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Mercedes-Benz Clase E 220 CDI BlueEFFICIENCY Automático

Mercedes-Benz Clase E 220 CDI BlueEFFICIENCY Automático

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15 de octubre, 2009

Probamos la versión media de mecánica diésel que destaca por su equilibrio entre prestaciones y consumo ajustado. Promete comodidad y espacio para viajar como en primera clase.

La última generación del Mercedes-Benz Clase E llega menos estilizada que la anterior, lo que significa una apuesta arriesgada que sigue los pasos de sus hermanos, ya renovados: el mayor y buque insignia Clase S, y el menor Clase C.


La marca de la estrella dio en el clavo con el diseño de la cuarta carrocería del E -la primera en incorporar el frontal bifaro- que tantas ventas consiguió, y que se prolongó hasta el modelo anterior. Jaguar fue el precursor de esta moda y evolucionó el estilo de anteriores XJ, el actual es más futurista, para su último restyling y su nueva berlina de 5 metros S-Type, lo que supuso un acercamiento de la marca británica a un público más amplio.


Ahora los rivales de este Clase E han vuelto a diseños más modernos y arriesgados -algunos, incluso deportivos-, prueba de ello son los Audi A6, BMW Serie 5 -en breve se renueva-, Infiniti M, Jaguar XF o Lexus GS. Mientras tanto, la berlina alemana se vuelve más radical en su cambio con un frontal más agresivo, aunque, en general, mantiene la imagen de coche serio de otras generaciones -bien disimulada por su antecesor-.

Interior

La ergonomía es la esperada en todo coche alemán y la única pega es que las manetas de los intermitentes y el control de crucero juegan al despiste, como de costumbre en la marca de la estrella. Por lo demás, la calidad de ajuste se mantiene, aunque es verdad que los materiales de los guarnecidos de las puertas y el salpicadero pierden apariencia y se sitúan al nivel de otros representantes germanos.


La habitabilidad es buena -sus 4.868 mm de largo, 1.854 de ancho y 1.471 mm de alto se notan- y cinco personas se acomodarán sin problema, siempre que el ocupante de la plaza central no supere los 1,75 metros. El maletero es grande, 540 litros de capacidad que permiten meter el carrito de un niño longitudinalmente, además de las maletas de toda la familia. En cambio, la visibilidad interior no es todo lo buena que nos gustaría al maniobrar -la zaga elevada resta facultades-.


El equipamiento de serie incluye lo normal en modelos de su clase -airbags, incluido los de rodilla para conductor y pelvis delantero, isofix, sensores de luces y lluvia, retrovisores fotosensibles (eléctricos y calefactables, los exteriores), ordenador de viaje, bluetooth…- y sitúa el precio de salida para esta versión con acabado Elegance en 42.100 euros. Si además contamos con el cambio automático de 5 velocidades2.458 €-, el interfaz universal, el paquete de iluminación -con faros bixenón direccionales-, la pintura metalizada, la radio audio 20 y el techo eléctrico -todos ellos extras que montaba nuestra unidad- el precio sube hasta los 51.584 euros.

Comportamiento y Prestaciones

Este turbodiésel common rail de 2.143 cc y 170 CV de potencia -que entrega entre las 3.000 y las 4.200 rpm– ofrece prestaciones y consumos ajustados. Sus cifras de aceleración -de 0 a 100 en 8,8 segundos– y velocidad máxima –227 km/h– son buenas para disfrutar de una conducción suave y llanear por carretera, devorando kilómetros sin acusar la más mínima imperfección del firme, a ritmos elevados. El cambio automático es un convertidor de par de 5 velocidades -algo obsoleto si lo comparamos con los de otras berlinas premium grandes- es suave, y ofrece dos programas –confort y sport, este último estira los cambios de marcha hasta cerca del corte- y un modo secuencial, que obedece si el acelerador se lo permite y sólo es válido para reducciones enérgicas.


El gasto no es problema ya que su peso –1.735 kg– no pasa factura -anuncia 5,8 litros en ciclo mixto, 4,4 en carretera y 7,8 litros en ciudad, todos ellos a los 100 km-, y se puede bajar de 6 litros en carretera manteniendo ritmos ágiles con adelantamientos incluidos -sus 400 Nm de par entre 1.400 y 2.800 rpm lo hacen solvente en este tipo de situaciones-. Por algo se apellida BlueEFFICIENCY, bueno, también porque anuncia 139 gr/km de CO2.


La suspensión ofrece el máximo confort gracias a una calidad de rodadura excepcional -algo en lo que Mercedes-Benz siempre destaca-, ayudada por unas ruedas que visualmente dejan que desear por la escasa presencia de las llantas de 16 pulgadas, montadas sobre neumáticos 225/55 de gran perfil, pero que cumplen perfectamente.


La estabilidad está garantizada, y al entrar en curva exigiéndole se muestra de lo más noble y previsible sin balancear ni hundir la delantera. Sólo añadir que la dirección es suave, exacta y todo lo efectiva que debe, al igual que los frenos -dosificables y resitentes-.


Una berlina equilibrada que ofrece prestaciones y eficiencia en el consumo a partes iguales, y no pierde su máxima cualidad: un aplomo al rodar excelente, al que sólo los elegidos pueden llegar. Sin duda el precio, y el de los extras con los que te encapriches, decidirá la compra.

Destacable

– Relación entre prestaciones y consumo.
– Calidad de rodadura.
– Espacio.

Mejorable

– Cambio automático de 5 velocidades.
– Equipamiento de serie justo.
– Precio elevado.

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