Audi y la movilidad con cero emisiones de CO2

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Rubén Fidalgo
08 de mayo, 2013
Audi presenta un estudio en el que muestra cómo es posible contrarrestar todas las emisiones de CO2 de sus automóviles a lo largo de su vida, desde su nacimiento en una pantalla de ordenador hasta su desguace en un centro autorizado de tratamiento de residuos. Los combustibles sintéticos son una de las claves.
Ya durante el planteamiento de sus vehículos, Audi tiene muy presente la ecología. Para cada modelo se elabora un balance medioambiental que evalúa todas las fases del ciclo de vida: el desarrollo y la producción, el reciclaje y el factor más importante, la fase de funcionamiento. Aquí, la marca saca partido a su dominio en el aligeramiento de peso con el empleo de aluminio y materiales sintéticos, a la eficaz aerodinámica y, especialmente, a sus futuros combustibles sintéticos: e-gas, e-etanol y e-diésel, obtenidos mediante procesos en los que las emisiones de CO2 también se contrarrestan.
Cero emisiones en las fábricas de Audi

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Desde que se planifica el modelo hasta que sale por las puertas de la factoría, e incluso en el transporte desde la fábrica hasta el cliente, la firma germana tiene un elaborado estudio sobre las emisiones que se producen y cómo compensarlas.
Así, en la manufactura, Audi observa estrictamente la sostenibilidad. Las grandes cubiertas de las naves están equipadas con instalaciones fotovoltaicas. En las plantas de Ingolstadt y Neckarsulm se emplean numerosas tecnologías de eficiencia y recuperación de energía, y ambas utilizan a gran escala la red de calefacción urbana. Los ferrocarriles que transportan los vehículos hasta el puerto de carga están accionados por electricidad que se produce de forma sostenible, y el reciclaje es (desde hace ya muchos años) ejemplar: cada Audi se puede reutilizar hasta en un 95%.
Energía eléctrica sin emisiones de CO2: Audi e-Power
A la hora de establecer si un coche eléctrico emite gases contaminantes, un tema bastante controvertido es la obtención de la energía eléctrica que precisa en sus acumuladores para circular. De nada sirve que el vehículo no emita CO2 si la electricidad se obtiene de quemar carbón, por ejemplo. En Audi apuestan por la creación de centrales eléctricas 100% ecológicas.

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Bajo el nombre Audi e-power, la marca se compromete con iniciativas enfocadas a la producción sostenible de energía eléctrica. Desde abril de 2010, colabora con el consorcio internacional Desertec Industrial Initiative (Dii GmbH); su objetivo a largo plazo consiste en generar energía solar respetuosa con el clima en los desiertos del norte de África y de Oriente Próximo. Audi es el único fabricante de automóviles en todo el mundo que firma como socio de este conglomerado: por el momento, se está implicando en la creación de normativas apropiadas y en la construcción de la infraestructura necesaria.
Combustibles «renovables»: Los Audi e- fuels
Una movilidad con emisiones neutras de CO2 sólo puede conseguirse con nuevos combustibles sostenibles que puedan reemplazar a los combustibles fósiles derivados del petróleo. Una posibilidad son el etanol y el diésel procedentes de materias primas renovables, como el maíz o la colza. Estos combustibles tienen un mejor balance medioambiental, puesto que las plantas ya han fijado anteriormente el CO2 que se libera en la combustión. Pero no parecen una solución a largo plazo, al rivalizar con los cultivos de alimentos.
Audi promueve el desarrollo de un innovador remedio junto con la empresa estadounidense de biotecnología Joule Unlimited, que produce diésel y etanol sintéticos a partir de microorganismos. El proceso de fabricación consiste en generar combustibles líquidos partiendo de CO2 –que puede proceder, por ejemplo, de gases de combustión– y agua (que puede ser salada o residual) con ayuda de energía solar y unos microorganismos especiales, capaces de desencadenar una reacción denominada fotosíntesis oxigénica.
Modificando este proceso, es posible que dichos microorganismos sinteticen directamente etanol o alcanos de cadena larga, importantes componentes del combustible diésel. El combustible sintético e-diesel así obtenido destaca por su pureza –no contiene azufres–, y por su alto índice de cetano, y su naturaleza química permitiría mezclarlo con el diésel fósil. En cuanto al e-etanol, tiene las mismas propiedades químicas que el bioetanol disponible en el mercado, pero con la ventaja decisiva de que se produce sin biomasa, y se puede mezclar con la gasolina fósil o utilizarse como base para el combustible E85.

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La colaboración entre Audi y Joule Unlimited está en marcha desde 2011. La empresa estadounidense ha asegurado su tecnología con patentes, mientras que la marca de los cuatro aros ha adquirido los derechos exclusivos en el sector automovilístico. La colaboración abarca también el soporte técnico. Especialmente con su saber hacer en el ámbito de las pruebas de combustibles y de motores, los ingenieros de Audi ayudan a desarrollar combustibles aptos para el mercado.
La producción comercial de los nuevos combustibles podría comenzar en un plazo máximo de cinco años.
El proyecto Audi e-Gas
Uno de los combustibles con más futuro a corto, medio y largo plazo es el hidrógeno. Posee una elevada energía calorífica y no produce ni residuos ni emisiones contaminantes en su combustión; además, puede utilizarse en casi cualquier motor de gasolina con mínimas modificaciones. El problema es que para obtenerlo a través de la hidrólisis del agua, por ejemplo, se necesita aportar una enorme cantidad de energía. En Audi han elaborado un plan para la creación de plantas eólicas generadoras de electricidad, cuya energía se destinaría a la producción de hidrógeno.
En una primera fase, la electricidad se transforma en hidrógeno, producido de modo regenerativo por medio de la electrolisis. De aquí sale el Audi e-hydrogen, destinado a los futuros automóviles de pila de combustible. Hoy en día falta, sin embargo, la infraestructura necesaria para el suministro de hidrógeno. Audi soluciona este problema con otra innovadora etapa del proceso; mediante un sistema especial de metanización, combinando hidrógeno con CO2 se obtiene metano sintético renovable: el Audi e-gas, un sustituto del gas natural que puede alimentar la red de gas natural.
La instalación de Audi e-gas será, por lo tanto, la primera del mundo a escala industrial que transforme la electricidad obtenida mediante fuentes renovables y CO2 en un gas natural sintético que se puede almacenar. La instalación utiliza CO2 residual de una planta de producción de biogás cercana, por lo que el Audi e-gas es un combustible climáticamente neutro; en la combustión en el motor se libera exactamente la misma cantidad de CO2 que anteriormente se ha fijado en la instalación de producción de e-gas.
El Audi e-gas es un combustible con mucha energía y con unas características químicas idénticas a las del metano fósil, principal componente del gas natural, por lo que resulta ideal para propulsar motores de combustión. Se estima que la planta de Werlte producirá unas 1.000 toneladas de metano al año, fijando así 2.800 toneladas de CO2.
El Audi A3 g-tron será el primer representante de los Audi propulsados por combustibles alternativos. Cuando el A3 Sportback g-tron circula con Audi e-gas, no se emite ningún CO2 que antes no haya sido fijado en la producción. Y si en el concepto global se incluye el consumo de energía requerido para la edificación de la instalación de e-gas y para la construcción de las instalaciones eólicas, las emisiones de CO2 siguen estando por debajo de los 30 gramos por km. Con el Audi e-gas generado a partir de fuentes renovables, 1.500 Audi A3 Sportback g-tron podrán recorrer anualmente 15.000 kilómetros cada uno con emisiones neutras de CO2. Y en 2015 Audi lanzará al mercado un segundo modelo g-tron, basado en el A4.
También la industria energética podría beneficiarse a medio plazo del concepto del Audi e-gas, ya que da respuesta a la cuestión todavía abierta de cómo almacenar electricidad ecológica de modo eficiente e independientemente del lugar en el que se produce. Siempre que exista un excedente de electricidad, se podría utilizar para producir Audi e-gas, que sí puede almacenarse en la red pública de suministro de gas para su posterior utilización. Y si se desea, desde la red de gas se puede volver a transferir la energía a la red eléctrica en cualquier momento.
El proyecto Audi e-gas puesto en marcha en Alemania se puede trasladar fácilmente a otros países en los que existan redes de gas natural.
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Comentarios
En mi opinión la solución más inminente es la obtención «barata» de hidrógeno.