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Prueba del Volvo S90 D4 Inscription 2016

Prueba del Volvo S90 D4 Inscription 2016

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15 de noviembre, 2016

Tras haber probado el Volvo XC90, llega el momento de probar la berlina S90, con una estética similar y el motor D4 de 190 CV diésel con cambio automático de 8 velocidades. El acabado Inscription enamora a la vista y al tacto, pero algunos detalles se pueden mejorar.

En esta prueba del Volvo S90 D4 Inscription 2016 la frase que más he escuchado es «hay que ver lo que ha cambiado Volvo». Es curioso cómo, pese a que a partir del lanzamiento del S80 en 1998 se fueron suavizando las líneas de los modelos suecos, la gente sigue teniendo esa imagen cubista de los coches de Volvo.

Pese a que los diseños de la marca han cambiado mucho en los últimos años, es justo reconocer que con este S90 lo han bordado y han creado una de las berlinas más bellas que hay en el mercado en la actualidad. Tomando algunos detalles estéticos del Volvo XC90, especialmente en el frontal con el ya característico martillo de Thor en los faros, y con unas líneas muy fluidas y elegantes, este Volvo S90 entra por los ojos y termina de enamorar en cuanto abres sus puertas y te encuentras con uno de los interiores más atractivos, elegantes y espaciosos del mercado.

El modelo elegido para la prueba monta el motor diésel D4 de 190 CV asociado al cambio automático de 8 marchas con el nivel de acabado más alto, el Inscription. Sus prestaciones son más que suficientes, sus consumos, asombrosamente bajos ( 5,5 l/100 km en autopista) y su confort de marcha está entre los mejores del segmento. Para sacar defectos a este coche, hay que ser muy puntilloso, pero es que, con un precio de tarifa de casi 50.000 euros (que sube hasta 66.000 en el caso de la unidad probada), uno tiene que ser exigente.

Un automóvil de este precio se merece un motor con una acústica más cuidada. Fuera, se oye demasiado y su sonido es feo y, dentro, -hasta los 80 km/h-  también, salvo que encendamos el formidable equipo de sonido Bowers & Wilkins. Tampoco me ha convencido un maletero de enormes dimensiones pero con una boca de carga muy pequeña, que exige que nos metamos dentro, literalmente, para poder sacar las cosas del fondo.

Los acabados y la calidad de materiales son excelentes, aunque la unidad de pruebas tenía un molesto grillo en el pilar B justo a la altura del oído del conductor, probablemente provocado por alguna grapa o presilla mal montada. Como digo, son detalles nada graves que se pueden solucionar eligiendo otra mecánica o bien el precioso Volvo V90 con carrocería familiar y un portón mucho más práctico y versátil.

Con tacto asiático

En cuanto a comportamiento, el Volvo S90 tiene un rodar en el que el confort ha sido el claro objetivo. Si hasta aquí se podía incluso reír de sus rivales alemanes (por calidad, diseño, seguridad, interiores, tecnología…), en el apartado dinámico el S90 pierde puntos. Pensado para rodar con un confort absoluto por autopistas, en zonas viradas es muy torpe y subvirador.

Además, la combinación de una suspensión delantera con muelles y neumática en el eje trasero no es muy homogénea y no da nada de confianza a alta velocidad. Está claro que Volvo sabe que los principales mercados de este excelente automóvil serán Asia y EE.UU., donde este tipo de comportamiento es el predilecto, con la comodidad como principal acicate.

Diseño: Volvo S90 D4 2016: acero sueco

El Volvo S90 tiene un diseño muy atractivo.

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La imagen estrenada con el lanzamiento del Volvo XC90 le sienta de maravilla a esta berlina. De él toma detalles como la forma de la parrilla delantera o los llamativos y eficaces faros, que integran la característica luz de marcha diurna inspirada en el martillo de Thor y que hacen también de indicadores de dirección.

La vista lateral es muy elegante, con unas líneas fluidas y aerodinámicas en las que llaman la atención las nervaduras de las puertas y las enormes llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/35-20, absolutamente excesivos para estas prestaciones, además de restar confort y empeorar el comportamiento en carretera.

La parte trasera está rematada por un tercer volumen muy corto y unos enormes grupos ópticos de excelente visibilidad.

Las puertas son amplias y permiten un cómodo acceso a los pasajeros, que tendrán una reconfortante sensación de seguridad al cerrarlas, con un sonido que da la impresión de entrar en una cámara acorazada.

Los ajustes y la calidad de la pintura son excelentes y hacen que, ya desde fuera, nos transmita que estamos ante un coche de primer nivel. Gracias a sus formas y a esta pintura metalizada, el S90 parece más pequeño de lo que es. Con 4,96 m de largo mide casi lo mismo que un Mazda6, pero con un interior mucho más amplio.

Durante la semana que he podido disponer de este modelo, me ha sorprendido la cantidad de gente que se queda mirándolo. Realmente llama la atención a los peatones y al resto de conductores, que incluso reducen la marcha para verlo con algo más de detenimiento. No cabe duda de que su presencia impone.

 

Interior: Forma y función

El interior del S90 es sublime.

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Siempre me han seducido los diseños escandinavos, capaces de aunar elegancia, confort y practicidad con líneas muy sencillas. En este sentido, el Volvo S90 es la sublimación de la máxima de «forma y función». Además de lograr un interior acogedor y muy cómodo, lo han hecho huyendo de formas recargadas y complicadas, lo cual lo hace todavía más atractivo.

Los asientos son excelentes y proporcionan un confort  de primer nivel. Además, con la opción del cuero Nappa Sport se incluye la banqueta extensible y el respaldo regulable también en anchura, que cierra los pétalos laterales para ceñirnos más la espalda.

La madera de nogal acabada en mate en lugar de brillante, los mandos del arranque o de la selección del modo de conducción imitando cristal, el volante en dos tonos, el diseño simple de la consola central… todo está realizado con un gusto sublime y se ha conjugado para crear uno de los habitáculos más acogedores y elegantes que podrás ver.

Los mandos están bien distribuidos y la enorme pantalla central ha hecho sencillo el manejo de la multitud de funciones disponibles (echa un vistazo a las fotos y verás todos los sistemas que se pueden accionar desde ella). Todo lo que tocamos tiene muy buen tacto y da la sensación de ir a bordo de un yate de lujo. Los tiradores de las puertas son metálicos y de aspecto impecable, las molduras de las puertas… todo transmite muy buena impresión.

El espacio para los pasajeros traseros es de los más generosos que uno puede encontrar sin irse a versiones de batalla alargada. Sólo el pasajero de la plaza central tendrá derecho a protestar por el abultado túnel de transmisión (hay versiones de tracción total) que le impedirá colocar los pies cómodamente.

La iluminación de cortesía realizada con LED es también muy elegante y contribuye a hacer mucho más acogedor el habitáculo en los viajes nocturnos. Su intensidad y su tonalidad se pueden regular desde la pantalla del sistema multimedia.

El habitáculo está muy bien aislado, con todos los cristales laminados y sellos en las puertas de gran calidad. Sin embargo, al ralentí se escucha bastante el motor si no tenemos encendido el equipo de sonido.

Motor: Demasiado ruidoso

El motor diésel D4 es demasiado ruidoso, pero sus consumos y prestaciones convencen.

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Un exterior seductor, un interior del que no te quieres bajar… y, al poner en marcha el motor, ves justificado cada céntimo pagado por el formidable equipo de sonido Bowers & Wilkins. En efecto, el 4 cilindros en línea de 2 litros de cilindrada tiene un buen rendimiento, pero su sonido no está a la altura de una berlina de este porte. Sorprende girarte al escuchar el traqueteo y encontrarte con todo un Volvo S90 de última generación en lugar de una Vanette con 30 años.

Si por fuera hace ruido, dentro también se escucha, en parte por lo aislado que está el resto de los componentes mecánicos, con muy poco ruido de rodadura, y también del sonido del exterior gracias a los cristales laminados. A partir de 80 km/h ya deja de escucharse dentro. La verdad es que es un mal perdonable por parte de los pasajeros, que podrán deleitarse con el equipo de sonido, pero en el exterior el ruido es el que es.

Sonidos aparte, este motor tiene una respuesta agradable y sus 190 CV y 400 Nm de par mueven con suficiente soltura sus dos toneladas de peso… y eso que se ha empleado bastante aluminio en el desarrollo de este coche.

Para reducir el consumo, cuenta con función Start & Stop y dispositivo de rueda libre en la transmisión. El Start & Stop tiene un buen funcionamiento y arranca rápidamente, pero la tosquedad del motor hace que sea muy evidente el traqueteo que se produce cada vez que se apaga y pone en marcha.

La caja de cambios de 8 marchas tiene un funcionamiento muy agradable y, lo mismo que en su bastidor, se ha buscado el confort como máxima. Las transiciones son muy suaves y los cambios de marcha pasan completamente inadvertidos. Sin embargo, sus reacciones son lentas cuando, por ejemplo, queremos hacer un adelantamiento. Siempre que podamos, deberemos anticiparnos nosotros y seleccionar una marcha más apropiada.

Con 8 relaciones de cambi,o su escalonamiento es bastante cerrado, aunque las dos últimas son muy largas para reducir el consumo en autovía. Con 400 Nm de par este motor tiene pecho suficiente como para tirar de ellas incluso en los puertos de montaña por autovía, manteniendo cruceros a 120 km/h con el motor apenas a 2.000 rpm.

El Volvo S90 D4 cuenta con 3 leyes de funcionamiento que podemos seleccionar con la ruleta que hay tras el mando de arranque: Eco, Confort y Sport. Si entramos en el menú de configuración, podemos elegir cómo queremos que se comporte el coche en cada uno de ellos. Por ejemplo, aunque estemos en modo Eco, podemos elegir un tarado de la supensión o de la dirección más rígido.

Estos modos actúan sobre 4 sistemas: la sensibilidad del pedal del acelerador, la respuesta de la caja de cambios, la dirección asistida y la suspensión.

Comportamiento: Al gusto asiático

El Volvo S90 es algo torpe, con un claro enfoque hacia el confort.

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Al igual que el Volvo XC90, el tacto del S90 es muy del gusto americano y asiático, con unas suspensiones blandas muy confortables, pero que restan precisión al conductor.  Es, probablemente, el apartado que menos me ha gustado de esta prueba. Para colmo, esta unidad montaba las llantas opcionales de 20 pulgadas y unas ruedas 255/35-20 no se llevan nada bien con un coche de 2 toneladas y suspensiones blandas, lo que conforma un conjunto muy poco homogéneo.

La dirección tiene un buen tacto y es suficientemente rápida, con poco más de 2 vueltas de volante entre topes y un buen radio de giro, pero la pisada del eje delantero no da ninguna confianza. Los enormes rodillos pisan tanta superficie que es fácil que haya irregularidades en ella y con una amortiguación tan suave no siguen la trayectoria marcada con el volante.

En zonas viradas es muy subvirador y se nota mucho la enorme masa del coche generando importantes inercias, tanto laterales en curva como para detenernos cuando hay que aplicar los frenos. El eje trasero no ayuda demasiado en estas situaciones, completamente atado al suelo y con unas reacciones diferentes a las del delantero debido a su amortiguación neumática con control de altura. Claramente no es un coche pensado para rodar con agilidad por carreteras secundarias, lo suyo son las autovías a velocidades medias.

En autopista y autovía, el confort hace que nos olvidemos de llegar a una hora determinada y prefiramos disfrutar del viaje en sí mismo. A los máximos legales es muy placentero conducir este Volvo, pero, si tenemos que dar un volantazo para evitar a un camión que invade nuestro carril mientras manda un mensaje con el móvil, no tranquiliza tener un eje delantero tan perezoso.

En curva rápida tiene un buen aplomo siempre que la trayectoria sea limpia y no haya cambios en el radio de la trazada que nos obliguen a girar más o menos el volante. Cada vez que corregimos la trayectoria con el volante aparecen las enormes inercias y la suave amortiguación en contra.

La excelente iluminación de sus faros full LED inteligentes es todo un seguro de vida en los viajes nocturnos, con un haz de luz enorme, repleto de luminosidad y un tono muy blanco que reduce la fatiga. El asistente de luz de carretera es rápido evitando deslumbramientos, pero debemos estar atentos al tráfico de camiones, pues no detecta sus luces de gálibo y los deslumbramos más de lo deseable.

En ciudad el único defecto de este coche es su tamaño para maniobrar en zonas reducidas y encontrar un hueco donde aparcarlo. El asistente de aparcamiento y las cámaras nos facilitarán mucho las cosas, pero primero tiene que caber en el sitio.

En el circuito de pruebas salen a la luz los inconvenientes de desequilibrar un coche montando unas ruedas tan desproporcionadas con una suspensión tan confortable. La maniobra de esquiva hace saltar el ESP ya en el primer golpe de volante para corregir el tremendo subviraje inicial. Afortunadamente el control de estabilidad tiene un funcionamiento impecable y la cosa no sale del rango de seguridad. En esta situación se nota perfectamente el trabajo de los pretensores de los cinturones de seguridad (que, por cierto, llevan inscrito «Since 1959» como homenaje al genio de Nils Bohlin, su inventor), que se activan en cuanto el ESP entra en acción.

La frenada de emergencia desde 100 km/h se resuelve en una distancia correcta y con una buena estabilidad durante toda la trayectoria, sin movimientos raros de la parte trasera.

En definitiva, si en apartados como la calidad, el equipamiento, el diseño, el lujo y el confort este Volvo está incluso por encima de sus rivales alemanes, en este apartado dinámico cede varias posiciones. No es que vaya mal ni mucho menos, pero su tacto es el típico de coche americano, muy confortable pero poco eficaz.

 

Equipamiento: Volvo S90 D4 2016: todo un arsenal

Los faros inteligentes son sensacionales y la seguridad aumenta en los viajes nocturnos.

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El acabado Inscription de la unidad de pruebas es el más alto de la gama Volvo y la mecánica D4 está en la parte intermedia. Con estos mimbres, tenemos un coche cuyo precio de partida son 49.381 euros y que, en el caso de la unidad de pruebas, asciende a 65.861 euros a base de extras como:

  • Las llantas de 20 pulgadas: totalmente prescindibles, empeoran el comportamiento del coche y son mucho más caras, con un precio opcional de más de 1.800 euros.
  • Pintura Gris Osmium: casi 1.090 euros es una suma considerable, aunque no hay duda de su atractivo y calidad, como puedes ver en las fotos.
  • Tapicería cuero Nappa Sport: por 423 euros cambia por completo el aspecto del interior, además de contar con banqueta extensible y un confort excepcional.
  • Light pack: por 895 euros es una opción muy recomendable, gracias a la cual la seguridad en viajes nocturnos aumenta con una iluminación excelente, faros full LED adaptativos con asistente de luz de carretera.
  • Bussines Pro Pack: este paquete de extras cuesta algo más de 3.000 euros y añade un formidable equipo de sonido, asistente de aparcamiento y navegador premium. Recomendable para los más sibaritas de la música, la calidad del audio es de primer nivel.
  • Xenium Low Pack: con un precio similar al anterior, añadimos el head up display (de gran calidad y nitidez), cortinillas, techo solar y cámaras periféricas. Es más prescindible que los anteriores.

Los precios de las opciones son elevados, pero más económicos que en la mayoría de sus rivales, por lo que me parece que la relación precio/producto de este Volvo es muy buena. Además, de serie ya contamos con sistemas muy interesantes que se pagan aparte en sus principales adversarios, como la tapicería de cuero, el control de crucero adaptativo, el sistema de detección de peatones, etc.

Mención aparte se merece el equipo multimedia y de sonido, idéntico al que puedes ver en esta vídeo prueba del Volvo XC90 y que es realmente bueno. Cada puerta monta 3 altavoces que dividen el sonido en 3 gamas de frecuencias (graves, medios y agudos), además de un subwoofer en el salpicadero y otro en la bandeja trasera. Los ajustes son infinitos y se puede lograr que el interior del S90 se convierta en una de las salas de conciertos con más estilo y confort del planeta.

Consumo: Realmente eficiente

Los consumos del Volvo S90 D4 sorprenden por lo contenidos que son.

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Uno se espera unas cifras elevadas en un coche de este tamaño y porte, pero es otra de las alegrías que me he llevado en esta prueba. Volvo homologa una media de 4,4 l/100 km tras ponderar un consumo urbano de 5,3 l/100 km y de 3,9 l/100 km en carretera, unas cifras algo optimistas, pero que no se desvían tanto como uno pueda imaginar de las reales.

Sorprende que un coche de 2 toneladas y estas enormes ruedas sea capaz de lograr un consumo real en autopista con el control de crucero conectado (lo que elimina la ventaja de la rueda libre) a 120 km/h de sólo 5,4 l/100 km.

En carretera, con cruceros entre 70 y 100 km/h y una conducción suave, es fácil ver medias de 4,2 l/100 km, aunque, si tenemos que realizar adelantamientos y llevar una conducción más natural, lo normal será movernos entre 4,5 y 4,8 l/100 km.

En ciudad, el peso y la inercia de unas llantas de 20 pulgadas pasan factura y el consumo medio se va hasta los 7 l/100 km de gasto real.

Con estos valores y un depósito de 55 litros de diésel es fácil lograr autonomías en el entorno de los 1.000 km.

Rivales

Vehículo

Volvo S90 D4 Inscription Aut. 190

Bmw 520dA

Audi A6 2.0TDI S line edition quattro S-T 140kW

Infiniti Q70 2.2d GT Premium Aut.

Precio Desde
53.918 €
Desde
47.311 €
Desde
53.379 €
Desde
51.175 €
Combustible Diésel Diésel Diésel Diésel
Cambio 8 marchas 8 marchas 7 marchas 7 marchas
Potencia (CV) 190 190 190 170
Aceleración 0-100 km/h (s) 8,2 7,7 8,2 8,9
Consumo Medio (l/100 km) 4,4 4,1 5,0 4,9
Emisiones CO2 (g/km) 116 109 131 129

Nuestra valoración: 7,5

Diseño 8

Motor 7

Comportamiento 6

Interior 8

Equipamiento 8

Consumos 8

Destacable

  • Confort de viaje
  • Seguridad
  • Elegancia

Mejorable

  • Detalles de acabado
  • Ruido del motor
  • Boca del maletero pequeña

Ver ficha técnica y equipamiento

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