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Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV Kaiteki 2019: sin fronteras

Imágenes dinámicas del Outlander PHEV.

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09 de abril, 2019

Nos ponemos a los mandos del híbrido enchufable más vendido del mercado: el Mitsubishi Outlander PHEV. ¿Qué tiene que tanto gusta? Comprobémoslo...

No hay duda de que la mejor opción de transporte privado para quienes necesitan frecuentar núcleos urbanos como Madrid Central es un vehículo que porte la etiqueta medioambiental Cero Emisiones. De ellos, seguramente los más funcionales y los que permiten una mayor flexibilidad son los híbridos enchufables (PHEV) y los eléctricos de autonomía extendida. Por autonomía, los primeros siguen siendo la clave. Por eso, una vez que han comenzado las sanciones en la zona centro de la capital, nos ponemos a los mandos del híbrido enchufable más vendido de nuestro mercado. Bienvenidos a la prueba del Mitsubishi Outlander PHEV Kaiteki 2019. ¿Realmente es una buena compra?

¿Por qué gusta tanto el Mitsubishi Outlander PHEV?

Este coche está teniendo éxito entre sus rivales debido a que reúne aspectos muy positivos en lo que a gustos de usuarios se refiere. En primer lugar, la carrocería SUV que tan de moda está en la actualidad le dota de ese atractivo especial que demanda la gente hoy en día. También su enorme espacio interior resulta muy práctico, tanto para viajar como para el día a día de una familia. Además, como decíamos, su tecnología PHEV permite recorrer alrededor de 50 km diarios sin consumir ni una gota de combustible (todo ello sin tener que experimentar el agobio de poder quedarnos tirados sin batería.)

A lo anterior hay que sumar la tracción total, que mejora la seguridad; la lista de elementos tecnológicos que incorpora desde su versión más básica -pese a que no cuenta con navegación integrada-; y la calidad de materiales y acabados de este tope de gama. Pero no todo iban a ser bondades… La autonomía en modo gasolina se queda algo justa y el precio, al menos en este acabado Kaiteki, se antoja elevado (ronda los 50.000 euros sin descuentos.)

El Outlander PHEV, por encima de los híbridos enchufables de BMW y del Grupo Hyundai

Los principales competidores del Mitsubishi, por concepto y precio, son el Mini Countryman PHEV, el BMW Active Tourer y el Toyota RAV4, aunque también serían unas muy buenas alternativas, algo más económicas, los Kia Niro PHEV y Hyundai Ioniq PHEV. Los Audi Q7 e-tron, BMW X5 45e, Mercedes GLC 350e, Volvo XC60 T8 Twin o Porsche Cayenne E-Hybrid premium son, obviamente, superiores en cuanto a prestaciones, pedigrí y también precio.

Diseño: Músculo de 4x4

El color de carrocería es un Blanco Silky que tiene un sobrecoste de casi 500 euros.

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El reciente restyling al que ha sido sometido el Outlander no le hace cambiar demasiado con respecto al modelo que ya conocíamos de antes. Los diseñadores japoneses solamente han rejuvenecido la parrilla, con ese panal de abeja tan atractivo, y ambos paragolpes, que ahora son algo más deportivos. También han integrado un alerón trasero que sí es absoluta novedad y que le da un aire más dinámico mirándolo desde la trasera y de perfil.

Las llantas multirradio son de nuevo diseño y tienen un tamaño de 18 pulgadas. Los neumáticos que montan (con medidas 225/55) tienen un balón suficiente para poder salir del asfalto sin apuros y con un buen grado de confort, el mismo que ofrecen en carretera. En conjunto, lo que suele gustar del exterior de este coche es la robustez y la musculatura que transmite desde cualquiera de sus ángulos (parece un auténtico todoterreno y no un simple SUV), pero también los citados y frescos detalles que le dotan de cierta deportividad, así como el frontal tan afilado.

La iluminación, tanto delantera como trasera, equipa ahora tecnología full led y lo cierto es que hacen una muy buena labor. Las ópticas son tan alargadas que permiten ver a la perfección los intermitentes incluso en el lateral. Los antiniebla, por el contrario, podrían iluminar un poco más para mejorar la visibilidad en condiciones adversas.

En materia de ajustes y calidades, el Outlander no tiene crítica posible. Todas las juntas están correctamente unidas, los plásticos ofrecen una imagen muy cuidada y los numerosos elementos cromados, junto con los contrastes en negro brillante, aumentan aún más esa sensación de atención y esmero. La carrocería puede escogerse en cinco colores distintos (Blanco Silky, Rojo Orient, Bronce Radiant, Negro Ruby o Gris Titanium). En todos los casos, el sobrecoste por la pintura es de 495 euros.

Interior: Espacioso, pero sin opción a 7 plazas

Interior del Mitsubishi Outlander PHEV.

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El interior del Outlander PHEV, sobre todo en este acabado Kaiteki, destila bastante calidad gracias a elementos como la tapicería de cuero con patrones cuadrados, los plásticos de tacto noble que componen la consola central y el salpicadero, y las molduras en símil de carbono que encontramos en el túnel central y en el puesto del acompañante.

El volante, también de cuero, tiene un tacto inmejorable, pero integra un buen número de botones con los que tendremos que familiarizarnos antes. Eso sí, sus grandes dimensiones y el alto grado de asistencia hace que su manejo sea realmente fácil, sobre todo en maniobras.

La consola central abusa demasiado del negro piano y esto deja en un segundo plano la pantalla táctil de 7 pulgadas que, por cierto, no cuenta con navegación integrada. Su respuesta es correcta y tiene un manejo sencillo, pero tiene un menú que, cuando dejamos de reflejar la pantalla de nuestro smartphone, queda algo anticuado. Por fortuna, Mitsubishi es de los que continúan dejando los mandos físicos de la climatización. En este caso, los comodísimos asientos integran calefacción, al igual que el volante. Tras este encontramos unas enormes levas que se pueden usar para graduar la fuerza de la frenada regenerativa.

La instrumentación es fácilmente legible, se constituye de dos relojes analógicos (un velocímetro y un potenciómetro) y un display LCD central que muestra toda la información importante de a bordo.

El espacio, tanto delantero como trasero, es muy bueno. Se viaja con total holgura y confort, incluso el ocupante de la plaza central, que se encuentra con que no hay túnel de transmisión (la batería recorre todo el suelo y el eje trasero es movido por un motor eléctrico situado en el mismo.) Precisamente debido al combo batería-motor trasero, el PHEV no tiene opción de equipar una tercera fila adicional. En su lugar, el maletero deja espacio para casi 500 litros, pudiendo alcanzar una capacidad de hasta 1.600 litros si abatimos los respaldos de la segunda fila. A esto hay que añadir un umbral bastante elevado, lo que facilita la carga de objetos pesados, y un portón con apertura y cierre eléctricos.

Motor: 230 CV de potencia conjunta

Motor del Mitsubishi Outlander PHEV.

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El esquema mecánico del Outlander PHEV se compone de un motor térmico de gasolina y de dos eléctricos, situados estos últimos uno en cada eje motriz. El bloque de combustible está conectado directamente por medio del transaxle con el generador y con el motor eléctrico delantero, de modo que cuando actúa lo puede hacer como extensor de autonomía produciendo la corriente que aprovecha el eléctrico delantero para mover las ruedas o puede él mismo ofrecer hasta 211 Nm de par. El trasero es independiente y sólo se relaciona con la batería como fuente de alimentación mediante el convertidor.

Con el restyling de 2018, el motor de gasolina experimentó un aumento de potencia y de cubicaje (de un 2.0 de 121 CV se pasó a un 2.4 de 135 CV). También es ahora más potente el motor eléctrico trasero, que pasa de 82 a 95 CV. De este modo, la potencia máxima conjunta asciende hasta los 230 CV. Como es lógico con esta estructura, el Outlander PHEV se beneficia de la tracción total (sistema S-AWD, para ser más exactos) y equipa una transmisión transaxle patentada por GKN, bajo la denominación Multi-Mode eTransmission,muy compacta y eficiente (similar a la empleada por Toyota) que a nivel usuario tiene un comportamiento como el de un  variador continuo o CVT.

Tiene diferentes modos de conducción que varían la respuesta de los motores: Eco, Normal, Eléctrico, Sport y Snow. Tanto en el primero como en el último, la entrega de potencia es más sosegada (en Eco para mejorar la eficiencia y en Snow para evitar pérdidas de motricidad). En Eléctrico, si la carga de la batería así lo permite, le ordenamos circular valiéndose sólo de los motores eléctricos. El Sport, por su parte, hace que el motor térmico sea más reactivo al acelerador.

Además, el conductor puede ir distribuyendo y reservando la energía eléctrica a su antojo gracias a los botones Save y Charge. Ambos hacen alusión a la batería: con Save ordenamos al sistema conservar la carga que tenemos en ese momento y con Charge le decimos que aproveche cada resquicio para inyectar energía a la batería. En los dos modos, por tanto, damos total prioridad al funcionamiento del motor de gasolina.

Comportamiento: Perfecta suavidad para viajar

El Outlander es un coche confortable en carretera gracias a una suspensión suave.

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El comportamiento dinámico que ofrece este Outlander está muy orientado al confort en carreteras y viajes largos. Su tarado de suspensión es blandito y esto nos permite devorar kilómetros en autovías e, incluso, circular por carreteras en un estado de conservación algo peor con total comodidad. Sin embargo, esta configuración, junto a sus casi dos toneladas, supone que en el segundo de los contextos sí encontremos algún que otro balanceo molesto de carrocería cuando afrontamos un viraje sin retener los pesos. En cualquier caso, no es algo que implique falta de seguridad alguna mientras se circule en máximos legales, ya que terminamos adaptándonos pronto a esta respuesta y es posible corregirla usando quizá más de lo debido el freno.

La dirección es lo suficientemente precisa, pero según en qué momentos puede parecer algo indirecta y desmultiplicada, dada la excesiva suavidad del volante.

Uno de los puntos clave de este coche es aprender a ser eficiente con él para recurrir lo menos posible a la gasolina. Es probable que el usuario aprenda a serlo con el tiempo y con experiencia, pero para que aproveche a tope la función de la batería será necesario combinar los distintos modos de conducción en base a la lectura del entorno y de las condiciones del Outlander.

También hay que destacar que la frenada está ayudada por el motor eléctrico, que se aprovecha de la frenada regenerativa para llenar la batería. En este punto, el conductor tiene que saber que al pisar el pedal no notará un efecto directo sobre los discos como esperaría en cualquier otro coche de combustión, sino que primero actuará frenando el motor eléctrico y luego el equipo de frenos. Por tanto, cuando se requiera detener con contundencia el coche, se deberá pisar el freno con la misma energía.

En autovía nos ha parecido un coche bastante cómodo que sólo cojea un poco en materia de ruido de aerodinámica y rodadura (sobre todo cuando se viaja sin audio.) El control de crucero adaptativo también resulta muy conservador a la hora de frenar frente a un coche precedente, pero todo esto lo contrarrestan los asientos de nuestra unidad en concreto y la suavidad de la suspensión.

En ciudad es donde podemos sacar partido al motor eléctrico y a la batería, registrando importantes ahorros en combustible. No obstante, sus más de 4,6 metros evidencian desventajas a la hora de encontrar una plaza de aparcamiento pública o de maniobrar en pleno centro urbano.

Poca gente sacará esta mole del asfalto. Los más valientes podrán beneficiarse de un buen perfil de ruedas, de una suficiente altura libre al suelo, de la tracción total y de la finura de su chasis, aunque tendrán que extremar las precauciones al acercarse a cualquier obstáculo o cuesta porque no equipa control de descenso ni, por supuesto, reductora.

 

Equipamiento: Muy completo, pero sin navegación

Interior del Mitsubishi Outlander PHEV.

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Quizá lo más reseñable en cuanto a equipamiento es que, en un intento de ahorrar costes, al igual que hacen otros fabricantes asiáticos como Subaru o SsangYong, Mitsubishi ha decidido no ofrecer ni en opción la posibilidad de incorporar navegación integrada.

En cualquier caso, el Outlander PHEV goza de un buen equipamiento. El más básico se denomina Motion y está disponible desde 44.500 euros. Entre sus elementos más destacados citamos las llantas de aleación de 18 pulgadas, el freno de estacionamiento eléctrico, el sistema de tracción S-AWD, la tapicería Comfort-Tech, el volante multifunción regulable, los faros antiniebla, los sensores de lluvia y luces, la iluminación diurna led, el acceso y arranque sin llave, el sistema de infoentretenimiento con conectividad para iOS y Android, el climatizador automático bizona con filtro antipolen y multitud de asistentes a la conducción, como el detector de ángulo muerto, la frenada autónoma de emergencia, la alerta por tráfico trasero, sensores de aparcamiento con cámara trasera, etc.

 

Nuestra unidad se corresponde con el tope de gama Kaiteki, cuyo precio parte en los 50.000 euros. Al equipamiento estándar del anterior añade tapicería de cuero, faros full led, asientos y volante calefactables, alarma antirrobo, dos enchufes de 1.500W, regulación eléctrica en las plazas delanteras, control de crucero adaptativo, sistema de mitigación de colisión frontal con función de detección de peatones, alerta por cambio involuntario de carril, portón de maletero eléctrico y aplicación Mitsubishi Remote Control para temporizador de carga, calefacción…

Evidentemente, el salto de precio es notable, pero no es menos cierto que los componentes extras del Kaiteki se pagan y, además, en lo relativo a confort y funcionalidad le hacen ganar más puntos. La decisión, como siempre decimos, dependerá del espacio que tengamos en la billetera.

Consumo: 50 km en modo eléctrico

Imágenes dinámicas del Outlander PHEV.

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Durante nuestra semana de pruebas hemos registrado un consumo en ciudad que varía en una escala de 0 a 1,5 litros dependiendo de si sólo usamos el sistema eléctrico o lo combinamos con el motor de gasolina -dando prioridad en todo caso a los motores eléctricos.- En autovía, a 120 km/h, la cifra se estabiliza en unos 9 litros a los cien. En este contexto, el peso y las proporciones del Outlander penalizan el consumo, pero en convencionales el número es aún mayor, alcanzando los dos dígitos. Realmente, todo el tiempo que estemos usando en exclusiva el motor de gasolina pasaremos de los 10 l/100 km. Con estas cifras, y teniendo en cuenta que sólo caben 45 litros de combustible en el depósito, tendremos una autonomía aproximada de 600 km, algo escasa para un coche de este tamaño.

La batería de iones de litio tiene una capacidad de 13,8 kWh y permite que recorramos unos 50 km en modo 100% eléctrico. Esto implica que día a día, si los trayectos rutinarios no superan esa autonomía, podemos movernos sin gastar ni una gota de combustible. Además, también hay que decir que el modo Charge es bastante efectivo y se puede recargar por completo la batería con un cierto uso persistente del motor de combustión.

Para llenar la batería en un enchufe doméstico Schuko, el Outlander PHEV equipa una toma de Tipo 1 o SAE J1772 (nos llevará cerca de seis horas recargarla.) Para las cargas rápidas, se recurre a una boca CHAdeMO, que nos permitirá alcanzar el 80% de la batería en poco menos de media hora.

Rivales: Rivales del Mitsubishi Outlander Kaiteki PHEV

Vehículo

Mitsubishi Outlander PHEV Kaiteki 4WD

Mini Mini Countryman Cooper S E ALL4

Kia Niro 1.6 PHEV Emotion

Toyota RAV-4 2.5 hybrid 4WD Luxury

Precio Desde
49.700 €
Desde
40.900 €
Desde
38.135 €
Desde
50.400 €
Combustible Híbrido Enchufable Híbrido Enchufable Híbrido Enchufable Híbrido
Cambio 1 marchas 6 marchas 6 marchas 1 marchas
Potencia (CV) 230 224 141 222
Aceleración 0-100 km/h (s) 10,5 6,8 10,8 8,1
Consumo Medio (l/100 km) 1,8 2,1 1,3 4,5
Emisiones CO2 (g/km) 40 43 29 102

Nuestra valoración: 7,2

Diseño 7

Motor 7

Comportamiento 8

Interior 8

Equipamiento 7

Consumos 6

Destacable

  • Autonomía en modo eléctrico
  • Espacio interior
  • Etiqueta Cero Emisiones

Mejorable

  • Autonomía en modo gasolina
  • Sin navegador integrado

Ver ficha técnica y equipamiento

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