Prueba completa del Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015

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Rubén Fidalgo
01 de junio, 2015
Tras la toma de contacto durante la presentación de su restyling, ahora llega el turno de someter a un completo examen al Mazda CX-5, concretamente en su versión diésel de cambio manual y tracción al eje delantero, el más demandado por el mercado.
Tras la toma de contacto con el Mazda CX-5, ahora llega el turno de la prueba completa del Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015, tal vez la versión más demandada por el mercado de los SUV, que, pese a la estética de todo terreno, prefiere las versiones de sólo dos ruedas motrices.
Aunque los cambios estéticos son sutiles, lo cierto es que se notan bastante y logran que la nueva imagen resulte más atractiva, pero por encima de todo, en Mazda han aprovechado para corregir algunos detalles que comentamos en su día en la prueba de la primera generación del Mazda CX-5 en Autocasion.com, como las vibraciones del capó y de los espejos retrovisores, mejorar la insonorización del habitáculo y, en definitiva, lograr un producto aún más redondo.
Los cambios llevados a cabo en esta nueva etapa del CX-5 me parecen muy acertados y sí que logran una mayor madurez del modelo, que resulta más agradable de utilizar y llamativo.
Algunos retoques efectuados no me seducen tanto, como los nuevos antiniebla delanteros, que han reducido su tamaño y ahora apenas emiten la luz de una linterna de bolsillo. Cierto que el sistema de faros LED inteligentes proporciona una buena luz en todo momento, pero contar con dos faros adicionales nunca está de más y puede permitir que veamos decentemente si se nos estropea alguno de los faros principales. Los nuevos faros antiniebla apenas iluminan la calzada y no nos ayudarían en absoluto en caso de que se funda o averíe alguno de los faros principales.
Si por fuera los cambios se notan, es en el interior donde más se aprecia el salto cualitativo del renovado CX-5, aunque se siguen echando en falta elementos como las salidas de aire para las plazas traseras, máxime si tenemos en cuenta que el volumen del habitáculo del CX-5 es generoso como para contar sólo con las toberas delanteras para climatizarlo.
Frente a sus rivales más duros, como el Nissan Qashqai, el Mazda juega la baza de un diseño más elaborado y un interior con más porte que le da un punto más de caché, pero la competencia está muy reñida en este segmento y es difícil encontrar un claro vencedor en la categoría. De lo que no me cabe duda es de que el CX-5 es un buen candidato si estás buscando un coche de este estilo. Está bien hecho, es amplio y cómodo de usar a diario.
Diseño: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: cuidando los detalles

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Tras el lavado de cara llevado a cabo hace pocos meses, el CX-5 -que ya era un modelo bastante llamativo- ha ganado en atractivo, especialmente en la vista frontal y trasera. Además, se ha aprovechado para corregir algunos detalles que no terminaban de satisfacer a sus clientes.
El nuevo frontal resulta mucho más atractivo, con una parrilla que destaca más esa nueva imagen del diseño Kodo de Mazda, más prominente y acentuada por unos faros con una luz diurna LED que recuerda al iris del ojo de un depredador. Los nuevos faros también proporcionan una mejor iluminación, otra ventaja del nuevo aspecto del CX-5. El otro gran cambio en el frontal es el nuevo paragolpes, con una entrada de aire de mayores dimensiones y unos antiniebla más pequeños, tanto que apenas emiten luz ni aportan nada en caso de tener que utilizarlos.
Con el nuevo frontal se ha aprovechado para cambiar la forma del capó delantero, que ahora cuenta con más nervaduras (ver foto de la galería de imágenes) y elimina por completo las molestas vibraciones que padecía en la generación anterior y, además, es más bonito.
En la parte trasera destacan también los nuevos grupos ópticos, ahora mucho más visibles por el resto del tráfico y con una silueta que lo distingue al primer golpe de vista como un Mazda.
Unas nuevas llantas con acabado en color grafito son lo más llamativo de la nueva vista lateral, junto con los nuevos retrovisores, más aerodinámicos y que también eliminan las vibraciones de los anteriores.
En definitiva, la nueva imagen del Mazda CX-5 es muy acertada y logra hacer más llamativo al modelo, a la vez que mejora su calidad, con cambios encaminados a corregir aquellos detalles que eran mejorables.
Interior: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: mejoras evidentes

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Si por fuera los cambios son sutiles pero acertados, por dentro lo son aún más. El acceso al habitáculo es muy bueno gracias a las amplias puertas y a que la altura del CX-5 hace que no sea necesario bajarse ni subirse a él.
Una vez dentro, lo que más llama la atención es la nueva consola central más amplia, con más huecos y los mandos del sistema multimedia. Esto se debe a que la palanca del freno de mano ahora es un sencillo botón que ocupa mucho menos espacio.
El tablero de instrumentos mantiene los 3 diales, pero el del ordenador de a bordo cambia de diseño y ahora ofrece un aforador de combustible que imita a uno analógico en lugar de las poco intuitivas barras horizontales del anterior. Aun así podían haber aprovechado la ocasión para integrar un termómetro de refrigerante, algo de lo que carece el CX-5.
Los nuevos materiales y acabados del salpicadero le dan un aspecto más cuidado al interior de este modelo, resultando más acogedor y, sobre todo, con una mayor calidad aparente. Por materiales y terminación no hay crítica posible, este Mazda está muy bien hecho y la ergonomía es buena.
Las plazas delanteras son cómodas y se pueden hacer kilómetros sin fatiga, lo mismo que en las traseras, que cuentan con mucho espacio para las piernas y en altura, aunque la anchura es algo justa si van tres pasajeros atrás o dos sillas de seguridad y un adulto.
El maletero tiene unas formas muy regulares y es amplio. Una idea genial es la cortinilla que va anclada al portón, de forma que no es necesario retirarla para cargar el maletero: sencillo y eficaz. Si necesitamos ampliar el espacio de carga, los respaldos traseros se abaten en un segundo tirando de unas palancas muy accesibles desde el propio maletero y contamos con un hueco en el que guardar la cortinilla bajo la tablilla.
No disponemos de rueda de repuesto. Bajo la tablilla están los elementos necesarios para remolcar el vehículo en caso de avería, los obligados triángulos de emergencia y el kit antipinchazos.
Motor: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: sin el engorro del AdBlue

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Gracias a la tecnología Skyactiv, el motor diésel de baja compresión tiene unas emisiones de gases NOx muy reducidas, por lo que no precisa del engorroso sistema AdBlue para ser uno de los más «limpios» del mercado, una importante ventaja para el cliente, que se puede despreocupar de un elemento más a mantener.
Con 150 CV mueve con suficiente soltura al CX-5, con unas buenas recuperaciones y un tacto muy agradable. Respecto a la generación anterior se ha cambiado algo la cartografía y tiene algo más de empuje y resulta más elástico, además de dar la sensación de funcionar de forma más fina, aunque esto último es más achacable al mejor aislamiento acústico que a la mecánica en sí misma.
La caja de cambios manual tiene ese toque que sólo Mazda es capaz de lograr, con un tacto delicioso del selector: recorridos cortos y precisos, casi como los de un deportivo. Esto hace que manejar el cambio sea una gozada. Los desarrollos están bien elegidos para las prestaciones del motor, aunque una sexta algo más larga podría bajar algo los consumos en autopistas y autovías sin demasiadas pendientes.
La respuesta del motor, unida al buen manejo de la caja de cambios permite movernos a buen ritmo y realizar adelantamientos con seguridad.
Comportamiento: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: bueno entre los SUV

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El Mazda CX-5 resulta muy cómodo para el día a día. En ciudad es una ventaja su mayor altura, lo que proporciona un mayor dominio del tráfico al poder ver lo que sucede más allá del coche que llevamos delante. La mayor altura libre también ayuda en los pasos de cebra elevados y a la hora de aparcar en batería. La respuesta del motor 2.2 Skyactiv es agradable y con suficiente contundencia para movernos con soltura entre el tráfico y la buena dirección, los sensores de aparcamiento y la cámara de marcha atrás nos ayudarán a convivir entre las columnas de los aparcamientos.
En carreteras viradas, la altura del centro de gravedad condiciona mucho el comportamiento de los SUV, acusando más los balanceos y, especialmente, los cambios de apoyo enlazando curvas. En ese sentido el tarado de la suspensión del CX-5 está muy logrado y es más ágil que otros rivales, otra ventaja de ser de los más livianos de su categoría. Aún así, está claro que no se encuentra cómodo si avivamos el ritmo en este tipo de carreteras.
A la hora de viajar por autovías y autopistas, el Mazda CX-5 resulta muy confortable, con un rodar más aplomado que en la primera versión y mejor aislado, tanto del ruido de la mecánica como del de rodadura y aerodinámico.
En el circuito de pruebas, el ESP demuestra estar bien ajustado, corrigiendo los errores de forma progresiva y sin demasiadas brusquedades. En la maniobra de esquiva sale a relucir el problema de la altura del centro de gravedad, pero en ningún momento hay riesgo de vuelco y las cosas se mantienen en su sitio. Una vez más está entre lo mejor del segmento SUV a la hora de solucionar maniobras bruscas de imprevisto.
La frenada de emergencia se realiza en distancias correctas y sin que el eje trasero «se ponga de puntillas». También han soportado bastante bien el trabajo en la pista en cuanto a resistencia al calor.
En definitiva, el CX-5 es un modelo que resulta muy agradable de conducir, cómodo para el día a día y con reacciones seguras y progresivas, con los límites que la física impone a este tipo de carrocerías altas, pero muy bueno dentro de su segmento.
Equipamiento: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: completo en el Luxury

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La unidad de pruebas con el acabado Luxury + Navi tiene un precio de partida que ronda los 33.000 euros, una cifra respetable pero en la línea de su competencia. Dentro de los SUV con potencias en el entorno de los 150 CV sólo el SsangYong Korando se desmarca con un precio claramente inferior.
Con el nuevo año modelo el navegador y el sistema multimedia cuentan con una nueva pantalla mejor integrada y que es táctil mientras el coche esté detenido, una vez iniciada la marcha sólo se admite el manejo mediante la ruleta que está en la consola central, que ahora tiene más espacio al perder la palanca del freno de estacionamiento de mano por uno eléctrico. Personalmente no termina de convencerme en ningún caso, pero menos aún en un SUV con el que puede sernos de ayuda fuera del asfalto contar con un freno de emergencia, especialmente en un coche en el que el ABS no es desconectable.
En cuanto a sistemas de asistencia a la conducción está a la última, contando con alerta de colisión, de salida del carril, sensores de ángulo muerto… a la unidad de pruebas sólo le falta el control de crucero adaptativo, un dispositivo con el que no comulgo por las falsas alarmas que da, creo que su desarrollo aún no está completo como he comentado en otras pruebas con vehículos que lo instala.
Por su precio, el CX-5 es una buena alternativa para los que estén buscando un todo camino, con un precio competitivo si tenemos en cuenta que tiene cualidades para posicionarse entre los premium de su categoría.
Consumo: Mazda CX-5 2.2 Diésel 2WD 2015: exige concentración

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Los consumos homologados por Mazda para este modelo se pueden alcanzar, pero para lograrlo hay que proponérselo seriamente y practicar una conducción exquisita. Para lograr acercarse a los 4,5 l/100 km de consumo medio homologado (con una media de 5,9 l/100 km en ciclo urbano y apenas 3,6 l/100 km en carretera) hay que hilar muy fino con la caja de cambios y el pie derecho, pero poder se puede.
En uso real, sin correr peligro a la hora de incorporarnos a la M-40 (repleta de amables conductores que se echan al carril izquierdo para facilitarnos el acceso) viajar por carretera a cruceros de 70-100 km /h con algún que otro adelantamiento y con repechos, la media real de consumo va a estar más cerca de los 5 l/100 km que de los 3,6 l/100 km declarados.
En ciudad sucede más o menos lo mismo, pese al excelente trabajo del sistema start & stop, el consumo medio real se va hasta los 6,5 l/100 km en conducción normal y con un tráfico normal.
En autopista, con el control de crucero a 120 km/h y tres puertos de montaña, la media de consumo del ordenador de a bordo del Mazda CX-5 se estabiliza en los 5,9 l/100 km, lo que nos da una autonomía cercana a los 1.000 km con los 56 litros de combustible del depósito.
Rivales
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Vehículo | Mazda CX-5 2.2DE Luxury (Navi) 2WD 150 |
Audi Q3 2.0TDI Design edition 110kW |
Ford Kuga 2.0TDCi Titanium 4x2 140 |
Nissan Qashqai 1.6dCi Tekna Premium 4x2 |
Precio | Desde 32.275 € |
Desde 34.926 € |
Desde 29.350 € |
Desde 30.900 € |
Combustible | Diésel | Diésel | Diésel | Diésel |
Cambio | 6 marchas | 6 marchas | 6 marchas | 6 marchas |
Potencia (CV) | 150 | 150 | 140 | 130 |
Aceleración 0-100 km/h (s) | 9,2 | 9,6 | 10,6 | 9,9 |
Consumo Medio (l/100 km) | 4,5 | 4,6 | 5,3 | 4,4 |
Emisiones CO2 (g/km) | 119 | 119 | 139 | 120 |
Nuestra valoración: 7,0
Diseño 7
Motor 7
Comportamiento 7
Interior 7
Equipamiento 7
Consumo 7
Destacable
- Imagen atractiva.
- Relación precio/producto.
- Amplitud interior.
Mejorable
- Sin rueda de repuesto.
- Sin termómetro de refrigerante.
- Faros antiniebla meramente decorativos.
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Comentarios
Hola Paco, efectivamente tenemos un déficit importante de educación y de civismo. Un día oí un reproche que hacía un amigo mío a otra persona con un juego de palabras y me parece muy acertado: «tus padres te habrán dado formación, pero educación… ninguna». Me temo que así nos brilla el pelo por estas latitudes. Jamás nos ponemos en los zapatos del que tenemos enfrente, ni mostramos un mínimo de civismo, por más que la gente vaya a la universidad. Esperemos que poco a poco vayamos cambiando de mentalidad, porque así vamos mal. Un saludo y gracias por tu comentario.
Esos «amables conductores» que citas en el artículo sitúan a uno en el nivel de educación del país. Da vergüenza circular por Madrid. Te das cuenta la falta de valores de un gran porcentaje de personas. Es la educación de base de la que carecemos por desgracia…El «yo el primero» y los demás que se jod…= gran carencia de educación.
Hola Pablo, VW se posiciona del lado de la urea, todo lo que sea Bluemotion es porque lleva AdBlue, así qeu lo usa desde hace tiempo. La baja relación de compresión tiene algunos inconvenientes en los diésel a la hora del arranque, mazda lo soluciona de una forma bastante curiosa en sus modelos. Por un lado, la inyección es muy precisa y muy concentrada en un punto de la cámara de combustión. Por otro, siempre que apagas el motor, el alternador genera un par contrario o a favor del apagado para que el cigüeñal se pare en una posición en la que los 4 cilindros están exactamente en la mitad de su carrera. De esa forma no hay ningún cilindro en compresión y el motor de arranque gira de forma muy rápida desde un principio al no encontrar demasiada oposición a ello. Un saludo y gracias por tus interesantes preguntas.
…potentes para asegurar el arranque en frío. De la misma forma que los escandinavos en su momento…quizás lo que no va en una cosa va en la otra. Saludos!
Hola Rubén, me parece un buen detalle eso de poner una imagen del tren trasero de los coches en la galería como una \»constante\» (algo así como la foto del motor sin tapa, que nunca falla). Con la introducción de la Euro 6 estoy algo confundido. Los fabricantes no han dejado clara su estrategia de cambio. Por ejemplo mazda se posiciona en contra de la urea y psa o GM a favor, pero ¿y VW ?(por ejemplo), parece que su gama es la misma antes y después del cambio. En este aspecto, Mazda me recuerda a Scania, que con la Euro 5 se propuso ser la única en evitar el adBlue. Aunque para ello necesitó sobredimensionar el EGR y emplear enormes presiones de inyección (Xpi creo que lo llamaban). De la misma manera, creo que Mazda tuvo que acoplar un elaborado sistema de doble sobrealimentación para no instalar el reductor catalítico, además sospecho que fue necesario montar unos precalentadores más