Volkswagen Caddy Maxi 2.0 TDI Comfortline: la «maxi-prueba»

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Rubén Fidalgo
19 de septiembre, 2012
El VW Caddy es uno de los modelos mixtos más interesantes que hay en el mercado. Si bien la unidad de la prueba tiene un precio algo elevado, versiones menos equipadas ofrecen una capacidad de carga y unos acabados que son de lo mejor en su categoría.
Dentro de la oferta de vehículos industriales de Volkswagen existen versiones más destinadas al transporte de personas que de mercancías. Así, tenemos las famosas VW California, tomadas directamente de las furgonetas de la firma alemana.
Entre estos modelos destinados a llevar ocupantes está el que probamos hoy, el Volkswagen Caddy Maxi 2.0 TDI DSG Comfortline. Desentramando esta denominación, nos encontramos con que se trata de una versión con la batalla alargada en torno a 0,25 metros (de ahí lo de Maxi), destinada al transporte de pasajeros, por lo que cuenta con cristales laterales (es decir, Comfortline), y movida por el conocido motor 2.0 TDI de 140 CV y cambio de doble embrague DSG. Está disponible con la opción de 7 plazas o bien la de 5, que es la elegida en esta ocasión.

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La mayor longitud se nota, sobre todo, en el área entre la puerta corredera y el paso de rueda. Se ha alargado la batalla (distancia entre ejes), sí, pero no para proporcionar más espacio a los pasajeros de las plazas traseras, ya que su posición es la misma que en el modelo «normal». Aquí, los centímetros de más se reservan para la carga de esta auténtica «caverna sobre ruedas». Es una pena que no haya unos asientos con más posibilidades de reglaje para permitir una mayor versatilidad interior, ya que en la configuración estándar la amplitud para las piernas no es que sobre… Los respaldos posteriores también quedan excesivamente verticales y pueden llegar a resultar incómodos tras varias horas de viaje.
Volkswagen Caddy Maxi, capaz de todo
A medida que me voy acercando a este Volkswagen, me doy cuenta de sus enormes dimensiones. Casi 5 metros de longitud, algo menos de dos de ancho y dos de alto: tapa por completo el VW Passat que está estacionado junto a él. Cuando abro la puerta, compruebo lo alto que es: no soy capaz de ver el techo ni poniéndome de puntillas (y mido más de 1,80 de estatura…).

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El acceso al «puesto de mando» es muy cómodo: la banqueta está algo elevada y uno se sienta de forma natural. La altura en el interior parece aún mayor; ni siquiera colocando el asiento en la posición más alta consigo «tocar» el tapizado del techo, y eso que esta unidad equipa una especie de guantera sobre la cabeza de los ocupantes delanteros (donde, por cierto, está ubicada la caja de herramientas). La posición de conducción correcta se encuentra fácilmente gracias a los generosos reglajes de la columna de la dirección y del asiento, y como es un Volkswagen, todos sus mandos están donde uno se lo espera.
El salpicadero tiene un diseño llamativo y con buenos ajustes, pero el material que lo compone es un plástico rígido. Tiene la ventaja de ser muy fácil de limpiar, pero también se muestra propenso a provocar ruidos y vibraciones, ya que las distintas piezas que lo forman acaban rozándose entre sí.
El enorme espacio interior podría ser ocupado por 7 personas (si elegimos la versión de 7 plazas) y aún nos quedaría un maletero más que aceptable. No es el caso, ya que nuestro Caddy es para cinco ocupantes; me encuentro una banqueta trasera formada por dos plazas más una, que puedo abatir o retirar de forma independiente.

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El mecanismo de abatimiento es muy sencillo y, además, cuenta con una barra para fijar el asiento y evitar que quede suelto. Si necesitas más espacio y tienes que desmontarlo todo, también lo harás con una sencilla maniobra, pero hay que estar «fuerte» para sacar la banqueta de dos plazas, que pesa lo suyo… Así, nos encontramos con un verdadero furgón en el que podemos llegar a oír nuestro propio eco. Además, presenta formas muy aprovechables.
Volvemos a sentarnos delante, metemos la llave en el contacto (lo cual empieza a parecer «exótico», debido a la proliferación de los arranques por botón) y nos disponemos a comenzar el viaje.
El VW Caddy me lleva las maletas
Resulta irónico que el primer dilema fuese «colocar» el equipaje. El maletero era tan gigantesco que no acababa de decidirme: ¿dónde acomodar la maleta, el trípode y la cámara de fotos? Este Volkswagen Caddy no posee muchos lugares en los que atar los bultos y evitar que den paseos por el interior…. En este punto me doy cuenta de un problema: no hay nada que esconda las bolsas de las miradas ajenas y, aunque los cristales son muy tintados, se puede ver la carga.
Por fin nos ponemos en marcha y la sensación es… la de ir en un Volkswagen: el sonido del motor, el tacto de los mandos… Todo me es familiar, incluido el selector del cambio DSG forrado en cuero e idéntico al de modelos de más lujo de grupo VAG; desentona un poco en el espartano (aunque de ajustes impecables) interior de este Caddy.
Gracias a la elevada postura de conducción, la visibilidad es excelente. Además, contamos con dos enormes espejos exteriores para redondear la jugada. Aunque las dimensiones imponen cierto respeto, la dirección tiene un radio de giro de esos que te dejan con la boca abierta: el Caddy Maxi es capaz de girar en una sola maniobra en carreteras muy estrechas.

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Enseguida dejamos atrás la capital y nos aventuramos por la autopista. En este terreno, el aplomo que otorga la generosa batalla es definitivo: vamos «sobre raíles» tanto en las rectas como en las curvas rápidas… pero ojo a las juntas de dilatación en los puentes en curva, no llevamos mucho peso y la suspensión trasera por ballestas es algo «saltarina».
La enorme superficie frontal y el portón trasero absolutamente vertical son la peor combinación posible para atravesar el aire y lo notamos en los consumos. Con el control de crucero estable en 120 km/h, el gasto medio de carburante permanece en 8,1 l/100 km/h y eso que no vamos cargados a tope (aunque, conociendo este motor de otros modelos del grupo con mejor aerodinámica, creo que ir vacío o cargado no va a variar la cifra; aquí, el freno es el aire y no los kilos).
En mitad del viaje decido bajar el ritmo y plantarme en 100 km/h: sabiendo que el aumento de resistencia aerodinámica es exponencial, el consumo debería reducirse a cifras más razonables. Efectivamente, pasa a ser de 6,4 l/100km, pero me «entumezco» por la autopista a esta velocidad, así que decido terminar el recorrido por una carretera comarcal.
Para mantener una media cercana al máximo legal de 100 km/h he de ir «alegre» con el Caddy. El cambio DSG y el motor 2.0 TDi son dos compañeros de viaje ideales para tal menester. El gasto de combustible no se dispara demasiado: sigo por debajo de los 7 l/100 km y eso que estoy forzando bastante para recuperar la velocidad tras salir de los pueblos y algunas curvas complicadas.

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Si en los giros de la autopista la enorme batalla era una garantía de aplomo, en esta zona ratonera de la antigua N-VI no me complica tanto las cosas como suponía, aunque sí noto que la parte trasera de la carrocería hace cosas «raras». Al entrar fuerte en las curvas, primero subvira y, de golpe, se mueve hacia el exterior de la curva, como si alguien hubiese tirado del volante aún más hacia el interior. El ESP no llega a actuar, pero la sensación no me gusta. Bajo un poco el ritmo y pienso: «ya te buscaré las cosquillas en el circuito», mientras voy cavilando… ¿A qué se puede deber ese comportamiento?
Antes de llegar a A Pastoriza paro a repostar y «me tiro» debajo del coche para comprobar la forma del eje trasero y subir las presiones de los neumáticos. Creo tener respuesta a la peculiar actuación tras comprobar cómo va sujeta la ballesta maestra (la hoja más grande, que es la única que va anclada al chasis) y el tope de goma de la segunda hoja. En curvas cerradas, la carrocería se inclina lo bastante como para doblar la primera hoja y empezar a hacer trabajar la segunda. En ese punto, da un pequeño bote al endurecerse el «muelle», que es lo que yo noto en la dirección del coche.
El Volkswagen Caddy Maxi, en el circuito
Es justo reconocer que, pese a tener la teoría en contra para ofrecer un buen comportamiento dinámico (centro de gravedad alto, eje rígido con ballestas atrás, batalla alargada, etc.), el Caddy no se porta nada mal. Aunque en vacío el eje trasero es algo «rebotón», el ESP pone las cosas en su sitio rápidamente.
El inconveniente es que las reacciones de la ballesta son muy bruscas y los amortiguadores no contienen los movimientos de rebote del eje, y menos aún si la carrocería no lleva el peso suficiente para mantener algo vencidas las hojas de la ballesta.

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Las trazadas son imprecisas y, sobre todo, incómodas. Al final, las ruedas acaban sujetando al Caddy, pero la sensación es de que en cualquier momento nos van a dar una coz.
Con algo de carga en el maletero, la cosa mejora bastante: las ruedas traseras no rebotan tanto y no hay pérdidas súbitas de adherencia.
Conclusión
No hay muchos automóviles con la capacidad de carga del Volkswagen Caddy Maxi. Si necesitas volumen y espacio (que no peso, ya que sólo puede cargar otros 700 kg por encima de lo que marca el coche en la báscula… Es decir, cinco adultos y sus maletas), ésta podría ser una muy buena elección.
Lo que sucede es que el modelo está un poco «en tierra de nadie». Como vehículo industrial, tiene un precio que tardarás en amortizar. Para uso particular, me parece mejor hacerse con un Volkswagen Touran, en el que los pasajeros viajarán más cómodos que en el Caddy, cuyas plazas traseras no son demasiado confortables. Además, el hecho de no poder ocultar de las miradas lo que llevemos en el maletero puede ser un hándicap importante.

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La mecánica permite viajar muy rápido, pero la aerodinámica pasa factura con unos consumos elevados en cuanto superamos la barrera de los 100 km/h. De nuevo, tenemos un problema si lo vamos a utilizar como herramienta de trabajo, ya que su gasto de carburante penaliza la rentabilidad. Rivales como el Citroën Berlingo, Peugeot Partner, Renault Kangoo… son algo más bajos y cortan mejor el aire, además de tener en sus versiones «civiles» un aspecto más cercano al de un turismo.
¿Buscas un coche como éste?
¿Te interesa el Volkswagen Caddy, pero quizás con otra motorización o acabado? En la sección Coches nuevos de Autocasion.com puedes encontrar interesantes ofertas: utiliza el buscador para localizarlas por marca y modelo o por carrocería. Por ejemplo, en el caso del VW Caddy puedes consultar su oferta más destacada y también las de sus rivales.
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Comentarios
Quiero conocer más
me pueden por favor enviar las medidas de la Caja de Carga de la Maxicaddy, no la tienen en existencia y la ficha técnica no lo indica
Hola Rubén. Excelente revisión. Estoy buscando una furgoneta de ests características para uso particular, no de trabajo. Como está el mercado de segunda mano u ocasión de este modelo? He visto muchas a la venta pero de la linea de trabajo comby, y nada de estas. Dónde puedo encontrar, qué precios puedo esperar? Agradezco cualquier información, graciad
Hola Francisco, en principio este tipo de vehículos con cierto enfoque industrial tienen una vida comercial más larga que la de los turismos. Por ahora no hay noticias sobre una nueva generación del Caddy, en cuanto sepamos algo lo publicaremos en Autocasion.com. Muchas gracias por tu consulta.