Reportaje

Coches míticos: Porsche 928, ¿mejor que el 911?

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11 de julio, 2020

Aunque no llegó a hacer sombra al mítico 911, el Porsche 928 fue un automóvil excepcional, el único de la marca en ser galardonado con el título de coche del año y repleto de cualidades que lo convierten en un coche excepcional. Aquí va nuestro homenaje.

En el Salón de Ginebra de 1977, Porsche presentaba al público el Porsche 928 que, fruto de miles de horas de trabajo y desarrollo, tenía la misión de completar la gama de la nueva era de la marca, junto con el Porsche 924, y dejar atrás el obsoleto concepto del Porsche 911. La marca quería arrinconar su deportivo de motor colgado por detrás del eje trasero, más propio de un coche de preguerra, y que sus deportivos destacasen por un equilibrio perfecto, adoptando la disposición transaxle estrenada en el 924, con el motor casi por detrás del eje delantero y la caja de cambios y el diferencial en el eje trasero, a modo de contrapeso. Esta disposición mecánica, además de un mayor equilibrio de pesos, permitía un diseño más proporcionado y dejar espacio para 4 plazas y un buen maletero.

Una de las ventajas del diseño del motor trasero del 911 era que permitía una superficie frontal mínima, ya que al no ser necesario dejar espacio para el motor y el radiador delantero se podía hacer un capó muy afilado. En el Porsche 928 consiguieron lo mismo abriendo las bancadas de su formidable V8 hasta los 120º, de forma que casi quedaban horizontales.

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Este diseño no sólo permitía un frontal muy afilado, también bajar el centro de gravedad del coche, lo que unido al equilibrado reparto de pesos, dejaba a la plataforma del Porsche 928 en las condiciones ideales para garantizar el mejor comportamiento dinámico.

El resultado fue un coche excelente y muy superior al Porsche 911, pero los fanáticos de la marca le dieron la espalda y el 928, aunque formidable, permaneció siempre a la sombra del diseño de Butzi.

Porsche 928: por fin un Porsche moderno

El Porsche 928 pretendía ser el estandarte de una nueva era.

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Con casi 10 años en el mercado, las ventas del Porsche 911 empezaban a decaer. El Porsche 914 desarrollado en colaboración con Volkswagen no terminaba de cuajar y Porsche empezaba a temer que no tendría nada atractivo que ofrecer al público. Así, en 1971 Ernst Fuhrmann convencía a Ferdinand Porsche de que diese luz verde a su proyecto de nuevo modelo y se daba comienzo al embrión del que nacerían los Porsche 924 y 928 con sistema transaxle.

El motor V8 de 4,5 litros de cilindrada ofrecía una potencia de 240 CV que se transmitían a la caja de cambios trasera mediante un eje hueco y con un embrague de doble disco para hacer el diseño más compacto. La mecánica no sólo proporcionaba unas buenas prestaciones, además tenía un sonido que ponía la piel de gallina.

El chasis era completamente nuevo y en él se empleaba masivamente el aluminio para mantener el peso a raya. De todos modos, el Porsche 928 no fue nunca un coche ligero. No se trataba de un deportivo extremo sino de un GT y el equipamiento de gran lujo y su tamaño hacían inevitable que el dial de la báscula no bajase de la tonelada y media pese a sus componentes de aleación ligera.

Sus líneas redondeadas, sus características llantas (conocidas popularmente como las «telefónica» porque sus orificios recuerdan a los diales de marcado de los teléfonos de la época), sus originales faros redondos escamoteables pero a la vista, su afiladísimo perfil, su lujoso interior… todo en el Porsche 928 era excepcional y dejaba claro que la marca alemana apuntaba a lo más alto con su nuevo modelo.

Lo cierto es que la idea era excelente y estaba muy bien planteada. Porsche sabía que el mercado americano era el más rico del mundo y su nueva criatura era un dardo en la diana de sus clientes potenciales, un coche infinitamente más fácil de conducir a alta velocidad que el 911, muchísimo más cómodo, mucho mejor equipado, más espacioso y repleto de gadgets.

Tras su debut en el Salón de Ginebra en 1977, el nuevo modelo de Porsche empezaba su comercialización pocos meses después ese mismo año, ya como MY 78.

La génesis del Porsche 928 no fue un camino de rosas. Necesitó de casi 7 años en los cuales se hizo prácticamente de todo. Para hacernos una idea de la complejidad del desarrollo de este GT, los ingenieros de Porsche utilizaron como mulas 13 prototipos de lo más dispares. Bajo la carrocería de varios Mercedes 350 SLC, un Opel Admiral, varios Audi 100 Coupé y una especie de Jeep se probaron diferentes soluciones que se incorporarían en el 928.

Las ventas no fueron malas, pero el 928 no consiguió enamorar a los fans más radicales de la marca, que seguían prefiriendo la idea del clásico 911, de modo que en 1995, este formidable GT desaparecía del mapa mientras el 911 seguía su camino hasta nuestros días.

Porsche 928: elegido Coche del Año en 1978

El Porsche 928 era tan excepcional que en 1978 fue elegido coche del año.

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Cuando se presentó al público el Porsche 928 la respuesta fue unánime: era el mejor Porsche de todos los tiempos y uno de los mejores y más avanzados automóviles del mundo. Su disposición mecánica, sus prestaciones, su equipamiento y muchas de sus soluciones hicieron que fuese uno de los coches que más dio que hablar desde su nacimiento.

No sólo la tecnología y las prestaciones eran punteras, también se desmarcaba con algunas soluciones muy originales que llamaron mucho la atención. Entre ellas, una de las más llamativas era que la capilla del cuadro de instrumentos iba anclada a la columna de dirección, que era regulable en altura. Conviene recordar cuál era el mercado más importante del mundo, el americano, y allí los temas relacionados con el confort son muy importantes. Cuando el piloto se sentaba en los excelentes asientos del Porsche 928 y ponía el volante en la posición perfecta, la instrumentación se movía con éste, de modo que siempre quedaba perfectamente visible, un detalle de ergonomía muy peculiar.

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Gracias a su aerodinámico diseño y al empuje de su V8 de 240 CV, el Porsche 928 se convirtió en uno de los automóviles más rápidos del mercado, con una velocidad máxima oficial de 235 km/h y alcanzando los 277 km/h en las versiones de 1987, lo que lo convertían en el coche de producción en serie más rápido hasta la fecha.

Por todas estas virtudes (diseño, tecnología, soluciones vanguardistas, prestaciones…), el Porsche 928 se alzó como Coche del Año en 1978, el único modelo de la marca galardonado con este premio.

Porsche 928: mejor que un 911, pero menospreciado

La calidad, el lujo, el equipamiento y las prestaciones eran superiores a las del 911.

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El Porsche 928 cumplió con todo lo que se esperaba de él y realmente era un automóvil mucho más avanzado que el 911. Más seguro, más fácil de conducir, más rápido (salvo frente a las versiones más radicales del 911, como el Turbo), muchísimo más cómodo… Pero no cuajó del todo.

Muchos opinan que parte del problema estaba en que el coche se concibió con el celo demasiado puesto en el mercado americano y que resultaba demasiado burgués, como bien demuestra el hecho de que las primeras unidades fabricadas eran prácticamente todas automáticas, con un cambio de 4 marchas que ahogaba en gran medida las prestaciones de la mecánica y las sensaciones a sus mandos.

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A lo largo de los años se fueron sucediendo diferentes versiones, hasta llegar a los S4 y GTS con una puesta a punto mucho más sport y que son una auténtica delicia de conducir, pero esa imagen de GT para millonarios de Wallstreet con camisa desabrochada para lucir moreno de UVA y pesados relojes de oro ya estaba demasiado arraigada.

En competición no logró ni de lejos hacer sombra al 911, en parte porque la propia marca no lo promocionó. De hecho, sólo pilotos privados llegaron a inscribirlo en algunas carreras.

Al final, aunque se vendieron más de sesentamil Porsche 928 (que no está nada mal si tenemos en cuenta que era uno de los coches más caros del mundo), es un modelo que ha pasado por la historia sin la gloria que realmente se merece y muy menospreciado por los apasionados de la marca, que lo ven como un 924 con ínfulas.

Sólo en los últimos años parece que se está revalorizando algo en el mundo de los coches clásicos, especialmente algunas versiones, como veremos a continuación.

Porsche 928 GTS: oro puro

Los GTS son coches de prestaciones excelentes y con un comportamiento dinámico muy superior al 911.

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Al primer Porsche 928 presentado en 1978 se le sumó en pocos meses el Porsche 928S, que apretaba el V8 para llegar a la mítica cifra de los 300 CV y se mantuvo hasta 1983 como el coche más rápido a la venta en EE.UU.

En 1988 llegaba el turno del Porsche 928 S4, con la potencia aumentada hasta los 320 CV y, en contra de lo que su nombre pueda hacernos pensar, sólo con tracción al eje trasero, como siempre. Eso sí, el S4 cambiaba ligeramente las formas del Porsche 928 con un lavado de cara que incluía un frontal más moderno, nuevas llantas, mejor equipamiento y unos pilotos traseros de nuevo diseño que le daban un aire más moderno, aunque para muchos perdía parte del encanto del diseño original.

Por fin llegamos a 1992 y el lanzamiento del Porsche 928 GTS, una versión que llegaba hasta los 350 CV de potencia, con importantes mejoras mecánicas y de puesta a punto del chasis que hacían de él el mejor Porsche 928 de todos los tiempos, un modelo que ponía contra las cuerdas al mismísimo 911 turbo de la época, aunque la alegría le duraría poco, porque con la llegada de la generación del 993 Turbo apenas un año más tarde, de nuevo el 928 quedaba relegado al segundo puesto en cuanto a potencia máxima y prestaciones del catálogo de Porsche, desapareciendo del mismo en 1995.

Para hacernos una idea de lo formidable que llegó a ser esta versión, basta con echar un vistazo a sus cotizaciones actuales. Mientras que por un Porsche 928 o 928 s apenas se pagan diez o quince mil euros, los GTS rara vez bajan de los 45.000 euros y se suelen cotizar, en buen estado, el entorno de los 55.000 euros.

Los Porsche 928 más especiales

Strosek hizo preparaciones muy extremas del 928.

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Además de los modelos de serie, el Porsche 928 fue un modelo relativamente popular entre los preparadores de la época. Tal vez el más llamativo sea el realizado por Strosek, que sometía a una terapia genética al Porsche añadiendo pizcas de Lamborghini como las puertas o las llantas inspiradas en el Countach.

Dentro de la propia compañía, también se realizaron modelos únicos como la versión descapotable del Porsche 928 que no se llegó a producir en serie o el extraño Porsche 942 con una mayor distancia entre ejes, más espacio para sus pasajeros y detalles de estilo de series posteriores que fue un regalo de los responsables de la empresa a su amo por el 75 cumpleaños de Ferry Porsche y que puedes ver en la galería fotográfica.

Ver información de los modelos

Comentarios

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  • 4rojo

    …si señor, muy chulo el reportaje y muy completo. Soluciones vanguardistas como unos paragolpes construidos con un elastómero que hacía que recuperasen su forma original tras un pequeño golpe de aparcamiento, cómo curiosidad. Pero el 911 ha hecho valer la frase de que «el movimiento se demuestra andando » y ahí está él…y por muchos años, aunque también hay que decir que cuanto más perfectos son, con cada generación, van perdiendo una parte de su esencia…es sólo mi opinión. Gracias

    • Rubén Fidalgo

      Hola, los primeros en utilizar ese material en los parachoques «auto reparantes» fueron los Saab 99 en 1971, una característica que mantuvieron también en los Saab 900 y 9000 y que los hacía únicos. En impactos a menos de 10 km/h el paragolpes se deformaba y volvía de nuevo a su sitio después de una leve recuperación. Casi mágico.
      Sobre el 911 coincido completamente contigo y confieso que no soy muy fan de lo que ha venido después del 993. Un saludo y gracias por tu comentario.

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