Mercedes-Benz C200 CDI BlueEFFICIENCY

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Autor: Autocasión
13 de abril, 2009
La versión CDI de gasóleo más respetuosa con el entorno en la Clase C rinde 136 CV, arroja un consumo real contenido y unas prestaciones suficientes, pese a no ser un coche rápido.
Hace unos meses la firma de la estrella impulsaba la Clase C con versiones de corte ecológico en gasolina y gasóleo llamadas BlueEFFICIENCY, destinadas a batirse con sus equivalentes de Audi –A4 2.0 TDIe-, BMW –320d con tecnología EfficientDynamics– y Volvo –S40 y S60 eDrive-. Se trata de modelos derivados de otros presentes en la gama, pero con ciertos cambios para mejorar el consumo y, por tanto, mermar las emisiones.
Estas modificaciones se traducen en un peso entre 19 y 32 kg menor a partir de un parabrisas más fino –lleva un material plástico interno para atenuar el impacto del viento- y menor cantidad material fonoabsorbente entre el motor y el habitáculo. Incluyuen indicador de paso de marcha en el instante óptimo y llantas de aluminio forjado de menor resistencia aerodinámica -como las cubiertas, de menor fricción a la rodadura-. También alargan los desarrollos de la transmisión, como ahora veremos, y contienen el coeficiente aerodinámico en un excelente Cx de 0,25.
Interior
Aunque la Clase C muestra un diseño interior sobrio y austero, el ajuste de las piezas y la calidad de los materiales que lo conforman son excelentes, tanto por robustez como por refinamiento. También es muy bueno el tacto de los diferentes mandos y pulsadores, el diseño de los asientos y todo lo relativo a la ergonomía, salvo la posición del climatizador, a todas luces baja.
El interior permite a 4 adultos acomodarse bien, todo un avance frente a anteriores Clase C. Por ejemplo, con un conductor de 1,85 metros al volante un pasajero de idéntica estatura se sienta detrás sin pegas. El maletero ofrece una capacidad básica de 475 litros, lo que no está nada mal. Y por 356 euros puede ampliarse pidiendo el extra de respaldos traseros partidos en secciones asimétricas abatibles.
Hablando del equipamiento de serie, no es malo –la unidad analizada, el CDI BlueEFFICIENCY, arranca en unos elevados 32.150 euros-, con luz de cruce
mediante los antinieblas, airbag de rodilla o Kneebag para conductor, ESP, anclajes Isofix, ordenador, monitor de presión de neumáticos, asistente para arrancar en rampa, climatizador, audio-CD, 4 elevalunas, reposacabezas activos, control de velocidad Tempomat, volante multifunción…
Desde ahí, faros bixenón -1.147 euros-, Pre Safe para mitigar las consecuencias de una colisión, sensor de lluvia –por 137 euros debería venir en el precio base-, apoyabrazos central trasero, tapizado de piel o techo solar obligan, entre otros muchos, a pasar por caja. No está disponible, por cierto, el cambio automático, algo a valorar.
Comportamiento y Prestaciones
Con 136 CV y 270 Nm de par máximo –fijo de 1.600 a 3.400 rpm- bajo el
pie derecho, el C200 CDI BlueEFFICIENCY exhibe buenas maneras. Este motor de 4 cilindros common rail con turbo variable se conecta a un cambio manual de 6 marchas agradable de usar, y tiene fuerza en baja, hasta frío –cuando suena más de lo que debe-.
Sin embargo, no debemos esperar de él una respuesta sideral, ni siquiera rápida –aquí juegan lo suyo los alargados desarrollos del cambio que citábamos con anterioridad, pensados para bajar el gasto-, aunque sí progresiva y ordenada. Vaya, no es un coche de “patada” -0 a 100 km/h en 10,4 segundos, más bien discretos-, misión encomendada a otros CDI más enérgicos y menos “ecológicos”, aunque una vez lanzado permite buenos cruceros –215 km/h de velocidad máxima-, incluso a coche cargado –la tara supera por poco la tonelada y media-.
A cambio, el consumo apenas pasa de 9 litros a los 100 en las peores circunstancias, lo que supone que mimando el acelerador podemos movernos en una horquilla de 5 a 6 litros cada 100 km –cerca de 1.000 km entre reportajes a ese ritmo-. La marca anuncia 5,3 litros de promedio, con 138 gr/km.
Un aspecto que encandila es su calidad de rodadura, impecable aún tratándose de una versión digamos básica. Es un vehículo tan confortable como agradable de conducir, con unos frenos perfectos y una dirección –específica de esta variante, monta una bomba de asistencia que actúa sólo cuando debe para ahorrar combustible- precisa y directa. Poco importa su condición de propulsión –tracción posterior-: en todo momento se siente neutro, aplomado –parece ir sobre raíles forzándolo en curva- y confortable, pese a que la menor insonorización filtra con nitidez el ruido de los neumáticos, sobre todo al pisar sobre mojado.
Una cosa más: cuesta como el C200 CDI “normal” -que por 2.453 euros sí ofrece cambio automático/secuencial de 5 relaciones-, que tiene un poco más de brío a cambio de un consumo y unas emisiones ligeramente mayores -5,9 litros a los 100 y 156 gr/km de CO2-. Cuestión de prioridades.
Destacable
– Calidad de acabado.
– Confort de marcha.
– Consumo austero.
Mejorable
– Freno de parking mediante pedal.
– Reprís discreto. Automático no disponible.
– Climatizador bajo.
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