Prueba: Ford B-Max 1.0 EcoBoost 125 CV

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Autor: Autocasión
30 de mayo, 2014
El Ford B-Max gana en numerosos aspectos a sus rivales, aunque también hay apartados en los que cede frente a sus competidores. Pero cuenta con algo que nadie puede igualar: un espacio de entrada libre a su interior de 1,5 metros. Así ha sido nuestra semana de convivencia con este "minivolumen".
Una semana de convivencia con el Ford B-Max nos ha bastado para comprobar que estamos ante una opción excelente para aquellos que busquen una alternativa práctica a un compacto, pero cuyo presupuesto les obliga a tachar de la lista berlinas y monovolúmenes de mayor tamaño.
Siendo conscientes de lo que ofrecen sus competidores directos, quizá no estemos ante el candidato más idóneo; su maletero no es el más capaz y su interior no puede presumir de ser el más funcional. Sin embargo, esto se compensa con un comportamiento de primera que nadie puede igualar, unos interesantes motores de gasolina y la maravillosa apertura deslizante de las puertas traseras que, sin pilar B, facilitan enormemente el día a día.
Todo ello, unido a que por relación precio/equipamiento se sitúa en una posición privilegiada frente a sus adversarios, hace que el B-Max merezca un hueco destacado en esa lista de aspirantes que cada comprador elabora antes de adquirir un automóvil de estas características.
Diseño: Inspirado en el Fiesta y el C-Max

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Cuando Ford se decidió a lanzar su B-Max en 2012, el mercado ya contaba con diversos «minivolúmenes» que representaban el mismo concepto de vehículo. Los ingenieros de la marca lo tenían claro: había que diferenciarse del resto. ¿Y cómo lo hicieron? Pues con el sistema de puertas correderas; si bien no era la primera vez que se veía, Ford buscó rizar el rizo de la practicidad con la eliminación del pilar B. El resultado es 1,5 m de apertura sin barreras, con el que ningún rival puede competir.
La verdad es que cuando uno contempla este Ford B-Max con las dos puertas de un lateral abiertas (y además dispone de techo panorámico, como es el caso de nuestra unidad de pruebas), surge la duda de si la carrocería cuenta con la rigidez suficiente para garantizar la seguridad de los ocupantes en caso de accidente. El temor se esfuma al observar la pegatina situada en la puerta del conductor, que nos recuerda que conducimos todo un cinco estrellas Euro NCAP: ha pasado con nota por exigentes pruebas de choque.
Por lo demás, si observamos la mitad delantera de este B-Max, parece que estemos ante un Fiesta que acaba de «pegar el estirón»; mientras que si miramos su parte posterior, nos recuerda a un C-Max recién terminada la «operación bikini». Esta combinación de diseños da lugar a un modelo de solo 4,07 m de largo y apenas 1,75 m de ancho, medidas que no adelantan su buena habitabilidad interior.
Interior: Echamos en falta más huecos en el B-Max

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El sistema de apertura de puertas del Ford B-Max facilita mucho la actividad diaria y es muy útil si tenemos que viajar con personas mayores o a la hora de salir del coche aparcado en batería. Además, si tienes algún niño pequeño, colocar la sillita será lo más sencillo del mundo: no sólo evitamos el molesto pilar B, sino que además podemos abatir el asiento del copiloto, lo que permite sentarse sobre él para anclar el sistema de retención infantil o acomodar al pequeño. Eso sí, el refuerzo obligado de las puertas para mantener la rigidez estructural hace que sean un poco más pesadas de lo habitual.
La habitabilidad en las plazas traseras está más que garantizada para dos adultos, con un espacio para las piernas y la cabeza por encima de la media. El espíritu práctico del B-Max pierde aquí algo de encanto, ya que no contamos con banquetas posteriores reclinables o desplazables como en otros monovolúmenes, ni tampoco con huecos en las puertas.
El conductor se va a encontrar una postura al volante más propia de un turismo que de un monovolumen. Por acabados, tacto de los mandos y materiales, el B-Max está un paso por delante de sus competidores; no alcanza una calidad excelente, pero está muy bien hecho. Sin embargo, algunos detalles que no me acaban de convencer son el excesivo grosor del volante en el acabado Titanium X, los numerosos botones de la consola central y la situación algo baja de los mandos de la climatización, que obligan a apartar la vista de la carretera para su manejo.
Al abrir el portón trasero, nos recibe un maletero correcto, de 318 litros, pero más pequeño que el de un Opel Meriva (400 litros), un Citroën C3 Picasso (385 litros) o un Hyundai ix20 (440 litros).
Motor: El EcoBoost de 125 CV tiene un rendimiento excelente

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En un primer momento, sorprende cómo el pequeño motor de tres cilindros y 999 centímetros cúbicos puede mover con tanta soltura un automóvil de estas características. Bien es cierto que un peso de 1.204 kilos no es para nada excesivo, pero conseguir un par de 204 Nm en una mecánica de este tipo solo está al alcance del Ecoboost de 125 CV de Ford.
Al poner en marcha el propulsor, no se aprecia vibración alguna; sólo percibimos un leve ronroneo, algo de lo que no pueden presumir otros motores tricilíndricos. Incluso si -por las circunstancias del trayecto- tenemos que apurar alguna marcha, no podemos hablar de un sonido desagradable. En vías rápidas, esta característica se mantiene y es más fácil percibir ruidos aerodinámicos que mecánicos.
El uso de la turboalimentación y el generoso par anteriormente mencionado garantizan una respuesta contundente a prácticamente cualquier régimen. La fuerza está disponible desde apenas 1.500 rpm y se mantiene hasta más allá de 4.000 rpm. Es una buena noticia para los que sean algo perezosos a la hora de manejar el cambio…
Sinceramente, creemos que merece la pena pagar los 800 euros más que cuesta la variante de 125 CV respecto a la de 100 CV. Hemos podido probar esta última en otros modelos de la gama y la diferencia de prestaciones es perceptible, en especial a la hora de viajar cargados.
Comportamiento: No hay otro minivolumen más "deportivo"

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La marca del óvalo se caracteriza, por lo general, por dotar a sus modelos de un aplomo muy acusado. ¿Pasa lo mismo en el B-Max? Bueno, si tenemos en cuenta que conducimos un vehículo basado en la plataforma del Ford Fiesta, no es de extrañar un comportamiento tan efectivo en carretera.
Los casi 200 kilos de peso extra respecto al utilitario no impiden que el B-Max mantenga una agilidad destacable y una forma de rodar que lo convierten en la referencia de su segmento. Incluso por el tarado de la suspensión y la rápida reacción a los cambios de dirección podemos hablar de un cierto comportamiento deportivo. Esta efectividad no está reñida con la comodidad, y sólo si elegimos las llantas de 17 pulgadas (250 euros), podemos tener alguna queja de los ocupantes al pasar por algunos baches o tapas de alcantarilla.
La caja de cambios manual, de cinco velocidades en todas las variantes mecánicas, ofrece un manejo y un tacto muy agradable gracias a recorridos bastante acertados.
No podemos dejar de comentar el hecho de que el Ford B-Max emplea frenos de tambor en el eje trasero, algo por lo que ya prácticamente sólo apuestan modelos «low cost» y que resta eficacia en la frenada, sobre todo si viajamos cargados de equipaje.
Equipamiento: De los mejores en tecnología y seguridad

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El Ford B-Max que nos ha acompañado durante una semana contaba con el acabado más alto de la gama, el Titanium X. Éste supone, según el configurador de Ford, un sobrecoste de 2.650 euros respecto a la versión Trend, la más básica que se ofrece asociada a este motor. ¿Compensa pagar esta cantidad? Depende de si te interesa disponer de elementos como climatizador manual (monozona), arranque por botón, control de crucero, reposabrazos, espejo de supervisión infantil, tapicería de cuero, volante premium, asientos calefactados…
El Ford B-Max deja atrás a sus rivales en lo que se refiere a tecnología y seguridad. En el primer aspecto destaca, especialmente, el paquete Ford SYNC, que nos permite realizar y responder llamadas, leer mensajes de texto y controlar la música utilizando sólo la voz. La verdad es que su funcionamiento está bastante logrado. Tampoco es fácil hacerle sombra al B-Max en seguridad, ya que puede equipar elementos de los que otros carecen, como la función de aviso a los servicios de emergencia en caso de accidente, frenada automática ante riesgo de colisión o el innovador dispositivo My Key, que permite limitar la velocidad máxima o el volumen de la radio si, por ejemplo, dejamos el coche a nuestro hijo.
Pero no todo merece alabanzas en este apartado. Ford está empeñada en no ofrecer faros de xenón ni en opción en algunos de sus modelos, y éste es también el caso del B-Max. Se trata de un componente que mejora considerablemente la iluminación en carretera y, por lo tanto, la seguridad.
Consumo: El EcoBoost permite conseguir consumos muy bajos

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Este Ford B-Max Ecoboost 125 CV homologa 4,9 l/100 km, un número que en las condiciones del tráfico real de una ciudad sube, según el indicador de consumo, a 6,5 l/100 km. Aunque las características del B-Max lo conviertan en un modelo más apto para la urbe, obviamente un trayecto más común por autopistas y autovías rebajará este dato a una cifra más que aceptable.
Ford incluye en este modelo el dispositivo Eco Mode, una original y entretenida función que nos concede puntos según lo eficientes que seamos en la conducción. Así, si no apuramos en exceso las marchas, nos anticipamos a las frenadas y mantenemos una velocidad baja, un gráfico con forma de flor en la pantalla principal iluminará sus pétalos como premio a nuestra actitud.
Pero cuidado: el motor EcoBoost no es muy amigo de la conducción eficiente llevada al extremo. Cambiar de marcha por debajo de las 2.000 rpm le obliga a tal esfuerzo para aumentar la velocidad que veremos penalizados los consumos. En este aspecto, este pequeño propulsor tricilíndrico es bastante radical: podemos lograr cifras de gasto de carburante muy contenidas o, por el contrario, bastante elevadas, y el límite entre ambos extremos es realmente pequeño.
Si quieres visitar todavía menos la gasolinera, el B-Max dispone en su gama del motor 1.6 TDCi de 95 CV, mecánica que también hemos tenido la oportunidad de probar. Sus prestaciones son algo peores que las del EcoBoost, pero anuncia un consumo medio de 4 l/100 km.
Rivales
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Vehículo | Ford B-Max 1.0 EcoBoost A S&S TitaniumX 125 |
Opel Meriva 1.4 NEL Selective 120 |
Hyundai ix20 1.6i Tecno Sky Nav |
Precio | Desde 21.400 € |
Desde 18.772 € |
Desde 20.340 € |
Combustible | Gasolina | Gasolina | Gasolina |
Cambio | 5 marchas | 5 marchas | 6 marchas |
Potencia (CV) | 125 | 120 | 126 |
Aceleración 0-100 km/h (s) | 11,2 | 11,5 | 10,9 |
Consumo Medio (l/100 km) | 4,9 | 6,3 | 6,4 |
Emisiones CO2 (g/km) | 114 | 149 | 148 |
Nuestra valoración: 8,0
Diseño 7
Motor 8
Comportamiento 9
Interior 7
Equipamiento 8
Consumo 9
Destacable
- Acceso al interior.
- Comportamiento.
- Prestaciones.
Mejorable
- Maletero.
- Practicidad.
- Mandos de la consola.
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Comentarios
Hola Gabriel, enhorabuena por la compra del nuevo coche y muchas gracias por compartirlo con nosotros. Un saludo.
me acavo de comprar el b max 1.4 duratec 95cv y para mi es una maravilla en carretera no se escuccha ningun ruido del motor ni vibracion alguna se conduze de maravilla lo mas practico son sus puertas traseras correderas el consumo puede variar dependiendo de como le demos al pedal por lo general un muy buen coche lo recomendaria
es increíble este coche, al final me lo he comprado y estoy muy contento. he conseguido hacer con 58 euros 750 kilómetros tengo un b max 125 cv titanium, eso si, me ha costado conseguir ese consumo porque he cuidado mucho la forma de conducir. pero lo normal es 550 kilometros con 58 euros de gasolina, comprando la gasolina a 1.45 euros.
lo mejor de este coche el ecoboost. parece mentira lo que se consigue con ese mini motor
el diseño no me agrada mucho, pero fui a un concesionario a probarlo y la verdad es que va de maravilla