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Subaru Forester 2.0 TD

Subaru Forester 2.0 TD

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22 de septiembre, 2008

Intentar vender un todocamino medio sin motorización de gasóleo es empresa díficil. El Forester acaba de añadir a su gama una eficiente planta motriz de este tipo, con 147 CV de potencia, para subsanar tan temible carencia.

Subaru se ha tomado tiempo para lanzarse a la arena diésel, pero lo ha hecho con garantías. Primero fue el turno de los Legacy y Outback impulsados por un sorprendente boxer, de cuatro cilindros opuestos, inédito a escala global. Apareja inyección directa mediante rail común de última generación, turbo variable y 16 válvulas, y libera 150 caballos de potencia.


Ahora, meses después de su estreno, ese motor fabricado por la propia marca llega al SUV medio Forester. Aquí rinde 147 CV y un generoso par máximo de 35,7 mkg disponible entre 1.800 y 2.400 rpm. Es una planta silenciosa y voluntariosa, con un bajo índice de vibraciones propio de su condición boxer, que mueve bien tonelada y media larga de coche, hasta viajando moderadamente cargado y con marchas largas engranadas –se conecta a una nueva caja manual de seis, desde ahora extrapolable a todos los Subaru turobodiésel–.


A todo ello, el consumo es muy favorable, más aún valorando su abultada figura. La media queda en sólo 6,3 l/100 km y con 64 litros de depósito rebasa los 1.000 kilómetros de alcance. El Forester 2.0 TD, que es como se llama, carece de la reductora que sí lleva su equivalente de gasolina, y de momento tampoco puede solicitarse con caja automática; pero a cambio puede arrastrar hasta dos toneladas.


No convence, sin embargo, la falta de refinamiento del habitáculo, ni mucho menos sus suspensiones –el chasis luce McPherson anterior y doble horquilla posterior–: de calibración excesivamente blanda, con lo que consienten abultados movimientos verticales al superar badenes y baches. Eso sí, el precio es competitivo y la dotación, correcta desde el nivel básico.

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