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Prueba del Mazda MX-5 RF 1.5 de 132 CV 2018

Prueba Mazda MX-5 RF 1.5 130 CV 2018, Rubén Fidalgo

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16 de noviembre, 2018

El Mazda MX-5 RF de 1,5 litros y 130 CV sorprende por la eficiencia de su motor, con una potencia suficiente para moverlo con alegría y unos consumos más bajos que los de un utilitario. El diseño con el techo cerrado es pura coquetería, pero, si te gustan los descapotables, echarás en falta la libertad y las sensaciones de la versión de lona.

El Mazda MX-5 se ha convertido por méritos propios en todo un símbolo de la marca japonesa y es la esencia pura del concepto de Jinba Ittai de Mazda, una idea arraigada en la época de los jinetes japoneses y, según la cual, caballero y montura forman un único ente.

Después de haber podido probar las versiones de techo blando del Mazda MX-5 y el motor más potente de 2 litros de cilindrada, por fin hemos tenido ocasión de ver cuánto da de sí la mecánica más compacta y si el techo rígido abatible del MX-5 RF aporta más ventajas o inconvenientes.

Después de una semana disfrutando de este ejemplar, la conclusión es clara: el motor 1.5 es más que suficiente y, salvo que estéticamente te enamore la preciosa línea de coupé cuando el RF está cerrado, mejor el Mazda MX-5 de techo blando.

¿ Merece la pena el motor 1.5 en el Mazda MX-5?

Puede que lleguemos a pensar que 132 CV son pocos para un coche deportivo cuando el mercado está repleto de compactos y SUV pequeños con más potencia, pero hay un detalle que no se tiene en cuenta y es el peso del MX-5, que tiene casi media tonelada de ventaja frente a un VW Golf, por poner un ejemplo. Al final, cada caballo del motor 1.5 del Mazda tiene que cargar con menos kilos que en la mayoría de los modelos del mercado, y eso se nota mucho en las prestaciones y muchísimo en los consumos.

Durante la prueba, sólo conduciendo de forma claramente deportiva he conseguido superar los 6 l/100 km de media. Al final, resulta que este coche se convierte en un deportivo de capricho cuyos costes de utilización son menores que los de un utilitario: gasta poco, sus ruedas de 16 pulgadas apenas cuestan 80 euros cada una en una marca de calidad… Sólo su seguro anual sale más caro que el de un Seat Mii.

Los 3.000 euros de diferencia (en números redondos) que hay que pagar para tener el motor de 2 litros, unas llantas de 17 pulgadas y un diferencial autoblocante hacen que merezca la pena quedarse en este peldaño.

De igual manera, los 2.500 euros más que hay que pagar por el RF frente al techo de lona tampoco compensan. Para algunos puede resultar más atractiva la línea del RF y llamativo el mecanismo que abre y cierra el techo, pero se disfruta mucho menos que el descapotable cuando lo abrimos, cuesta más, es más complicado y susceptible de tener averías y, encima, no está mucho mejor aislado acústicamente; es más, con el techo abierto, resulta mucho más molesto el ruido del viento en el RF que en el de techo blando.

Diseño: Como "Ironboy"

La parte trasera es la que más difiere respecto al resto de MX-5 y es realmente atractiva.

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El Mazda MX-5 RF llama la atención por la espectacularidad de su línea cuando lo tenemos cerrado. La parte trasera resulta muy original, con la luneta incrustada entre los dos pontones laterales y una zaga de lo más sugerente.

El mecanismo que abre y cierra el techo es espectacular. La maniobra para descapotar el MX-5 RF tarda algo más de 10 segundos y se puede hacer en marcha, siempre que no superemos los 10 km/h y no tengamos la marcha atrás insertada. Cuatro servos eléctricos se encargan de elevar la carlinga trasera, dejando la luneta colgada por 4 varillas que se replegará más tarde junto con el techo. Resulta sorprendente que todo esto quepa en el mismo hueco que la capota de lona y, sobre todo, que sólo añada 60 kg extra de peso al Mazda MX-5.

Los ajustes son buenos y el mecanismo parece robusto, pero es claramente más complicado que la capota manual que se abre y se cierra en sólo 2 segundos, menos de lo que tardamos en encontrar el pulsador que descapota el RF. Además, el techo del RF necesita de muchas más gomas para garantizar la hermeticidad del mismo, y las gomas son siempre el punto débil por el que los descapotables empiezan a meter agua dentro, no la lona, como solemos pensar.

Con el techo abierto, el RF se ve más como un targa que como un descapotable. Mientras que el techo rígido abatible de la anterior generación se recogía por completo, el RF deja siempre desplegada la carlinga trasera. Puede gustar más o menos, pero tiene dos inconvenientes objetivos:

  • Como el MX-5 es un coche pequeño, mantener cerrada la parte trasera hace que, más que un descapotable o un targa, lo que conducimos es un coupé con techo solar. Otros targa de mayores dimensiones dejan esa parte fija más lejos de nuestra nuca o, como en el Porsche 911, es prácticamente de cristal. En el Mazda MX-5 RF, en cambio, tenemos esa coraza justo detrás de las orejas y muy presente.
  • Aunque el cristal trasero se baja y deja abierto el hueco tras nuestras cabezas, el aire golpea con fuerza en los pontones laterales y en la parte superior. El resultado es que, cuando conducimos descapotados, el RF resulta mucho más incómodo que el de techo de lona. En cuanto superamos los 100 km/h, el ruido es muy molesto incluso aunque subamos las ventanillas. No nos despeinamos tanto como en el de techo blando, porque no hay tantas turbulencias en el habitáculo, pero los ruidos aerodinámicos son mucho mayores.

Por todo lo demás, el RF es idéntico al de techo blando, con unos buenos acabados, unas proporciones perfectas y llamativo.

El motor 1.5 se conforma con unas llantas de 16 pulgadas calzadas con neumáticos 195/50-16. Como el coche es pequeño, no necesita una llanta enorme para llenar los pasos de rueda. Tampoco necesita albergar unos discos de freno enormes, porque pesa poco, así que esta llanta es perfecta; además, su diseño es muy similar al de las versiones de motor de 2 litros, de modo que sólo si nos fijamos bien notaremos que hay menos rueda.

Todo son ventajas con esta rueda: menos consumo, menos masas para la suspensión y encima es barata cuando tengamos que cambiar los neumáticos.

Entre las novedades introducidas en el MX-5 este año, están los nuevos faros. Estéticamente son idénticos a los anteriores, pero ahora son de tipo matrix led adaptativos y su funcionamiento es muy bueno.

Interior: Como en el cabrio

El interior del RF apenas difiere del soft top en la tecla que abate el techo retráctil.

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El interior del RF es básicamente idéntico al de la versión con capota de lona. La diferencia más llamativa la encontraremos en el pulsador que hay en la consola central para abrir y cerrar el techo abatible. Por lo demás, es un Mazda MX-5 para lo bueno y para lo malo.

El espacio es prácticamente el mismo, aunque tenemos algo más de sensación de cerrado, debido a que entra menos luz por la luneta trasera del RF, que es más pequeña y está a la sombra de los dos pontones laterales que la carenan.

Con el techo cerrado, está algo mejor aislado acústica y térmicamente, pero las diferencias son mínimas y no se aprecia demasiada ventaja para el RF, cuya principal virtud, al margen de los gustos estéticos, es quitarnos de encima ese miedo de que nos puedan rajar la capota de lona, aunque, para robar un coche, los cacos tienen otros métodos para abrir las puertas más fácilmente que rajando una capota.

Los dos pasajeros del Mazda MX-5 RF viajan con suficiente confort gracias a unos asientos de buena ergonomía y con sutilezas como los altavoces integrados en los reposacabezas, una solución que nos permitirá mantener una conversación nítida con el manos libres, aunque vayamos a techo abierto.

La instrumentación es clara y suficientemente completa y los defectos más destacados son los mismos que en el modelo sin las siglas RF: los mandos del sistema multimedia en la consola, los posavasos en una zona que es fácil golpearlos con los codos y el molesto bulto en el suelo a los pies del copiloto.

El maletero tiene la misma capacidad que en el modelo de techo de lona y su mismo defecto: la tapa es pequeña y hace que muchos bultos que sí cabrían dentro no pasen.

Motor: No necesita más

Esta mecánica ofrece unas buenas prestaciones y unos consumos excelentes.

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El motor 1.5 con sus 132 CV es más que suficiente para hacernos disfrutar un montón del Mazda MX-5. Más que la menor potencia frente a su hermano de 2 litros, lo que se nota es su menor cifra de par. Esto nos obliga a estar algo más pendientes del cambio para rodar ágiles, pero, como el selector es una gozada, no supone un problema.

Esta mecánica empieza a tener nervio por encima de las 4.500 rpm e incluso al llegar a las 6.000 rpm notaremos un pequeño empujón extra hasta llegar al corte, situado a las 7.000 rpm.

El escalonamiento del cambio es perfecto y, al apurar las marchas, siempre nos quedará el motor en su zona buena al pasar a la siguiente.

Las dobles salidas de escape hacen que su sonido sea prácticamente idéntico al del motor gordo y, además, en el colector de admisión tiene un tubo que comunica con una membrana ubicada por detrás del cuadro de instrumentos para que también suene contundente a los pasajeros, pero sin resultar molesto.

Lo que más echaremos de menos en una conducción deportiva es el autoblocante trasero, pero sólo para situaciones límite.

En definitiva, sus 132 CV dan para muchas alegrías, sigue siendo un coche ágil, con unas buenas aceleraciones y prestaciones y sumamente agradable de conducir gracias al tacto de la mecánica y de la excepcional caja de cambios manual de 6 marchas, que es una delicia de manejar.

Comportamiento: Divertido y fácil

El motor 1.5 mueve con alegría el MX-5 RF.

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Puede parecer exagerado, pero sí he notado más diferencias dinámicas entre el RF y el de lona que las que me esperaba. No sé si achacarlo a los casi 60 kilos extra o a que me da la sensación de que el RF tiene algo menos de rigidez estructural. Mientras que en el modelo de lona probado dos semanas antes no notaba vibraciones en el marco del parabrisas al pasar por asfaltos ondulados o bandas reductoras de velocidad, en el RF sí las aprecié.

Es posible que el mecanismo del techo abatible exija abrir un hueco más grande en la parte trasera para darle cobijo y por ello se pierda algo de rigidez, o bien que el peso en esa zona someta a más esfuerzos a la carrocería, pero sí noté un poco menos preciso y rígido este chasis que el otro.

En ciudad sigue siendo un coche agradable de conducir por sus compactas dimensiones, ya que lo metes en casi cualquier sitio. Sin embargo, la principal queja que tenemos en el cabrio es todavía más grave en éste: la visibilidad. La luneta trasera tan pequeña y embutida entre los pontones hace que en algunas incorporaciones no veamos absolutamente nada del tráfico… ni siquiera descapotados.

En autovía acabaremos por cerrarlo y conducir con él capotado, porque el ruido en los oídos es insufrible a 120 km/h, aunque llevemos las ventanillas cerradas. Después de un par de horas conduciendo así, acabaremos parando en una farmacia a por unas aspirinas para el dolor de cabeza. Esto en el cabrio no pasa. Con las ventanillas subidas a 120 km/h, se nos mueve el pelo, pero no hay esa resonancia tan molesta para los oídos.

En lo que se refiere a efectividad y tacto al volante, no hay demasiadas diferencias, salvo la citada flexión del chasis, que se nota sobre todo en el marco del parabrisas al pasar por una junta de dilatación o un badén en pleno apoyo.

La dirección tiene un buen tacto por dureza y rapidez, pero tiene muy poco autocentrado.

En carreteras secundarias es una gozada. Las suspensiones no necesitan ser muy rígidas para contener las inercias de su ligera carrocería, de modo que es mucho más confortable que otros deportivos, como los Mini, por ejemplo.

Las reacciones son muy naturales y no se aprecia que vaya ni mejor ni peor que el modelo con el techo de lona, salvo por el mayor disfrute que proporciona el poder circular completamente al aire libre.

En esta ocasión no pude someterlo a los ensayos de la maniobra de esquiva y la frenada de emergencia en la pista de pruebas, pero nada me ha hecho sospechar durante la prueba que el resultado no fuera a ser satisfactorio.

Sin lugar a dudas, el Mazda MX-5 RF es también uno de los coches más agradables de llevar, con unas reacciones nobles, predecibles y muy progresivas.

Equipamiento: Nadie te da algo así

La capota automática tiene una cinemática de lo más inteligente.

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El Mazda MX-5 RF es un coche de capricho y su precio es caro si lo que tenemos en consideración es el tamaño del coche y su utilidad. Sin embargo, nadie ofrece algo como esto por menos de 30.000 euros y, aunque cuesta 2.500 euros más que el de techo de lona, tener un coupé y un targa por apenas 27.000 euros sigue siendo una buena inversión.

La unidad probada es un tope de gama y cuenta con la pintura Soul Red metalizada, los faros adaptativos, el control de crucero automático con limitador de velocidad, sensores de ángulo muerto, sensores de aparcamiento en la parte trasera, arranque con manos libres, navegador… No echaremos nada en falta.

Tal vez lo más criticable en cuanto a equipamiento sea la arcaica antena fija, que, además de antiestética y susceptible de que nos la roben, acabará por ir la mayoría de las veces en el maletero. Resulta chocante tener un coche con un mecanismo para la capota que parece diseñado por Ironman y una antena de Los Picapiedra.

Consumo: Menos que un diésel

Los consumos del MX-5 con el motor 1.5 son sorprendentemente bajos.

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Los consumos del Mazda MX-5 con el motor 1.5 sorprenden, aunque no hay trucos de magia: ruedas de tamaño razonable, poco peso y motor compacto bien diseñado.

En esta ocasión, el fabricante no sólo cumple con los datos homologados, sino que incluso he registrado consumos más bajos durante la prueba.

Frente a los 8,2 l/100 km declarados, durante el examen en ciudad el consumo del Mazda MX-5 RF ha sido de 7,7 l/100 km.

En carretera, el valor homologado es de 5,2 l/100 km, mientras que, durante la prueba, la media ha sido de apenas 4,9 l/100 km y de 5,6 l/100 km en autopista a 120 km/h reales.

Con estos datos y un depósito de 48 litros, el Mazda MX-5 RF 1.5 no tiene demasiados problemas para cubrir 700 km sin necesidad de repostar.

 

Rivales: Rivales del Mazda MX-5 RF 1.5 de 130 CV 2018

Vehículo

Mazda MX-5 RF 1.5 Skyactiv-G Zenith Sport

Mazda MX-5 ST 1.5 Skyactiv-G i-Stop & i-Eloop Zenith Sport

Fiat 124 Spider 1.4 Multiair America

Mini Mini Cabrio Cooper

Precio Desde
32.519 €
Desde
29.719 €
Desde
32.770 €
Desde
26.700 €
Combustible Gasolina Gasolina Gasolina Gasolina
Cambio 6 marchas 6 marchas 6 marchas 6 marchas
Potencia (CV) 132 132 140 136
Aceleración 0-100 km/h (s) 8,3 8,3 7,5 8,8
Consumo Medio (l/100 km) 6,3 6,3 6,4 4,9
Emisiones CO2 (g/km) 143 138 148 114

Nuestra valoración: 8,0

Diseño 8

Motor 8

Comportamiento 8

Interior 7

Equipamiento 8

Consumo 9

Destacable

  • Diseño atractivo
  • Relación precio/producto
  • Consumos bajos

Mejorable

  • Ruidos descapotado
  • Falta de sensaciones de descapotable
  • Tapa del maletero pequeña

Ver ficha técnica y equipamiento

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