Coche mítico: Renault 8 ¡Feliz aniversario!

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Rubén Fidalgo
11 de abril, 2022
Se cumplen sesenta años del lanzamiento del mítico R-8 y se merece un homenaje. Este coche se fabricó en España por FASA-Renault y fue, además de un práctico utilitario, el coche escuela de toda una generación de pilotos.
Han pasado ya seis décadas desde que en 1962 se presentó un modelo que fue todo un éxito, el Renault 8. Llegó para dar relevo a los Dauphine/Ondine/Gordini, con los que compartía su esquema técnico de motor trasero, pero claramente mejorado. Más espacioso, con mejores prestaciones y una estética más moderna y acorde con la nueva década, el R-8 se convirtió en un éxito de ventas y uno de los coches más habituales por las carreteras españolas y francesas. Para celebrar su sesenta aniversario y refrescar un poco la memoria, le dedicamos este pequeño homenaje a este gran coche fundamental en la historia de Renault.
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Renault 8: ya no las dejaba viudas

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Presentado en mayo de 1962, el nuevo Renault 8 evolucionaba el concepto de berlina utilitaria de motor trasero de los Dauphine/Ondine/Gordini y tomaba como punto de partida la plataforma del Renault Floride presentado en 1959. Gracias a un mejor reparto de pesos (en parte por la nueva ubicación de la rueda de repuesto), mejoras en la geometría de las suspensiones, un centro de gravedad algo más bajo y todo lo que se había aprendido en puesta a punto en sus predecesores, el nuevo Renault 8 suponía una gran mejora en términos de estabilidad respecto a los Dauphine, que se habían ganado el apodo de «coche de las viudas» por la brusquedad de reacciones de su eje trasero.
El motor de 4 cilindros y 1 litro de cilindrada contaba con un nuevo cigüeñal de 5 apoyos y una potencia de 41 CV muy alegres que movían con más agilidad de lo que nos podamos imaginar una carrocería muy ligera que pesaba alrededor de los 700 kg, la mitad de lo que hoy en día pesa un utilitario.
Su nuevo diseño de formas cuadradas permitía un mejor aprovechamiento del espacio y, aunque sus dimensiones seguían estando por debajo de los 4 metros de largo y no diferían demasiado de las de los Dauphine, el interior era mucho más holgado y confortable, con lujos como los asientos completamente reclinables.
De inmediato el R-8 cuajó en el mercado. Gustaban sus formas, gustaba su andar, gustaba su sonido, gustaba su fiabilidad… y tampoco es que tuviese muchos rivales ni mejores en la España de 1962, con las fronteras cerradas a las importaciones. De hecho, menos mal que se fabricó en las instalaciones de FASA-Renault en nuestro país, o tampoco habríamos podido disfrutarlo.
El modelo español difería en pequeños detalles respecto al francés, en parte para hacerlo más asequible a los bolsillos nacionales. Por este motivo perdía elementos como los frenos de disco en las ruedas traseras, que aquí fueron un lujo que sólo disfrutó su hermano mayor, el R-10.
Renault 8 Gordini: el que nos perdimos

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En Francia el R-8 fue un éxito sensacional también y pronto se vieron en él las posibilidades que ofrecía como pequeño deportivo. Renault encargó a su colaborador Gordini una preparación especial del modelo. El motor aumentaba su cilindrada hasta los 1.300 cm3 y Gordini ponía su magia en la culata, la distribución, la carburación y el escape para pasar de los 41 CV originales a unos espectaculares 88 CV del R-8 Gordini. Con más del doble de potencia, este modelo era un verdadero GTi en su época, con una velocidad máxima de 175 km/h y una aceleración de 0-100 km/h de 11,5 segundos. Para hacernos una idea de lo que esto significaba en 1966, el mítico Golf GTi de 110 CV presentado una década más tarde tenía una punta de 187 km/h y hacía el 0-100 en 9,3 segundos. (Datos extraídos de las fichas técnicas oficiales publicadas en Zeperfs).
Por desgracia, FASA Renault consideró que en España no había mercado para un modelo de semejantes prestaciones y cuyo precio prácticamente duplicaba el de un R-8 normal en Francia. El Gordini hizo a la perfección su papel, elevando el prestigio de todo el modelo al poner contra las cuerdas en competición a muchos rivales supuestamente superiores.
Renault 8 TS: el tope de gama

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FASA-Renault, con los pies muy en la tierra, decidió que lo ideal para el peculiar mercado nacional era olvidarse del Gordini y ofrecer en España una versión similar al R-8 S francés, una especie de Gordini descafeinado. El nuevo Renault 8 TS presentado en 1968 contaba con una estética más agresiva con el frontal con dos faros de largo alcance adicionales de los Gordini.
El motor del Renault 8 TS se tomaba del hermano mayor, el R-10, y se le subía la relación de compresión hasta llegar a los 9,5-1, con lo que la potencia pasaba de los 46 CV originales a 51 CV con bastante temperamento. Era prácticamente del doble de la potencia que tenía un Seat 600 de la época, para que nos hagamos una idea.
Aunque muy lejos en prestaciones de su primo francés Gordini, el Renault 8 TS era un coche con bastante carácter y, además de un sonido glorioso, proporcionaba una conducción bastante temperamental.
En el interior, el toque sport lo daban un nuevo volante deportivo y un cuadro de instrumentos repleto de relojes para mantener bajo control toda la mecánica.
Renault 8: exitoso, pero anticuado

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Diez años después de su lanzamiento, al R-8 le nació un competidor demasiado duro, el Seat 127, un coche mucho más moderno conceptualmente, con motor delantero transversal, un mejor comportamiento en carretera y un mejor aprovechamiento del espacio. El precio del Renault era muy competitivo y se mantuvo en el mercado español hasta 1976 gracias a sucesivas mejoras que se introdujeron, como el frontal, que se quedó con los 4 faros del TS en toda la gama, nuevos parachoques y pilotos, grupos ópticos traseros más grandes, nuevo salpicadero, cambios en las tapicerías… pero el concepto de todo atrás ya estaba muy desfasado en los setenta.
En Francia, donde el mercado era más libre, el Renault 8 había dejado de producirse cuatro años antes, pero en España se pudo mantener con cierto éxito hasta 1976, año en el que definitivamente el R-8 dejaba paso a una clientela que dentro de la marca se debatía entre el R-7 (un derivado del R-5 con carrocería de 3 volúmenes que no tuvo homónimo en Francia) y el R-12.
Renault 8: coche escuela

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De inmediato, el R-8 TS se convirtió en uno de los coches más deseados por los españoles, y gran parte de su éxito se lo ganó gracias a la formidable publicidad que proporcionaba la Copa R-8 TS. Prácticamente cada fin de semana tomaban la salida en diferentes carreras un montón de R-8 TS dispuestos a darlo todo en la pista. Con unas prestaciones muy próximas unos a otros, era una competición pura en la que el piloto era casi siempre el verdadero protagonista que podía marcar distancia frente a unos rivales con armas prácticamente idénticas.
La Copa TS fue muy popular y llenó cientos de portadas y publicaciones del motor en la época. Sin duda fue un excelente soporte publicitario, pero también se convirtió en la escuela para toda una generación de pilotos que gracias a esta fórmula relativamente económica pudieron conocer de primera mano el mundo de las carreras de coches.
En el vídeo que puedes ver a continuación puedes comprobar lo artística que puede llegar a ser la conducción del R-8, eso sí, en manos de un virtuoso como Jean François Piot.
Renault 8: el arte de la conducción pura
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