Prueba

Toyota Land Cruiser D 4D 172 CV Limited, prueba extrema

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03 de diciembre, 2012

El Toyota Land Cruiser es todo un clásico entre los 4x4 de verdad. Eterno rival del Land Rover y una verdadera herramienta de trabajo, su capacidad de avanzar en el campo es sorprendente. En carretera no va mal, pero, claramente, no es su hábitat predilecto...

Es curiosa la condición humana: nos organizamos en bandos. Están los del Barça y los del Real Madrid, los «ferraristas» y los «porschistas«, los de Pepsi y los de Coca-Cola… Objetivamente, no hay nada racional en posicionarse de uno u otro lado, pero jamás reconoceremos las bondades del adversario.

En el mundo del 4×4 están los partidarios de Land Rover y los de Toyota. Para ellos no existe nada más que el Defender y el Land Cruiser y pondrán «de vuelta y media» al «enemigo». La realidad es que cualquiera de los dos son auténticos fuera de serie cuando abandonan el asfalto y esta semana he tenido la oportunidad de comprobarlo en el Toyota Land Cruiser D-4D Limited.

El tamaño de Land Cruiser es considerable.

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Estéticamente es un coche bastante cuidado para tratarse de un todo terreno. El frontal es llamativo y monta unas llantas que le dan un aspecto interesante. Al abrir la puerta, te das cuenta de que la manilla queda más o menos a la altura del techo de un coche normal: esto no es un SUV… es mucho más. El estribo no es un adorno (aunque sí «incordia» un poco en el campo; deberían hacerlos retráctiles o incorporarlos en la puerta), es una necesidad para subirse al Land Cruiser.

La versión Limited tiene un equipamiento completísimo: faros de xenón, pintura perlada, tapicería de cuero, climatizador de 3 zonas, 3 filas de asientos, navegador… incluso una nevera entre los asientos delanteros. Algunos elementos son muy útiles, como la iluminación de los faldones, pero otros resultan prescindibles. Es el caso de los asientos traseros abatibles eléctricamente. El sistema está muy bien para no «pelearnos» con tiradores y mecanismos cuyo funcionamiento no siempre está claro, pero es lento y añade peso al coche.

Toyota Land Cruiser: la ciudad no es para mí

El tamaño de este Toyota impone. La dirección gira mucho y se agradece para maniobrar, hasta el punto de que nos llegamos a olvidar de que estamos en un aparato de casi 5 m de largo  y más de dos de anchura total. La visibilidad es muy buena desde el puente de mando y los enormes retrovisores nos permiten dominar todo lo que nos rodea. Aún así, el Land Cruiser no es un coche para el tráfico urbano.

El comportamiento en carretera está muy condicionado por la altura y el peso.

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El peso de su chasis independiente, la carrocería atornillada y cinco ocupantes se acerca a las 3 toneladas. Poner en marcha todos esos kilos en cada cruce, rotonda, semáforo, atasco… supone un gasto energético importante.

La transmisión automática, con bastante resbalamiento, tampoco ayuda a contener el consumo en el tráfico urbano; es fácil ver cifras de 14 y 15 litros/100 km en el ordenador de viaje. No está cómodo en la ciudad, por muy bien que se adapte a aplastar pasos de cebra elevados y bandas reductoras de velocidad.

La vida a bordo del Land Cruiser Limited es como en una berlina de lujo… pero a medio metro del suelo. Los materiales son de calidad y robustos, aunque su presentación es muy austera, como corresponde a un 4×4. No faltan las asas en los pilares A, muy cómodas para subir al habitáculo y para sujetarse cuando salimos al campo.

El interior es muy sobrio y espartano.

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La amplitud interior es enorme, salvo en la tercera fila de asientos, cuyos ocupantes, si son adultos, viajarán con las rodillas a la altura del pecho. Además, el mecanismo de plegado eléctrico de estas banquetas roba litros al maletero, que con las 7 plazas montadas apenas nos permitirá llevar un portafolios.

El portón trasero de apertura lateral necesita mucho espacio para abrirse y lo hace del lado correcto para países donde se conduzca por la izquierda; en España resulta incómodo (y arriesgado) cargar el maletero por el lado del tráfico, y no de la acera.

El Toyota Land Cruiser en carretera: ojo con las inercias

Una vez en carretera abierta, el Toyota Land Cruiser empieza a mostrarse más cómodo. Le gustan los espacios amplios, acordes con su tamaño y peso. El motor turbodiésel de 3 litros y 4 cilindros no es muy ruidoso y mueve bien este aparato. La caja de cambios no es de última generación, con transiciones algo lentas entre marchas, pero no desentona con el conjunto. Los consumos bajan, pero seguimos viendo cifras elevadas. Los kilos y la aerodinámica impiden bajar de los 11 l/100km.

En vías comarcales y nacionales, debemos ser conscientes del tamaño, peso y del generoso perfil de los neumáticos de este 4×4 en cada curva, debido a la deriva y las inercias que aparecen. Solucionar cualquier «exceso» se complica. Detener 3 toneladas a 100 km/h lleva unos cuantos metros, aunque los frenos tienen un buen tacto.

Las llantas son robustas.

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El ESP es muy brusco; no le queda más remedio, si quiere controlar las cosas. En cuanto el eje delantero hace el menor amago de no entrar en la curva, notamos un golpe de freno del sistema para colocarlo todo en su sitio.

En autovías, los radios de las curvas no suponen ningún problema… mientras seamos escrupulosos con la velocidad máxima permitida. No soy partidario de «cortar» a nadie, pero, sinceramente, a este tipo de vehículos les instalaría un limitador que no les permitiese pasar de 140 km/h. Con su peso, el centro de gravedad tan alto y el perfil de sus neumáticos, cualquier brusquedad con la dirección -que en un turismo significaría un leve bamboleo- se complica. El típico golpe de volante que damos a veces porque nos despistamos buscando el cargador del móvil y pisamos la pintura del arcén, subidos a esta altura y a 120 km/h, puede derivar en un susto.

Pese a cruzar los puentes, podemos seguir avanzando.

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Mientras vayamos rectos y a velocidad constante (cuando estudiaba física, decían que eso era lo mismo que estar parado y se consideraba un «cuerpo en reposo»), el Land Cruiser es sencillamente comodísimo. Pero si hay que pararlo o cambiarlo de trayectoria, nos acordaremos de su chasis independiente, del eje rígido trasero y de la madre del que acaba de adelantarnos y decide coger la salida para la gasolinera que está justo delante de nuestro capó.

Y es que la física es la física. Ningún 4×4 se libra de ella y, cuánto mejor sea su actuación fuera del asfalto, más crítico será llevarlo por carretera. Son especialidades diferentes. Sentado en ellos uno se siente muy seguro, pero hay que tener en cuenta que su seguridad activa cae exponencialmente en cuanto nos excedemos con el acelerador.

Ruta 4×4 con el Toyota Land Cruiser

Mientras iba conduciendo el Toyota Land Cruiser desde la capital, me quedaba claro que no tenía sentido meter este coche en el circuito. Su diseño está claramente enfocado a ser eficaz «campo a través». Hacerle rodar al límite en la pista sería absurdo… Pero a lo largo de 600 km se me fueron ocurriendo mil y una «perrerías» para saber de lo que es capaz este aparato cuando abandona el asfalto. Al final, dos amigos me «encendieron la luz»: uno de ellos, con la ruta que debía realizar y otro, con la compañía que sería recomendable llevar, ya que en el monte nunca se debe andar solo.

La gente de Miñor Bike me dirían por dónde ir y unos expertos en 4×4 (Los Quintanillas Club 4×4) cómo pasar por ese trayecto con un Toyota Land Cruiser 100% de serie, neumáticos incluidos.

El Land Cruiser es capaz de pasar por casi cualquier sitio.

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He de agradecer a este grupo de «cuatreros» que además nos acompañase con un Land Cruiser especialmente preparado para 4×4 extremo, que hizo las labores de guardaespaldas: aunque no fue necesario su apoyo, nos demostró hasta dónde puede llegar un Toyota bien pertrechado: im-presionante.

El modelo de la prueba equipaba numerosos elementos para salir de casi todas las situaciones complicadas: bloqueo del diferencial trasero y central, reductora (conectable con el coche parado), control de la velocidad de descenso (y de ascenso) y un sistema que desacoplaba las estabilizadoras para que las suspensiones tuvieran más recorrido. El resultado es una capacidad trialera impresionante, ya que siempre tenemos las ruedas apoyadas en el suelo.

Al conectar las marchas cortas, podemos elegir en el ordenador de viaje entre distintos terrenos: arena, barro, rocas… En función del seleccionado, el Toyota Land Cruiser escoge un mayor o menor efecto de las estabilizadoras (por ejemplo, si elegimos roca, las desacopla para permitir mayores cruces de puentes). Además, la cámara asistente de aparcamiento se pone en modo 4×4 y en su vista nos marca por dónde pasarán las ruedas al avanzar.

Las barras estabilizadoras desconectables son definitivas fuera del asfalto.

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Otro detalle que nos muestra hasta qué punto este Toyota es un 4×4 muy madurado es que una de las funciones disponibles en el ordenador nos indica hacia dónde tenemos giradas las ruedas. A veces, al parar para inspeccionar el terreno y volver a subirnos al coche, no recordamos dónde dejamos la dirección. Si estamos en una situación peligrosa, iniciar la marcha con las ruedas mal orientadas puede hacernos volcar.

La ruta elegida por los ciclistas discurre por una zona rocosa de acantilados cerca de Cabo Silleiro. Ante nuestros ojos, un paisaje espectacular y un camino con el firme muy roto, por donde el Land Cruiser pasó sin más ayuda que colocar algunas veces piedras delante de las ruedas (de asfalto, insisto, no especiales para este tipo de «aventuras») con el fin de superar algunos obstáculos. El Toyota de «Los Quintanillas» que nos hacía de «escudero» con su cabrestante no tuvo que sacarnos de ningún apuro. Por cierto, entre tu equipamiento cuando salgas al monte deberías llevar siempre unas eslingas, guantes, linterna y un Hi-Lift. El gato del coche no sirve para nada si pinchas en una zona escarpada.

Las limitaciones que el Land Cruiser tiene para moverse sobre el asfalto se convierten en nuestras mejores herramientas fuera de éste. Te recomiendo que leas el manual de instrucciones para conducción 4×4 que se incluye en este Toyota antes de salir al campo con él. No es un juguete, es una máquina muy robusta y precisa. Hay que saber manejarla para sacar el 100% de su rendimiento. El sistema de control de la velocidad de descenso, por ejemplo, tiene sus particularidades, ya que se puede activar también para ascender y tiene 3 niveles de velocidad. También necesitaremos saber bien cómo manejar el dispositivo multi Terrain Select y qué seleccionar en él.

Vídeo de la prueba

Conclusión

La luneta trasera puede abrirse independientemente.

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El Toyota Land Cruiser es un verdadero 4×4, una herramienta para abrir camino allí donde no lo hay; en eso no tiene rival. Su precio es elevado, pero es que la robustez de su bastidor y elementos mecánicos o sus soluciones técnicas para avanzar por donde parece imposible son muy caras de producir.

Si buscas un coche para viajar y salir una o dos veces al campo, te equivocas de vehículo. Su consumo es elevado y su comportamiento dinámico en carretera tiene ciertos límites. Pero si tu trabajo o afición te obliga a visitar canteras, parques eólicos o, sencillamente, te gusta llegar a lugares «inhóspitos», estás ante una máquina definitiva. Sus asientos pueden estar cubiertos de cuero, su motor y caja de cambios llevarte con un silencio de marcha notable, pero en su ADN está claramente presente ese compañero de viaje de los reporteros de los programas de naturaleza en el corazón de África, de los guerrilleros mozambiqueños… es rudo e irrompible.

Resumiendo… no te confundas. El Toyota Land Cruiser es un 4×4 bastante especializado. Si tú, como conductor, eres, igual, enhorabuena: estás ante tu coche.

¿Buscas un coche como éste?

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Comentarios

  • Rubén Fidalgo

    Gracias a ambos por vuestros comentarios. La verdad es que fue un placer realizar la prueba, aunque hubo dificultades debido al temporal de viento y lluvia para realizarla y no pudimos hacer la comparativa de descenso contra un especialista del bike extremo… queda para otra ocasión.

  • Jose

    Por fin una prueba de un 4*4 como dios manda.

  • Isaac

    Muy buena la prueba y el vídeo. Sin duda uno de los TT más efectivo que hay actualmente sin irnos ya a máquinas muuuucho más caras como un G de Mercedes.

  • Rubén Fidalgo

    Me reitero en el agradecimiento a la gente de Miñor Bike por descubrirme una ruta espectacular, y a los Quintanillas por su inestimable ayuda para aprender a manejar un 4×4 como corresponde y su increíble camaradería.

Aquí está tu coche