Nissan Tiida 1.5 dCi

7 fotos
Autor: Autocasión
20 de diciembre, 2007
Discreto sí, modesto no. El Tiida quizá no sorprenda por su diseño, pero su tacto general, comportamiento y confort suman puntos en el día a día. El propulsor 1.5 dCi de 105 CV completa un conjunto más atractivo de lo que parece.
Desapareció el Nissan Almera y llegaron los exitosos Note y Qashqai. Perfecto. Pero hay gente de corte más conservador que no ve reflejadas sus preferencias en un monovolumen o en un todocamino. Sus gustos se decantan más por una berlina, más o menos clásica en su diseño, pero berlina al fin y al cabo. Nissan, en principio, no iba a cubrir ese hueco, pero rectificar es de sabios y más cuando el producto ya está listo y goza, además, de un gran éxito comercial en todos los sitios donde se ha presentado.
Efectivamente, el Nissan Tiida ya es legión en América y Asia y saben de él en Oceanía y África. Ahora toca jugar en Europa, un terreno de juego muy complicado por la enorme competencia de este segmento en el Viejo Continente. El Tiida sí es un producto de lo que significa la globalización bien entendida. En su DNI hay nombre japonés, pero en su partida de nacimiento figura México, país que nutrirá de unidades a Europa (también se fabrica en Japón y Thailandia). Por último, el propulsor es «made en Valladolid», un 1.5 dCi de 105 caballos fruto de su alianza con Renault. Sushi, tequila y Ribera del Duero, menudo cóctel.
Comportamiento
La dirección quizá sea demasiado suave (ideal en ciudad, pero no tanto según ganamos velocidad) y los frenos cumplen, aunque no es lo mejor. Las distancias registradas al realizar frenadas de emergencia son ligeramente superiores a la media del segmento y el ABS de nuestra unidad nos ha parecido algo brusco.
En marcha
Nos ponemos en marcha. Ya hemos comentado que el Tiida es un vehículo global. Sin embargo, muchos mercados se quedarán sin disfrutar de las excelencias del propulsor 1.5 dCi de 105 caballos debido a su obstinación por renunciar al diésel. Gran error si tenemos en cuenta como se adapta a este modelo. Refinado, progresivo y muy económico en una conducción relajada, es capaz también de mover con soltura, si es necesario, un conjunto que supera los 1.300 kilos en la báscula.
Su registro de par máximo es notable (24,5 mkg a 2.000 vueltas), pero ya desde 1.500 rpm comienza a empujar con nitidez. Asociado a este propulsor se encuentra una caja de cambios manual de seis relaciones, con una sexta que minimiza el consumo (4,5 litros a 90 km/h y 5,6 en autopista) y los decibelios y que resulta más aprovechable de lo que parece. Mejor aún nos ha parecido el tacto de la palanca, rápido y preciso.
Interior y maletero
El Tiida coge forma desde la plataforma B del grupo (Note, Micra C+C y Renault Clio) y en su concepto apuesta por un gran espacio interior, eso sí, longitudinal (comparte distancia entre ejes con el Note). En sus 4,30 metros, si algo hay que destacar es su espectacular espacio para las piernas en las plazas traseras, realmente sobresaliente y superior, incluso, a berlinas como el nuevo Renault Laguna o el VW Passat.
Además, esos centímetros se pueden dosificar a la carta debido a que el asiento trasero goza de regulación longitudinal –¡24 centímetros!–. Esta solución, nada extendida en ese segmento, permite también jugar con la capacidad del maletero. Si la banqueta se encuentra en su posición más retrasada, la capacidad es de 272 litros, cifra inferior a la media del segmento.
Sin embargo, si adelantamos el asiento (también se puede manipular desde la zona de carga) pasaría a cubicar 463, valor muy superior al de sus rivales. El Tiida homologa cinco plazas, pero ciertamente tres adultos detrás irán como sardinas, porque su cota de anchura es más bien escasa para lo que se lleva en este segmento.
Equipamiento
Los acabados son correctos tirando a buenos, sin alardes, pero sin grandes lagunas. Entre ellas encontramos un despiste en forma de unos mandos situados en el volante sin luz, por lo que de noche no es fácil gobernar el equipo de audio. Otro lunar es la ubicación del mando del ordenador de viaje, situado en el cuadro de mandos y, por tanto, hay que soltar la mano y meter el brazo por medio del volante.
Puesto conducción
El Tiida se encuadra por diseño entre una berlina y un monovolumen; es decir, el puesto de conducción es tirando a alto. Si a eso unimos que el ancho de vías es menor que el de muchos de sus rivales, la cosa pinta regular de entrada. Nuevo error, porque después de analizarle y obligarle en maniobras severas podemos decir que este modelo goza de un equilibrio y una estabilidad sorprendentes para su estampa.
La única «trampa», legal eso sí, ha sido apostar por una táctica ya empleada por casi todos los fabricantes cuando quieren ganar adeptos en Europa: endurecer el tarado de amortiguadores y muelles y retocar ligeramente el mapa de la dirección para que resulte más directa. Toque mágico, porque el Nissan Tiida apenas balancea en apoyos bruscos y tampoco cabecea en frenadas severas. Es más, asombra el aplomo y la obediencia del tren delantero. El tacto general del vehículo es muy agradable y según han ido pasando los días más nos ha gustado.
Valor de compra
Por último, falta por analizar la relación precio/equipamiento del Tiida. Con el acabado Acenta Pack (que añade faros antiniebla y llantas de aleación), digamos que la dotación de serie no está mal… ni bien. Por eso encontramos elementos como los sensores de luz y lluvia, el ordenador de viaje, el equipo de radio CD, el climatizador, los cuatro elevalunas o los ocho airbag. Bien.
Sin embargo, echamos en falta un ESP (ni siquiera opcional en esta versión), sistema que sí montan de serie en toda la gama rivales como el Citroën C4, el Renault Mégane o el futuro Ford Focus. También el precio del Tiida es ligeramente superior a la media, aunque en la campaña de lanzamiento se beneficia de un descuento de 1.000 euros en toda la gama.
Además, a los tres años de garantía se suman dos años extra, para sumar un total de cinco, un valor a tener en cuenta a la hora de cubrirse la espalda. En resumen, si tenemos que catalogar al Tiida entre guapo o buena persona, sería la segunda opción la elegida. Su diseño quizá no enganche, pero su tacto general, comportamiento y el rendimiento de su mecánica 1.5 dCi 105 CV va sumando puntos en el día a día y, al final, convence con verdaderos argumentos.
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