Reportaje

El BMW Serie 3 E36 cumple 30 años: ya es un clásico

El BMW E3 ya es oficialmente un coche clásico.

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31 de marzo, 2020

La tercera generación de la Serie 3 de BMW cumple ahora 30 años, una edad que le permite ser considerado un clásico administrativamente. Aquí va la historia de uno de los BMW más vendidos y maltratados por sus amos.

Tras el verano de 1990 (hace ya 30 años, por lo que legalmente puede ser considerado un coche clásico), BMW presentaba el sucesor de su modelo más vendido, el Serie 3, y lanzaba al mercado el BMW E36 que llamaría la atención por abandonar el frontal con dobles faros redondos que identificaba a los modelos de BMW hasta entonces. Bueno, no los abandonaba, los metía bajo un único cristal rectangular, aunque conservaba las dos ópticas redondas.

En el interior llamaba la atención el diseño del nuevo salpicadero. Perdía algo de calidad en los materiales frente al E30, pero resultaba mucho más moderno a la vista y su equipamiento era más completo. Gracias al aumento de tamaño también tenía más espacio para las plazas traseras y, sobre todo, las mejoras estaban en su seguridad activa, con un chasis mucho más elaborado, especialmente en el eje trasero.

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Dinámicamente perdía algo de agilidad debido al notable aumento de peso respecto a su predecesor, pero era mucho más eficaz, seguro y confortable, además de contar con dirección asistida de serie, algo de lo que carecía el E30.

El BMW E36 se ofrecía con 4 tipos de carrocería: berlina de 4 puertas, Touring de 5 puertas, coupé de 2 puertas y cabrio. La silueta de los modelos de 2 y 4 puertas variaba más que en la generación anterior, cuyo perfil era casi idéntico salvo por la postura del pilar B. En el BMW E36 las versiones coupé estaban claramente diferenciadas de la berlina, con un techo más bajo y una zaga completamente diferente en la que no se compartían ni los grupos ópticos.

La gama de motores era muy completa e iba desde el 316i de 99 CV hasta el 325i de 192 CV. Más adelante llegarían mejoras en la potencia del más pequeño y se introducirían las versiones 323i y 328i, además de los M3.

El BMW Serie 3 E36 inauguró la categoría de las berlinas diésel de cierto carácter deportivo con el lanzamiento del BMW 325 tds de 143 CV que, con sus 214 km/h de velocidad máxima, se convirtió en el diésel más rápido del mercado durante algunos meses.

BMW E36: vuelve el mítico 328

El BMW 328 recuperó unas siglas míticas para la marca.

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Uno de los modelos más emblemáticos de BMW de todos sus tiempos es el mítico BMW 328 que está a punto de cumplir 100 años. Este modelo deportivo sentó las bases del concepto que ahora tenemos de la marca alemana, el de modelos de temperamento deportivo y conducción adictiva.

El BMW 328 original nació en 1936 y murió con el estallido de la Segunda Guerra mundial, pero su chasis tubular, su motor de 6 cilindros con culatas hemisféricas y sus buenos resultados en carreras dejaron una huella imborrable en la memoria.

Con la tercera generación del Serie 3 presentada en 1990 llegó una nueva carrocería con un sistema de suspensión trasera mucho mejor que hasta entonces. El aumento de tamaño y también de peso hizo que la marca se plantease completar la gama y cubrir el enorme hueco entre el BMW 325i y los potentes M3, así que en 1995, celebrando casi el sesenta aniversario del original, BMW lanzó al mercado el BMW 328i con un motor de 6 cilindros y 2,8 litros de cubicaje.

El nuevo tope de gama de la Serie 3, con el permiso de los M3, llegaba así a un nuevo nivel de potencia con 193 CV y 280 Nm de par que convertían a esta berlina compacta en una de las más rápidas del mercado.

BMW M3: del sedán al GT

El M3 E36 iba desde el discreto Sedán hasta el llamativo cabrio.

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Casi dos años después de presentarse la tercera generación del BMW Serie 3 llegó al mercado la versión más potente, el M3 E36. Más grande y pesado que su predecesor, abandonaba el motor de 4 cilindros y montaba un 6 cilindros de 3 litros y 286 CV de potencia que lo situaban en el tope de su categoría.

Se produjo con tres tipos de carrocería, siendo la coupé de 2 puertas la más demandada. El sedán de 4 puertas destacaba por su discreción. Apenas las llantas y el faldón delantero delataban que bajo su capó había 100 CV más de lo normal, un verdadero lobo con piel de cordero.

Muchos echaban de menos una mayor diferenciación del M3 con el resto de la gama, como sucedía con el E30, en el que los abultados pasos de rueda y las diferencias en la luneta trasera y tapa del maletero cambiaban por completo la fisonomía de la berlina de dos puertas.

Sus prestaciones y dinamismo eran muy aplaudidas, aunque en banco jamás llegó a rendir la potencia anunciada.

De esta etapa del M3 E36 destacan las versiones GT fabricadas en serie limitada y que disponían de una mecánica potenciada hasta los 295 CV. Apenas se diferenciaban por un spoiler sobre la tapa del maletero y algunos detalles mínimos de acabado. En la actualidad son muy cotizados.

En 1995 los M3 recibieron una nueva mecánica con la cilindrada aumentada hasta los 3,2 litros y con una potencia de 321 CV y una nueva caja de cambios de 6 marchas. Aunque tampoco cumplieron en banco las cifras prometidas, sus prestaciones eran claramente mejores que las del motor de 3 litros y 286 CV, aunque su fiabilidad era menor, tanto de la mecánica como de la caja de cambios.

Una nueva edición especial numerada llegó con el BMW M3 Evolution Imola Individual, producido en una serie limitada a sólo 200 ejemplares para el mercado europeo, 50 de los cuales llevarían el volante a la derecha. Esta serie especial surgió como herramienta para promocionar la gama de accesorios Individual de BMW y llamaba la atención por su tapicería en cuero Nappa personalizada y elementos aerodinámicos del M3 GT.

BMW M3 SMG: el primero con cambio robotizado

Con el M3 E36 llegó el primer cambio robotizado de BMW.

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En 1996 BMW introdujo su primera caja de cambios robotizada en el M3, denominada SMG por las siglas inglesas de «cambio manual secuencial». Un sistema electrohidráulico y un cerebro electrónico se encargaba de actuar sobre el embrague y el selector del cambio de 6 marchas, de modo que podía funcionar como una caja de cambios completamente automática, o bajo las órdenes del conductor, que carecía de control sobre el embrague.

La respuesta del autómata que ejecutaba los cambios era rápida y el SMG era eficaz, pero esa rapidez de respuesta y su excesiva obediencia a las órdenes del conductor (aceptaba cambios demasiado al límite) tuvieron su contrapartida: una fiabilidad nefasta, con averías frecuentes y caras.

Fue uno de los primeros cambios secuenciales en llegar al mercado y abrió la veda para una moda que ahora ha llegado a un nivel que ha puesto en peligro de extinción a los cambios manuales en los coches deportivos, algo que hace poco más de una década era impensable.

BMW E36 Compact: mitad monje, mitad soldado

El Compact mezclaba piezas del E30 y del E36.

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En 1993 BMW presenta una variante del Serie 3 denominada Compact que sería la precursora de la Serie 1. Tomando como punto de partida la plataforma del E36, se recortaba y se añadían elementos de la anterior generación E30 para reducir sus costes y ofrecer un precio más competitivo. De este modo, el eje trasero y parte del salpicadero eran de la generación anterior.

Hasta el marco del parabrisas era idéntico a cualquier E36, pero el techo y la zaga eran completamente diferentes, con un portón que insinuaba el inicio de un tercer volumen truncado.

En su lanzamiento sólo se ofreció con las mecánicas de 4 cilindros menos potentes de la Serie 3, llegando en 1997 las versiones 323 Ti de 170 CV como tope de gama. Su tracción trasera lo convirtió en un modelo exótico dentro del mercado de los compactos en el que competía contra modelos como el Audi A3.

BMW E36: víctima de sí mismo

El BMW E36 es en la actualidad uno de los modelos predilectos para el tuning.

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Con unas buenas prestaciones, tracción trasera, a precios ridículos y con muchos recambios disponibles, el BMW E36 es hoy en día una víctima de las preparaciones más cutres, como en su día lo fueron el Seat 1430 o el Opel Calibra.

Caídas desproporcionadas, llantas desplazadas, suspensiones recortadas, kits aerodinámicos, luces de todo tipo, alerones, pinturas… casi es más complicado encontrar un BMW E36 en estado original que «tuneado». Tampoco las redes sociales están haciendo mucha justicia a este modelo, que suele ser el protagonista en carreras ilegales, demostraciones de drift callejero… en definitiva, el coche perfecto de «el torete» si la película se filmase en la actualidad.

Por fortuna, no todo es malo. Hay preparaciones muy buenas y es una base perfecta para una afición que está en pleno auge que es el mundo del drift. Gracias a la abundancia que todavía hay (aunque ya van escaseando algunas versiones) y a la gran demanda de elementos específicos (suspensiones, direcciones, potenciaciones mecánicas, autoblocantes…), el BMW E36 es un filón para las empresas que se dedican a la fabricación de estos kits, y también para los talleres que los instalan.

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