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Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé

Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé

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30 de septiembre, 2009

Cuesta 514.000 euros y es uno de los descapotables más exclusivos del mundo. Su estructura se basa en la berlina Phantom.

A la venta desde 2007, y desarrollado a partir del ensayo 100 EX, el Phantom Drophead Coupé -514.000 euros-, rival del Bentley Azure T -y hasta cierto punto del algo más económico Continental GTC-, es la alternativa descapotable de Rolls-Royce, y recoge por tanto el legado de los legendarios Corniche.

Con 4 plazas, las traseras bastante aprovechables, luce 2 únicas puertas que además son de movimiento opuesto a la marcha o en cochera -como las traseras del Phantom, también se pueden practicar de forma motorizada– para conseguir un marco de parabrisas más grueso y sólido, y por tanto, mayor rigidez torsional y a la flexión. Su techo de lona suma un firme bastidor interior y 5 capas, la del habitáculo de cachemira, y se pliega mediante mando eléctrico, incluso en marcha si se circula a baja velocidad -muy útilo si rompe a chispear.. Como en otros Rolls-Royce, sobre todo su «hermano» cerrado o Phantom Coupé -del que le distinguen 1.300 piezas-, la mayor parte del bastidor, del chasis y de la carrocería están fabricados en aluminio para, en lo posible, ajustar peso –2.695 kg-.


Entre las peculiaridades de un modelo que exhibe una longitud de 5,6 metros -con una anchura de 1,99, una altura de 1,58 y una batalla o distancia entre ejes considerable de 3,32 metros-, la tapa del maletero -de 315 litros de volumen-, que abre en 2 piezas: una hacia arriba y otra hacia abajo. La segunda oficia de asiento auxiliar cuando está abierta a coche parado. También el capó que oculta el cofre donde se pliega el techo, que es de madera de eucalipto, o el capó frontal, mecanizado para lograr un granulado específico y finalmente pulido a mano.


El motor del Phantom descapotable es el mismo que en el Phantom berlina o que en la versión Coupé: un bloque de gasolina atmosférico o sin turbo fabricado por BMW, con inyección directa, 12 cilindros en V, 6,75 litros de capacidad y una potencia de 460 CV, junto a un par máximo de 720 Nm a 3.500 rpm. Se asocia a un cambio de marchas automático y secuencial, con convertidor de par y 6 relaciones, que dirige la fuerza al tren posterior. El conjunto permite prestaciones deportivas, pese a no ser la vocación del coche: velocidad máxima de 240 km/h -electrónicamente limitada- y sprint de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos. Requiere un promedio oficial de 15,7 litros cada 100 km -el tanque de carburante alberga 80 litros– y emite 377 gr/km.


Otras de sus características son sus enormes cubiertas antipinchazo Michelin Pax 265/790 R540 111W -combinadas con llantas de aleación 265×540-, sus frenos de discos ventilados de diámetro acorde -374 mm en el tren delantero y 370 en el trasero- o su chasis a base de suspensiones independientes delanteras y traseras con resortes neumáticos -de flexibilidad vairable según las condiciones de la marcha y la ruta- y estabilizadoras.

Su habitáculo es extremadamente lujoso, artesanal y personalizable, tanto como cabe imaginar en un cabrio. Paradójicamente, carece de dispositivos con una de esas llaves inteligentes tipo keyless para acceder y arrancar el coche sin meterla en el bombín.

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