Mazda MX-5: la cuarta generación

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Isabel Gª Casado
07 de septiembre, 2014
Mazda acaba de dar a conocer la nueva imagen de su modelo más carismático: el MX-5. Es la cuarta generación de este deportivo descapotable biplaza, que lleva 25 años encandilando con su belleza y su divertida conducción.
2014 es el año propicio para este lanzamiento, no hay duda. El MX-5 cumple 25 años en pleno éxito y con su tercera generación en el mercado; la marca Mazda pasa por un momento dulce con una renovación completa de su gama, impregnada de la belleza y elegancia del diseño Kodo y animada por el arsenal tecnológico Skyactiv, que proporciona placer de conducción y bajos consumos y emisiones. En este contexto, con el reciente lanzamiento del Mazda6, del Mazda3 y con el Mazda2 en puertas, la marca japonesa no tiene prisa: la puesta en el mercado de la joya de su corona la va a realizar paso a paso. Y ha empezado por generar unas muy prometedoras expectativas descubriendo el diseño definitivo de la cuarta generación de este MX-5, del emblemático Miata.
Ha convocado a la prensa en Barcelona, en el Mazda Space inaugurado para este evento en la Ciudad Condal, y desde allí ha transmitido la buena nueva al mundo entero, con emisión simultánea en Estados Unidos y en Japón presenciada por miles de fans de la marca y propietarios de un MX-5. En este escenario, con sendos ejemplares de las tres generaciones existentes, y con el coche cubierto por una tela negra, el presidente de Mazda Europa nos ha recordado los valores de su deportivo ligero, biplaza, descapotable y de precio asequible, “para que puedan disfrutar de él todos los conductores”.
Ha alabado sus capacidades dinámicas, gracias a su motor situado en posición frontal, a su tracción trasera, a su reparto de peso 50:50 entre el tren delantero y trasero. “Sólo así se consigue la respuesta más precisa y la experiencia de conducción más emocionante, consolidando esa imagen de diversión al volante tan propia de Mazda”.
Comparan esa sensación de fusión entre coche y piloto con lo que siente un jinete respecto a su caballo, y lo nombran con un concepto japonés: “Jinba Ittai”. En la evolución del MX-5 desde su lanzamiento en 1989, cada generación daba a luz un modelo más grande y un poco más pesado que el anterior. Ahora, en esta cuarta generación, han recogido todos esos valores, pero los han adaptado a las necesidades actuales, haciendo al MX-5 aún más compacto: más corto, más ancho y más bajo que su predecesor y… con 100 kg menos de peso.
En efecto, cuando levantan la tela negra que lo cubre, el nuevo MX-5 nos deja entusiasmados. No se puede tocar, sólo observar su exterior y su interior (con una configuración de volante a la derecha), muy cerca, eso sí. Mide 3.915 mm de largo, 1.730 mm de ancho y 1.235 mm de alto, con una batalla (distancia entre ejes) de 2.315 mm y un centro de gravedad más bajo. En la misma sala exponen un chasis con suspensiones delanteras de doble trapecio y traseras multibrazo y avanzan algunos datos de lo que será este modelo cuando llegue al mercado, allá por finales de 2015: motor de gasolina de inyección directa y sistema Skyactiv, caja manual de 6 velocidades (también habrá un cambio automático), dirección asistida eléctrica, discos ventilados delante y macizos detrás y unos neumáticos de medidas 195/50 R16. Es posible que haya variaciones, nos explican, porque aún falta más de un año para ese lanzamiento.
Se percibe el aire de familia respecto a la nueva hornada de modelos Mazda con diseño Kodo: la superficie de este MX-5 ya no es plana, ha adquirido volumen y relieves. Su color rojo se llena de matices ante esa nueva fisonomía más robusta: han rebajado la altura del capó, el pilar A se ha se ha desplazado hacia atrás (toda la cabina, en realidad) y también la línea del parabrisas es más inclinada. Mantienen la capota de lona –una duda que todos teníamos- y, al parecer, la han aligerado. En el interior, el equipo de desarrollo del Mazda MX-5 ha trabajado para optimizar los flujos de aire cuando se circula descapotado, modificando incluso los guarnecidos de las puertas para conseguirlo, además de reducir el tamaño de las ventanillas de custodia (los espacios triangulares entre el parabrisas y las ventanillas). Desde el punto de vista estético, los diseñadores han querido difuminar los límites entre la parte externa e interna del modelo, incorporando incluso elementos del color de la carrocería.
En el cuadro de instrumentos se ha mejorado la posición del velocímetro, que ahora se sitúa en la misma línea del volante, para crear simetrías respecto a las salidas de aire con las que se pretende ofrecer al conductor un mayor orden que le ayude a concentrarse en su tarea.
Una historia de 4 generaciones
El Salón del Automóvil de Chicago vio nacer, en 1989, un modelo que entonces parecía no tener sentido; de hecho, no existían en el mercado biplazas ligeros como él y los compradores estaban más interesados en la seguridad y el confort que en las experiencias deportivas al volante. De esa generación se vendieron 431.506 unidades en todo el mundo.
Así, en 1998 se empezó a vender la segunda, de la que se vendieron 290.123 ejemplares, hasta que, en 2005, llega la tercera.
La cuarta –ya lo hemos dicho- llegará en 2015 y Mazda ya tiene el lema pensado: ¡Larga vida al roadster! Que así sea…
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