. Sin duda alguna es uno de los caminos que junto al desarrollo de tecnologías más eficientes debe vivir el mundo del motor.
Me la imagino y me sonrío porque a veces te encuentras con algún coche del Reino Unido por nuestras carreteras y cuando lo adelantas y no ves a nadie conduciendo, hasta que lo rebasas completamente y lo ves, pasas unos momentos de incertidumbre si no te has fijado en la matrícula.
Las últimas pruebas que hizo Volvo con éxito era hacer que dos coches sin conductor siguieran sin problemas y mediante sensores a uno que si iba conducido. Lo bueno sería la cara del que adelantase a uno y no viese a nadie al volante!!