Prueba del Mercedes GLC 220d 4Matic 2016

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Rubén Fidalgo
03 de mayo, 2016
El Mercedes 220d 4Matic de la prueba de hoy me ha sorprendido por su comportamiento en carretera, con una agilidad sorprendente, en gran medida gracias a su excepcional dirección, muy directa y precisa. Sólo su excesivo peso y el precio de algunas opciones rebajan una nota sobresaliente.
Tras el buen sabor de boca que me dejó el sustituto del Mercedes GLK (ver presentación de la renovación de la gama SUV de Mercedes Benz), tenía muchas ganas de someter a una prueba más en profundidad a este modelo y poder confirmar la buena impresión inicial. El modelo elegido para esta prueba es el Mercedes GLC 220d 4Matic, probablemente el más interesante de la gama gracias a su relación entre prestaciones y consumos. Pese a que se trata de la motorización que da acceso a la gama, el GLC 220d tiene un precio de partida ligeramente por encima de los 50.000 euros, una cifra respetable y que, en el caso de la unidad de pruebas, sube hasta los casi 62.000 euros al incorporar elementos como las llantas de 20 pulgadas en dos tonos, el techo panorámico, la cámara de marcha atrás con asistente de aparcamiento, etc.
Por esta suma se tiene acceso a un automóvil que me ha sorprendido mucho en el apartado dinámico, con un comportamiento en carretera excelente pese a la penalización que las llantas de 20 pulgadas y los neumáticos RunFlat (permiten seguir circulando tras un pinchazo) suponen en este apartado.
Otro de los aspectos en los que más ha evolucionado respecto a su predecesor (además del estético) es en lo referente a la calidad percibida, con un interior en el que las molduras de aluminio realmente tienen aspecto de aluminio, los mandos tienen un buen tacto y la insonorización es excelente.
En definitiva, se trata de un SUV con un sobresaliente comportamiento en carretera, un interior amplio y confortable, unas prestaciones más que suficientes y toda la capacidad de representación que se le presupone a la estrella que preside su coraza delantera.
Su precio es elevado, pero ofrece bastante a cambio y, en mi opinión, está algo por delante de rivales como el Audi Q5, BMW X3, Lexus NX o incluso Porsche Macan.
Diseño: Mercedes GLC 2016: imagen de marca

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Mercedes no ha corrido riesgos en esta ocasión y ha optado por una estética menos audaz que en la de su predecesor, el GLK, que, con sus formas angulosas, tenía más personalidad, pero que provocaba reacciones extremas: o lo amabas o lo odiabas.
El Mercedes GLC resulta mucho más «fácil de querer», con unas líneas más suaves, un frontal muy agresivo y en línea con los últimos modelos presentados por la marca. Sus proporciones, además de elegantes, hacen que resulte un coche espacioso y cómodo de utilizar.
En la galería de fotos puedes ver las diferencias entre el GLK y el GLC, más que palpables, tanto en las formas como en las dimensiones.
La unidad de pruebas, con el color gris plata metalizado, disimula bastante las complicadas superficies de su carrocería, repletas de curvas y ondulaciones que le dan un aspecto bastante juvenil y con ciertos matices «sport» al GLC.
Las llantas de 20 pulgadas y las protecciones imitando aluminio en la parte baja de los parachoques y taloneras contribuyen a darle esa imagen deportiva y le quitan solemnidad a las formas de este crossover.
Las puertas son amplias y permiten un cómodo acceso al interior, algo a lo que también contribuye la altura al suelo de este modelo, que no es excesiva.
Tanto los faros como las luces diurnas y los pilotos traseros tienen tecnología LED y hacen que veamos y nos vean bien, además de darle un aspecto muy moderno al coche.
Todos los detalles, en la galería de fotos del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Interior: Mercedes GLC 2016: diseño acogedor

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El interior del Mercedes GLC ha dado un gran salto en diseño y en calidad percibida y es muy acogedor y elegante. La unidad de pruebas equipaba las molduras en aluminio cepillado en combinación con el plástico en negro piano, más juvenil que la madera y a juego con el gris plata de la carrocería.
Precisamente la consola central con ese acabado en negro piano es lo que menos me ha gustado del interior. Además de rayarse y dejar nuestras huellas de los dedos marcadas con facilidad, produce incómodos destellos si llevamos la cortinilla del techo solar abierta.
La postura de conducción es perfecta gracias a la cantidad de reglajes del asiento y de la columna de dirección. Lo que podría mejorar es la distribución de los mandos, con demasiadas cosas que hacer con la mano izquierda (luces, intermitentes, limpiaparabrisas, reglaje de la columna de dirección) y apenas nada de trabajo para la derecha, que sólo utilizaremos para poner el cambio en D, R, N o P.
Las plazas delanteras son cómodas gracias a la calidad y ergonomía de los asientos, así como al espacio disponible. También los pasajeros de la segunda fila podrán viajar con bastante amplitud, aunque el túnel central y la forma del asiento hacen que tres vayan algo incómodos atrás.
El sistema multimedia resulta algo engorroso de manejar en los primeros minutos, pero lo cierto es que, en cuanto te acostumbras a sus menús y al uso de la ruleta -y el touch pad que hay en donde estaría el selector del cambio en la consola central- es muy intuitivo de utilizar y resulta fácil moverse entre las diferentes funciones del mismo, aunque sorprende que Mercedes huya de las pantallas táctiles, que son las más empleadas en la mayoría de sus rivales.
El maletero tiene un suelo completamente plano y un buen hueco (que se puede cerrar con llave) bajo la tablilla. Los asientos se abaten con un solo toque pulsando los botones que hay accesibles tanto en el maletero como desde las plazas traseras. Un detalle de ergonomía a mejorar es el pulsador que cierra el portón eléctrico. No sé por qué los fabricantes insisten en ubicarlo en el portón en lugar de en los costados del maletero. Si mides menos de 1,65 m, no alcanzas a cerrarlo salvo que des un saltito.
Todos los detalles, en la galería de fotos del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Motor: Mercedes GLC 2016: excelente por consumo y prestaciones

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El motor de 170 CV diésel mueve con mucha más soltura de la que en un principio nos podamos imaginar un coche que tontea con las dos toneladas. Además de la buena respuesta de este 4 cilindros en casi toda la gama de revoluciones, el secreto está en la caja de cambios 9G-Tronic de 9 marchas, que permite que siempre tengamos la relación de cambio perfecta para cada situación.
Aunque en el habitáculo, con las ventanillas y el techo cerrados, el motor no se oye, los peatones y el resto del tráfico sí notarán nuestra presencia debido a la rumorosidad de esta mecánica, que, además de elevada, tampoco destaca por su finura. Un mejor encapsulado del vano motor no le vendría mal para disimular un poco más este detalle.
En cuanto a la caja de cambios, su funcionamiento es muy bueno y su tecnología es de lo más avanzada. Dispone de dispositivo de rueda libre para reducir el consumo y aumentar la inercia durante la marcha, aunque, si activamos el control de crucero, perdemos esta función.
Los cambios de marcha se ejecutan con precisión y suavidad absolutas, pasando completamente inadvertidos para los pasajeros, aunque en modo Eco a veces es algo incómoda. El motivo es que en este modo siempre busca llevar el desarrollo más largo posible. Si por algún motivo pisamos el acelerador (no hace falta que sea con decisión para un adelantamiento, basta con hacerlo suavemente para superar un repecho, por ejemplo), a veces nos sorprende bajando dos o incluso tres marchas, lo cual sí resulta algo brusco.
En modo manual podremos manejar el cambio con las levas que hay en el volante. Sus reacciones son rápidas, pero no es muy obediente y sube marchas sin que se lo pidamos en cuanto rozamos las 4.000 rpm.
El Mercedes GLC 220d dispone de Drive Select que permite elegir entre varios modos de funcionamiento que varían (en esta unidad, que carece de suspensión adaptativa) la respuesta del pedal del acelerador, el cambio, el climatizador y la asistencia de la dirección, así como la respuesta del sistema de tracción total:
- Sport+: en este modo el sistema de tracción total está preparado para transmitir más rápidamente el par al eje trasero, la dirección se endurece algo, el cambio busca la relación que proporcione las máximas prestaciones y el acelerador es más sensible.
- Sport: es similar al anterior, pero menos radical.
- Confort: la dirección y los cambios de marcha son mucho más suaves.
- Eco: el pedal del acelerador es menos sensible, el cambio busca siempre el desarrollo más largo posible y se activa la rueda libre. El climatizador también busca el mínimo consumo de combustible.
- Individual: podemos elegir qué parámetros queremos que estén a nuestro gusto y combinar, por ejemplo, un cambio confort con un pedal del acelerador sport.
Todos los datos, en la ficha técnica del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Comportamiento: Mercedes GLC 2016: tal vez el mejor SUV en carretera

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Puede que éste sea el apartado en el que más me ha soprendido el Mercedes GLC por su nivel de efectividad en aspectos tan opuestos como son el confort y el dinamismo, dificiles de conciliar siempre, pero más todavía si hablamos de un coche tipo SUV con un centro de gravedad más alto que el de una berlina.
El Mercedes GLC es un coche facilísimo de conducir y además muy agradable en todo momento. En ciudad, la mayor altura nos permite tener una mejor visión del resto del tráfico y anticiparnos a las maniobras de los que van varios coches por delante del nuestro. En la vista lateral, los gruesos pilares impuestos por las severas pruebas de crash test hacen que tengamos bastantes ángulos muertos, especialmente al incorporarnos a una calle perpendicular o al circular por una carretera de doble sentido con curvas, en las cuales no veremos el carril izquierdo en los giros hacia ese lado.
Las llantas con neumáticos de poco perfil exigirán nuestro máximo cuidado en las maniobras de aparcamiento, fáciles de llevar a cabo gracias a la cámara de marcha atrás, que, además, es retráctil y va protegida frente a las salpicaduras de los días de lluvia y a los rayazos.
En autovía es muy confortable y su paso por curva rápida es muy seguro y con muy poco balanceo, algo que, además de confianza, reduce el riesgo de que los pasajeros se mareen. La buena insonorización hace que viajemos con muy poco ruido en el interior, disfrutando de la conversación con nuestros compañeros de viaje o del sonido del equipo de audio.
Si lo sacamos de su entorno y nos metemos en una zona virada, el GLC sorprende por su agilidad y no te acabas de creer que estés enlazando curvas al ritmo que es capaz de asumir este bastidor. Excelente.
En el circuito de pruebas de PTC Escuela en A Pastoriza, se corrobora esta sensación. Los tiempos de espera son cortos para el tipo de coche que es, la carrocería apenas se inclina en las curvas y, en las maniobras bruscas como la esquiva, no pierde la compostura. Los frenos también brillan y detienen el coche en unas distancias cortas y con total seguridad.
Durante la jornada de pruebas, cayó un fuerte aguacero y las ruedas de 255 mm de ancho suponen un problema que se incrementa con la dureza de la carcasa de los neumáticos tipo runflat, que tampoco son muy agradables cuando conducimos con algo de brío. Debido a la manera en que trabajan los flancos de los runflat, las reacciones son algo bruscas al límite. Una medida más lógica (no más de 18 pulgadas de llanta) mejorarían en este apartado.
El sistema de tracción total 4Matic es muy rápido adaptándose a las necesidades y se ve muy beneficiado por el buen trabajo del bastidor. Estos dos elementos hacen que el control de estabilidad y el de tracción funcionen a la perfección, porque tienen buenas herramientas con las que trabajar.
Fuera del asfalto, el límite lo imponen los faldones del coche (que empeoran los ángulos de ataque, salida y ventral) y unos neumáticos que se pueden cortar a la mínima si pisamos una piedra algo angulosa o una raíz.
Personalmente me ha parecido un coche muy agradable de conducir y sorprendentemente ágil. En mi opinión, además de un buen bastidor, el truco está en la excelente dirección, muy rápida (sólo dos vueltas de volante entre topes y bastante grado de giro en las ruedas) y con una asistencia muy bien elegida -bastante suave en las maniobras, pero no tanto como para flotar a alta velocidad-.
No cabe duda de que, en este apartado, el Mercedes GLC está entre los mejores SUV del mercado actual.
Todos los datos, en la ficha técnica del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Equipamiento: Mercedes GLC 2016: completo... y caro

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La dotación de la unidad de pruebas hace que su precio ascienda desde los apenas 50.000 euros hasta superar los 62.000 €. Elementos como el techo panorámico, la cámara de marcha atrás con asistente de aparcamiento, la pintura metalizada, las llantas de 20 pulgadas en dos tonos, los asientos con reglaje eléctrico y calefactados, etc., hacen que la cifra se dispare.
Es cierto que por mucho menos hay coches en el mercado más equipados, incluso con sistemas de control de crucero adaptativos, asistentes de cambio de carril, etc., pero el Mercedes GLC juega en otra liga, en la de los modelos de lujo, y dentro de este segmento está en media, con un equipamiento similar al de sus rivales y en el que no echaremos nada en falta en lo que a seguridad activa y pasiva respecta.
Un detalle algo engorroso, y típico de las marcas alemanas, es que es difícil de configurar el coche debido a dos motivos: por una parte, tenemos un catálogo de opciones que es enorme, lo cual hace difícil encontrar dos coches iguales. Por otro lado, resulta engorroso que muchas opciones sean incompatibles con otras o, peor todavía, que, si queremos algo concreto, necesitemos equipar otros elementos a mayores. Si, por ejemplo, queremos el techo panorámico, éste nos obliga a incorporar otros paquetes de equipamiento, lo cual acaba disparando los precios más de lo deseable y hace que carguemos con opciones que no deseamos o no necesitamos.
Todos los datos, en la ficha técnica del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Consumo: Mercedes GLC 2016: excelente para sus casi 2 toneladas

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El gran enemigo de este coche son sus más de 1.800 kg en orden de marcha y el freno al avance que imponen unas ruedas con medidas 255/45-20 en un coche de 170 CV.
Si tenemos en cuenta el mayor tamaño de los neumáticos de la unidad de pruebas frente a los que equipa de serie (y con los que se homologa), el aumento de peso de elementos como el techo panorámico, el portón trasero eléctrico, etc, se justifica la diferencia que hay entre los valores de consumo oficiales y los reales obtenidos durante la prueba.
En ciudad, el consumo real del Mercedes GLC 220d 4Matic ha sido de 7 l/100 km en lugar de los 5,5 l/100 km que da el fabricante como dato oficial.
En carretera, Mercedes homologa un gasto de 4,7 l/100 km, una cifra que es muy difícil de conseguir en uso real salvo que tengamos todo a favor y seamos muy suaves en nuestra conducción. El valor normal en carreteras con cruceros entre 70 y 100 km/h y adelantamientos, etc, está en el entorno de los 5,5 l/100 km, un valor muy bueno.
Si subimos el ritmo hasta 120 km/h y activamos el control de crucero (lo cual anula las ventajas de contar con rueda libre en el modo Eco), la media de consumo sube hasta los 6,4 l/100 km, también una cifra que me parece muy buena en un coche de este porte y con estos neumáticos. Este valor se puede mejorar si prescindimos del control de crucero y, además, usamos el cambio en modo manual. En modo automático, la caja de cambios de 9 marchas está cambiando continuamente en cuanto hay algún desnivel que superar y los consumos suben algo.
Con estas cifras, si tenemos en cuenta que su depósito de combustible es de 57 litros, tenemos que la autonomía del Mercedes GLC 220d 4Matic está en el entorno de los 800 km.
Todos los datos, en la ficha técnica del Mercedes GLC 220d 4Matic.
Nuestra valoración: 7,2
Diseño 8
Motor 7
Comportamiento 7
Interior 7
Equipamiento 7
Consumo 7
Destacable
- Comportamiento en carretera
- Consumos y prestaciones
- Dirección y cambio
Mejorable
- Precio
- Neumáticos run flat
- Ruido exterior de la mecánica
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Comentarios
Hola Pako, todas las opiniones son interesantes, para eso está la posibilidad de hacer comentarios. Yo también era algo escéptico sobre las prestaciones de un coche de casi dos toneladas en orden de marcha con 170 CV y su comportamiento dinámico y me he llevado una grata sorpresa con él, me ha demostrado que me equivocaba al juzgar el libro por las tapas. Un saludo y gracias por tu comentario.
hola Ruben…. Podrias ayudar a decidirme?? Estoy super dudoso entre un Glc coupe 220 y un 250 de ocasion que tengo echado el ojo…. he conducido en test de pruebas en dos concesionarios con varios dias de diferencia entre ellas por lo que no he podido tener las sensaciones frescas entre uno y otro…. y no sabria decir si merece cual merece la pena … A ver si evidente el 250 tienes mas patada, o eso creo yo, pero el 220 no me parecio que tirara mal, pero quien sabe … igual un 220 y en un futuro remapear la potencia de este y subirlo de potencia en algun taller especializado. Gracias por adelantado
me parece coche interesante,el consumo no creo que sea cierto e incluso me atrevería ha decir que tiene motor demasiado pequeño,solo es mi opinión eh?
El fallo del FAP tiene más que ver con el uso del coche en ciudad que con circular con marchas largas en carretera. Un saludo y gracias por tus comentarios.
concreta. Supon que tienes un coche que a 2.000 rpm en primera va a 10 km/h, en segunda a 20 km/h, en tercera a 30 km/h, en cuarta a 40 km/h y en quinta a 50 km/h. Uno de 9 lo que haría sería que a 2000 rpm vayas a 8 km/h, en segunda a 12 km/h, en tercera a 20 km/h, en cuarta a 30 km/h, en quinta a 35 km/h, en sexta a 40 km/h, en séptima a 45 km/h, en octava a 50 km/h y en novena a 55 km/h, lo que has ganado es un mayor rango de velocidades a las cuales el motor funciona de forma óptima y una novena más larga para bajar el consumo llaneando en autovía.
Hola Paco, un mayor número de marchas no implica cambiar a menos revoluciones, lo que permite es que el motor pueda ir a las mejores revoluciones a velocidades distintas. Cierto que si usas el modo Eco tienden a ir siempre en la marcha más larga posible, pero siempre irá a las mismas revoluciones.Es decir,si vas 40 km/h y tu coche de 6 marchas va en sexta,este de 9 marchas no irá en novena, irá en séptima a las mismas revoluciones que el tuyo a esa velocidad, no va a dejar que el motor «muera» y llevarlo a menos de 1.500 rpm en ningún caso… salvo cuando soltamos el pie del acelerador y actúe la rueda libre, en cuyo caso será lo mismo que poner el coche en punto muerto. Imagina que el motor de un coche obtiene el máximo rendimiento a 2.000 rpm,pues el cambio de 9 marchas lo que permite es llevarlo a 2.000 rpm más tiempo,porque hay más marchas que permiten ir a 2.000 rpm a una velocidad