Rav4 D4D-Tiguan 2.0 TDI

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Autor: Autocasión
24 de diciembre, 2007
El Tiguan, recién llegado al segmento de los SUV compactos, se las tiene que ver con el Rav4, pionero en el mismo. Ambos aportan unas soluciones muy parecidas, tanto que parecen hermanos. Tan sólo se distinguen por pequeños detalles y si el Toyota ha salido vencedor por muy poco se debe a su interior mejor aprovechado.
El Volkswagen Tiguan es el último en llegar a un segmento muy dinámico y en plena ebullición, como es el de los todocamino. La marca alemana goza con el Touareg de un enorme prestigio entre los SUV de lujo y ahora busca lo mismo en el de los compactos. Para ello ha recurrido a una receta parecida a la del Touareg: una imagen atractiva, una calidad de acabado buena y una mecánica eficaz, entre otras muchas cosas.
Para conocerlo más a fondo, que mejor que compararlo con el pionero de los SUV, el Rav4, un modelo que abrió el camino a seguir a otros muchos y con el que Toyota parece haber encontrado la fuente de la eterna juventud. Pese al paso de los años, se ha ido renovando para seguir manteniéndose actual y ser uno de los referentes entre este tipo de vehículos. El Toyota Rav4 y el Volkswagen Tiguan tienen muchas cosas en común y en líneas generales son muy parecidos, tanto que lo que realmente los distingue son pequeños detalles.
Estéticamente, el Tiguan, con unos rasgos parecidos a los del Touareg, muestra una imagen atractiva, personal y dinámica por su agresivo frontal. La unidad de prueba del Rav4 es la denominada Cross Sport, que se distingue del resto de las versiónes de su gama porque no tiene la rueda de repuesto colgada en el portón trasero. Con ello, buscando un estilo más refinado y deportivo, ha perdido parte de la imagen aventurera que lo distingue. Con el metro en la mano podemos comprobar que estos todocamino tienen unas dimensiones similares. El Tiguan es ligerísimamente más largo, mientras que su adversario le gana, también por un escaso margen, en anchura y en altura. De puertas adentro, los diseñadores del SUV japonés han aprovechado mejor los centímetros con que contaban y su interior está mejor resuelto. Algo que se deja notar de manera manifiesta en sus maleteros, ofreciendo el Rav4 una capacidad de carga mucho mejor: 490 litros en condiciones de uso normal, frente a los 395 litros del Tiguan. En algo en lo que coinciden es en su buena versatilidad de uso. Los dos asientos traseros puede abatirse por partes y, con soluciones propias de un monovolumen, también pueden desplazarse longitudinalmente, lo que permite adaptarlos a las necesidades de cada momento.
Vuelven a coincidir en su buena calidad de acabado y en un equipamiento de serie muy completo, en el que muy poco se echa de menos. La mayor diferencia entre ellos reside en la tapicería de los asientos, que en esta versión del Tiguan son de cuero. Continuando con el interior, el del Tiguan recuerda mucho al del Golf Plus, modelo con el que comparte el diseño del salpicadero y de todos sus mandos. En otro detalle en el que se ponen de acuerdo es en adornarse con unas molduras y remates de color aluminio, algo que les aporta un alegre toque deportivo. En estos todocamino, todo el entorno del conductor está resuelto con detalles inteligentes que facilitan al máximo su labor. Este es el caso de los mandos multifunción del volante, que permiten manejar el equipo de audio sin perder la carretera de vista.
Lo que menos nos ha gustado en el Toyota Rav4 es la posición de un mando tan importante como es el de las luces de emergencia que, situado en la parte derecha de la consola central del salpicadero, está un poco lejos del alcance de la mano del conductor. Técnicamente, el Rav4 y el Tiguan también comparten muchas similitudes. Comenzando por sus motores, que son tecnológicamente muy parecidos. Ambos tienen la misma arquitectura, con un poco más de cilindrada el modelo japonés (2,2 litros frente a los 2 litros del alemán), culata de cuatro válvulas por cilindro y un sistema de inyección directa por raíl común de última generación, con turbo de geometría variable e «intercooler». Se trata de dos propulsores con un buen rendimiento y con unas potencias de 136 CV: el Toyota, y 140: el Volkswagen.
Unos motores que se distinguen por mostrar una elevada suavidad de funcionamiento y una buena respuesta desde pocas revoluciones. Ambos están asociados a unas cajas de cambios manual de seis velocidades, con unos desarrollos más cortos en el Tiguan, que le permiten una respuesta más rápida al acelerador, sobre todo, en recuperaciones (ver recuadro), en las que se impone claramente al Rav4. Esto lo compensa el Toyota con unos consumos más ajustados, ya que, sobre todo en viajes por carretera, su motor funciona a menos revoluciones.
Una gran virtud del Rav4 y del Tiguan es que se desenvuelven muy bien por carretera, comportándose sobre el asfalto como si de unos monovolumen se tratara, mostrando siempre unas reacciones nobles y predecibles en cualquier tipo de trazado, y a la vez se mueven con agilidad y soltura en pistas de tierra o en terrenos deslizantes. Fuera del asfalto hay que recordar que no son unos todoterrenos puros y que la ausencia de reductoras y unas suspensiones con unos recorrido limitados no aconsejan a meterse con ellos en complicaciones. Pero, pese a esto y gracias a unos eficaces sistemas de tracción a las cuatro ruedas y a la moderna electrónica aplicada a ellos, se puede con un poco de habilidad transitar por sitios que a priori pueden parecer imposibles.
Los dos utilizan lo que se denomina sistemas de tracción inteligentes. El de Toyota, de desarrollo propio, y el de Volkswagen, de origen Haldex, que funcionan en combinación con los sistemas de control de tracción y de estabilidad, proporcionando siempre mayor par motor a las ruedas que más lo necesitan. El Rav4 lo completa con un bloqueo del diferencial central que es muy útil para salir de situaciones de poca adherencia y el Tiguan , con un dispositivo denominado «off Road», que al activarlo mediante un botón en el salpicadero entra en acción el control de descenso, el bloqueo del diferencial central, hace que el acelerador proporciones una respuesta más suave y adecúa el funcionamiento del ABS a las condiciones más deslizantes del suelo. Unas soluciones que a priori permiten al Tiguan llegar fuera de carretera un poco más lejos que su rival.
Pero esto queda diluido en gran parte por la utilización de unos neumáticos muy poco apropiados para una utilización fuera del asfalto, ya que a su poca adherencia suman un elevado riesgo de pinchazo. Tanto el Toyota Rav4 como el Volkswagen Tiguan son unos compañeros ideales para disfrutar con ellos de los viajes en familia y de las aficiones al aire libre. Su precio es muy parecido: el Toyota cuesta 34.420 euros y el Volkswagen, 34.050, cantidades que están a la par de las de la mayoría de sus numerosos adversarios. Por lo tanto, en la decisión final va a contar mucho la elección por una marca u otra, ya que en términos prácticos lo que más los diferencia es un maletero más capaz en el Rav4.
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