Prueba: Ford Galaxy 2.0 TDCi 163 CV automático

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Rubén Fidalgo
09 de septiembre, 2014
Con 4 años a sus espaldas, sorprende la competitividad del Ford Galaxy en el mercado de los monovolúmenes. Sus puntos fuertes son un interior espacioso y cómodo, buenas soluciones prácticas y un chasis camaleónico capaz de llevarte a de A a B con el máximo confort y seguridad, pero también agilidad.
El Ford Galaxy 2.0 TDCi con la mecánica de 163 CV es una buena alternativa para aquellos que necesiten un coche con el que viajar en familia. Es cómodo, amplio (incluso con las 7 plazas desplegadas) y sorprende lo bien que va en carretera pese a su tamaño.
Tan sólo su uso en ciudad y unos consumos algo elevados (por otro lado razonables, teniendo en cuenta sus prestaciones y volumen) pueden ser un problema para el uso diario.
Pese a su veteranía, el Galaxy sigue plenamente vigente y puede codearse con los más jóvenes entre los monovolúmenes de 7 plazas.
Aunque nació como un proyecto conjunto con el grupo VAG (Sharan, Alhambra y Galaxy), esta última generación lanzada en 2010 se ha desvinculado de «sus primos», manteniéndose firme en detalles como las puertas traseras convencionales frente a las correderas empleadas por sus adversarios.
Vamos a ver cuáles son los puntos fuertes y las debilidades de este modelo que, en conjunto, resulta muy recomendable y cuenta con una relación precio/producto muy interesante.
Diseño: Ford Galaxy 2.0 TDCi: buena presencia

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Aunque apareció en 2010, el Ford Galaxy ha aguantado el tirón perfectamente durante estos 4 años y sigue teniendo un aspecto muy llamativo. El color «Azul Impact» contribuye a dar un aire actual a este monovolumen a la vez que ayuda a disimular un poco sus dimensiones.
El frontal es el típico de Ford, con unos faros muy rasgados y que, además, tienen una iluminación excelente gracias a sus dimensiones y sistema bi-xenón. Por cierto, la función de asistencia de luz de carretera es de las mejores que he probado, con muy pocos errores a la hora de pasar a cruce para evitar deslumbrar al tráfico contrario.
En la vista lateral queda patente la enorme distancia entre ejes de este modelo, imprescindible para ofrecer un buen espacio interior.
La cámara de marcha atrás está bien integrada en el diseño del portón trasero, pero está muy expuesta a las salpicaduras cuando la carretera está mojada, lo cual la anula por completo para maniobrar los días de lluvia.
El portón trasero es muy grande y necesitaremos bastante espacio para abrirlo sin que tropiece con la pared del garaje o con el coche que tengamos aparcado detrás, pero permite un buen acceso al maletero.
Las llantas de aleación cuentan con un buen diseño y son fáciles de limpiar, aligerando un poco la vista lateral del Galaxy y dándole un toque algo deportivo a este modelo. Personalmente, no me gusta que la moldura cromada que bordea los cristales laterales no tenga continuidad en la parte superior del tercer cristal. Éste es abatible tipo «pop out» o compás, lo cual supone cierto desahogo para los pasajeros de la tercera fila.
Interior: Ford Galaxy 2.0 TDCi: amplio y práctico

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Como buen monovolumen, el Ford Galaxy ofrece un interior muy confortable y diáfano, aunque algunos elementos no acaban de convencerme, como los portaobjetos que van montados en el techo. Las cosas que metamos en ellos molestarán bastante con el ruido que harán al moverse a la altura de nuestras cabezas. Por otro lado, son algo difíciles de accionar para los niños, pues quedan demasiado altas. Encuentro más útiles los cajones y huecos en las zonas de las puertas, bajo los asientos, etc.
El interior es muy versátil y las 2 plazas traseras suplementarias son de las más cómodas que he encontrado, con un mecanismo para abatirlas realmente sencillo de utilizar. Sin embargo, hay un «pero» que hace incómodo cargar y descargar el maletero cuando tenemos abatidos los asientos de la tercera fila. En estas condiciones, el plano de carga queda más alto que el umbral, lo cual hace que lo que llevemos en el maletero tienda a salir rodando nada más abrir el portón.
El salpicadero muestra un diseño muy limpio y es fácil hacerse con los mandos, con una disposición bastante lógica, aunque la gran anchura del Galaxy y la configuración plana del tablero provoca que para accionar algunas teclas haya que separar la espalda del asiento. Una consola algo más orientada hacia el conductor mejoraría este apartado.
Los asientos son cómodos y cuentan con los reglajes suficientes como para ajustarnos perfectamente, además, sujetan bien el cuerpo.
Motor: Ford Galaxy 2.0 TDCi: buen equilibrio

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El motor de 163 CV mueve francamente bien el Galaxy y resulta una opción mecánica muy interesante, ofreciendo un buen compromiso entre prestaciones y consumos. Además, proporciona una correcta seguridad activa gracias a las buenas recuperaciones a la hora de realizar un adelantamiento.
Aunque en parado resulta un poco cantarín, lo cierto es que una vez empezamos a rodar apenas se oye el sonido de este turbodiésel, que está perfectamente compenetrado con el trabajo de la caja de cambios automática Powershift. Ésta sólo necesita algo de ayuda cuando afrontamos un puerto con el coche cargado, donde empieza a «dudar» entre una marcha y otra. La solución es muy sencilla: pasamos a modo manual y listo.
Además de la posición 100% automática y la secuencial, el cambio cuenta con un modo Sport en el que «estira» un poco más las marchas y también mejora el freno motor a la hora de bajar un puerto, dando respiro a los frenos.
Los cambios son rápidos y pasan inadvertidos para los pasajeros, algo que contribuye a mantener un elevado nivel de confort a lo largo del viaje.
Me ha parecido una combinación perfecta este motor de 163 CV, el cambio automático secuencial y este coche, convirtiéndolo en un verdadero modelo con el que disfrutar de los viajes en familia.
Comportamiento: Ford Galaxy 2.0 TDCi: sorprendente

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Aunque al principio impresiona por su tamaño, a los pocos kilómetros te encuentras tan a gusto en el Galaxy que le «pierdes el respeto» y empiezas a sorprenderte de lo cómodo que puede llegar a ser disfrutar de su generoso habitáculo y de lo bien que se mueve en carretera. Está claro que no es un kart, pero tampoco es el elefante que uno se espera, ni mucho menos.
En ciudad resulta muy cómodo dominar el tráfico que va por delante gracias a una postura de conducción elevada y a la buena visibilidad de su enorme superficie acristalada. Si a esto le unimos la excelente respuesta tanto del motor como de la caja de cambios automática, tenemos un coche con el que acabamos moviéndonos de forma confortable entre el tráfico. El problema viene a la hora de aparcar sus prácticamente 5 m de longitud y su generosa anchura en las (normalmente) angostas plazas de aparcamiento.
Las suspensiones son bastante cómodas (y, como la batalla es enorme, este modelo no cabecea demasiado al afrontar los pasos de cebra elevados). En carretera filtran bien las irregularidades, pero sin que el Galaxy se convierta en una mecedora.
Si nos apetece salir de excursión con la familia por algún lugar perdido, no hay problema con este monovolumen, que se desenvuelve con mucha soltura por carreteras secundarias, sorprendiendo por su agilidad. En este apartado es uno de los mejores y es capaz de seguir muy de cerca a una referencia en estas lides como es el S-Max, que tiene un centro de gravedad más bajo.
La unidad de pruebas cuenta con un chasis adaptativo con 3 tarados para la amortiguación: Confort, Normal y Sport. Los que más me han gustado son el primero para el día a día y el último para reducir el balanceo en carreteras viradas, lo cual evita mareos a los pasajeros.
La geometría de las suspensiones es tan buena que en realidad no hay mucha diferencia de comportamiento entre una ley u otra; sólo varían ligeramente los tiempos de espera, pero el Galaxy va perfectamente asentado tanto en modo Confort como en Normal.
En el circuito se confirman estas buenas sensaciones: el Galaxy tiene unas reacciones muy nobles y una seguridad activa excelente. La maniobra de esquiva no supone el menor problema y el control de estabilidad no necesita reaccionar de forma brusca para evitar complicaciones.
Los frenos también cumplen con su cometido, obteniendo unas correctas distancias de frenado, aunque la masa, los kilos, empiezan a pasar factura si abusamos, alargando algo más de lo deseable las frenadas debido a la temperatura.
En resumen, el Ford Galaxy es uno de los mejores de su segmento en cuanto a comportamiento dinámico, con unas reacciones seguras: demuestra que un coche familiar no tiene necesariamente que ser un cepo en la carretera.
Equipamiento: Ford Galaxy 2.0 TDCi: bien pertrechado

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Con este nivel de acabado, la dotación del Galaxy es muy completa. Pese a tratarse de un modelo lanzado en 2010, Ford ha sabido integrar perfectamente en él los últimos sistemas de asistencia a la conducción, como el Lane Assist o el control de crucero adaptativo, que tienen un buen funcionamiento, por cierto.
En un automóvil con un volumen interior tan generoso, el sistema de climatización es un asunto crítico. La unidad de pruebas lo soluciona con un climatizador de tres zonas, capaz de mantener una temperatura agradable en todas las plazas.
Asientos de cuero calefactados, navegador, volante multifunción (algo engorroso de manejar, con nada menos que 18 botones para el control de crucero, la radio, el teléfono o el ordenador), techo panorámico, pintura metalizada, llantas de aleación, cristales tintados… No echaremos nada en falta y, aunque el precio de tarifa no es barato -casi 47.000 euros-, Ford ofrece interesantes ofertas mediante las que es fácil hacerse con este Galaxy justo por debajo de los 40.000 euros, una cifra muy razonable.
Consumo: Ford Galaxy 2.0 TDCi: pesan los kilos... y el tamaño

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Aunque el motor diésel tiene un buen rendimiento, no se puede obviar que el Galaxy es un monovolumen realmente grande y pesado que, además, puede aumentar notablemente sus kilos si sacamos partido de su enorme espacio interior.
En ciudad es casi imposible hacer bajar el consumo de los 10 l/100 km. El motivo no es la falta del sistema start & stop, tampoco su transmisión automática Powershift, sino el peso que hay que poner en marcha en cada semáforo.
En carretera, viajando a medias entre 70 y 100 km/h, lo normal es movernos en cifras entre los 6,5 y los 7 l/100 km, que no están nada mal para este tipo de coche.
Con el control de crucero a 120 km/h en autovía, la gran superficie frontal pasa factura y deja registros en el ordenador con datos cerca de los 8 l/100 km.
No son cifras desorbitadas si tenemos en cuenta su peso y tamaño, pero son claramente superiores a los 6 l/100 km de media declarados por el fabricante.
Rivales
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Vehículo | Ford Galaxy 2.0TDCi Titanium Powershift 163 |
Citroen C4 G.Picasso 1.6THP S&S Intensive Aut. 165 |
Mazda Mazda5 2.0 Luxury i-Stop |
Seat Alhambra 2.0TDI CR S&S Style DSG 177 |
Precio | Desde 42.100 € |
Desde 28.260 € |
Desde 24.410 € |
Desde 42.720 € |
Combustible | Diésel | Gasolina | Gasolina | Diésel |
Cambio | 6 marchas | 6 marchas | 6 marchas | 6 marchas |
Potencia (CV) | 163 | 165 | 150 | 177 |
Aceleración 0-100 km/h (s) | 10,4 | 8,7 | 11,2 | 9,6 |
Consumo Medio (l/100 km) | 6,0 | 5,6 | 6,9 | 5,9 |
Emisiones CO2 (g/km) | 149 | 129 | 159 | 154 |
Nuestra valoración: 7,0
7
8
7
7
7
6
Destacable
- Comportamiento dinámico.
- Espacio interior.
- Equipamiento.
Mejorable
- Consumos elevados.
- Suelo del maletero con asientos plegados.
- Faltan huecos.
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