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Opel Corsa OPC/Peugeot 207 RC

Opel Corsa OPC/Peugeot 207 RC

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28 de agosto, 2007

Un duelo entre fieras que rivalizan en potencia, prestaciones, equipamiento y comportamiento rácing y con la que salimos ganando por los raudales de emoción y diversión que nos depara su conducción.




Enfrentamos hoy a dos de los más potentes utilitarios deportivos del momento: el Opel Corsa OPC y el Peugeot 207 RC. Un duelo entre fieras que rivalizan en potencia, prestaciones, equipamiento y comportamiento rácing y con la que salimos ganando por los raudales de emoción y diversión que nos depara su conducción.


Estas dos fieras de Opel y Peugeot parecen dirigidas a un mismo tipo de público, amante de los coches pequeños, ágiles y muy potentes –cercanos a los 200 caballos–, que prefieren sacrificar comodidad a cambio de un ambiente rácing y un comportamiento deportivo. Pero, si los analizamos a fondo, veremos que las diferencias existentes entre ellos harán decidirse por uno u otro en función del valor que se dé a las prestaciones, la discreción, el precio… El recién llegado de Opel se ha hecho esperar, pues estaba anunciado desde el pasado año, pero la gran cantidad de modificaciones sobre el modelo de partida ha prolongado su desarrollo.

El Corsa OPC, siglas que corresponden a Opel Performance Centre –división de desarrollo de los modelos más deportivos de la marca alemana–, toma coma base la versión Sport para desarrollar la nueva criatura. Está equipado con el motor 1.6 turbo de gasolina, basado en el que ya monta el Meriva OPC, subido de 180 a 192 CV gracias a unos colectores de admisión y escape optimizados, nueva gestión electrónica y función «overboost», que permite aumentar el par motor máximo hasta 27,1 mKg a 1.980 revoluciones por breves periodos de tiempo. También el chasis se ha retocado, pues se ha rebajado su altura en 15 mm, montando muelles y amortiguadores más resistentes y reforzando el eje trasero para aumentar la resistencia al balanceo.

Además, también se ha «suavizado» la intromisión del control de estabilidad ESP, con el fin de permitir mayores alegrías al volante pero sin perder seguridad, al actuar con decisión cuando las cosas se ponen complicadas. No han olvidado trabajar sobre la dirección, instalando un sistema de desmultiplicación variable, algo inusual en este segmento, que consigue ser superdirecta cuando vamos rápido y aumenta su recorrido cuando circulamos por ciudad. Todo se complementa con una caja de cambios de seis velocidades de muy buen tacto.

El Peugeot 207 RC, por su parte, representa una evolución del 207 GT de 150 CV, pasando ahora a 175 CV, con el mismo motor 1.6 de inyección directa de gasolina, una nueva cartografía del encendido y turbo de nuevo diseño con función «overboost» para alcanzar los 26,5 mKg ya desde 1.600 revoluciones, lo que asegura una respuesta inmediata desde bajo régimen. La suspensión se ha endurecido mucho, con el resultado de que parece que vamos sobre una «tabla» por la fidelidad con la que reproduce hasta la menor grieta del asfalto. A la larga, si vamos de paseo, se hace incómoda a pesar de los magníficos asientos ergonómicos, pero su efectividad está fuera de toda duda.

El cambio, específico para el RC, tiene un desarrollo más corto y resulta muy bien adaptado para su carácter deportivo, pero es una lástima que no incluya una sexta marcha con la que rebajar el consumo y la sonoridad en tramos de autovía. Ya hemos dicho que ambos coches son dos bombas, dos pequeñas fieras capaces de depararnos grandes dosis de diversión al volante, pero tienen sus diferencias. En prestaciones puras, pudiera parecer que el Corsa tiene ventaja por su mayor potencia –190 frente a 175 CV–. Sin embargo, nuestro Centro Técnico nos dice lo contrario.

Las prestaciones del 207 RC superan siempre al Corsa OPC.
Analicemos las razones. Por un lado, el OPC pesa algo más, sólo 28 kg, pero se notan. Por otro, el alemán tiene mucha tendencia a «perder rueda» al acelerar a fondo en las arrancadas y ahí caen un buen puñado de décimas. Asimismo, el francés tiene un as en la manga, pues permite estirar el corte de inyección en las dos primeras marchas hasta las 6.850 rpm –6.500 en el resto–, consiguiendo alcanzar los 100 km/h en segunda velocidad y arañar otras décimas más.

Pero no es sólo esto porque, en el resto de mediciones, el 207 sigue por delante, tanto en recuperaciones, por su mayor par a menos revoluciones y el mejor escalonamiento de la caja de cambios de sólo 5 marchas; como en las frenadas, donde bate ampliamente a su rival, a pesar de que Corsa no frena nada mal. También encontramos diferencias en el comportamiento en carretera. Pequeños detalles que notaremos si somos de los que les gusta conducir, que disfrutamos ante un tramo virado que exige lo mejor del conductor y de la máquina. No debemos olvidar que estamos ante dos fieras potentes pensadas para proporcionar diversión y que están muy por encima del comportamiento rutero de un coche «normal».

Al abordar las primeras curvas con el Corsa, nos sorprende la dirección tan suave, que requiere una cierta adaptación para no «pasarse de rosca». El modelo de Opel absorbe las irregularidades del firme con facilidad sin que los riñones se resientan, porque la suspensión, siendo firme, resulta más cómoda que la de su rival, pero el tren delantero acusa una gran tendencia a patinar al acelerar fuerte, y el trasero es más propenso a descolocarse en los apoyos. El Peugeot, por su parte, se muestra más eficaz en tramos virados, da más confianza al entrar en las curvas y transmite mejor la potencia, pues produce menos derrapes del tren delantero al acelerar.

Permite trazados muy limpios, ganando tiempo en cada cambio de apoyo, mientras que el tren trasero nunca pierde la línea marcada por el delantero. Se muestra superior al OPC, aunque es más incómodo para los ocupantes, que sufren a causa de su dura suspensión. Por dentro, el Corsa te acoge con un interior espectacular, asientos Recaro con airbag integrados, relojes deportivos y un volante totalmente ergonómico que parece decir «agárrame ». Pero no nos gusta la parte plana inferior, una cuestión personal más que otra cosa.

El interior
del 207, siendo deportivo, es más discreto que el del OPC, los asientos son también muy envolventes y el volante, de buen tacto, resulta grande para el tipo de coche. Estéticamente, marcan dos tendencias muy diferenciadas. Mientras que el Corsa OPC parece estar «tuneado» de fábrica, con profusión de detalles rácing, como los retrovisores, el escape triangular en el centro del paragolpes trasero, spoiler delantero y estribos laterales; el 207 RC es mucho más discreto, sólo el alerón trasero, la doble salida de escape y las siglas «RC» en el portón denotan ese «algo más».

Los que se dejen cautivar por la imagen deportiva, aditamentos aerodinámicos y aspect o « t u n i n g » optarán por el Corsa OPC, pero el 207 RC tiene un precio 950 euros inferior, ofrece mejores prestaciones y tiene un aspecto mucho más discreto, aunque de comportamiento más deportivo e incómodo que su rival.

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