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Laguna Expresion Eco2/ Passat Bluemotion

Laguna Expresion Eco2/ Passat Bluemotion
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17 de diciembre, 2007

Se trata de los 1.5 dCi eco2 y 1.9 TDI Bluemotion, muy próximos entre sí por consumo, prestaciones y dinámica.




A partir de ahí, el galo se desmarca con una carrocería más versátil y el germano hace lo propio con un maletero más capaz y un interior superior en habitabilidad. También los desempata una relación precio/equipamiento favorable al del rombo.


Está claro que cualquier coche va mejor con más potencia que con menos. Pero más energía también implica más precio y, de paso, mayor consumo. En el polo opuesto hay automóviles que, aun sin grandes motores ni mayores pretensiones, satisfacen plenamente por el equilibrio general que despliegan. A esta corriente pertenecen nuestros protagonistas, dos berlinas de acceso a sus respectivas gamas de gasóleo que, al mismo tiempo, echan el resto en materia de emisiones.


Comenzando por Volkswagen, lleva tiempo a vueltas con los Bluemotion, derivados de versiones básicas por motor y acabado que a partir de pequeños cambios consiguen un gasto inferior. En concreto, el Passat Bluemotion, 1.100 euros más caro que el Trendline 1.9 TDI de 105 CV del que parte, recibe bajos carenados, suspensión 15 mm más baja en el eje delantero y 8 en el trasero –son, además, más firmes–, parrilla internamente modificada, un ralentí que pasa de 830 a 730 rpm, relación del cambio –de cinco marchas y tacto convincente– más larga en tercera, cuarta y quinta y neumáticos de baja fricción.


Al mismo tiempo, el reputado alemán apareja un sencillo acabado y un «millón» de opcionales, al tiempo que homologa medio litro menos de consumo a los 100 km, aunque en la práctica su andar sea simétrico al de otros Passat 1.9 TDI. Es decir, presume de reprís y de las consabidas rumorosidad y aspereza, con una respuesta enérgica que hará las delicias de los que persiguen un motor con carácter. Y eso que con los 105 CV sus prestaciones no son siderales, como refleja una progresión de 80 a 120 km/h en cuarta y quinta de 9,5 y 13,9 segundos –el salto entre ambas es muy abultado por los desarrollos finales aplicados–,


Pese a sus cubiertas de baja fricción, la pisada y la motricidad del Passat son muy buenas –el coche aúna firmeza y confort–. Más datos: carece de portón, pero el maletero es enorme y bajo el plano oculta la rueda de repuesto. suficientes, aunque justos en adelantamientos comprometidos. Pero llanea de cine y consume poco: 6,1 l/100 km de media real.


Hablemos del Renault Laguna. La marca ha cuajado un excelente automóvil a todos los niveles, si bien su depurado diseño – Cx de 0,29–, que por cierto cambia del todo frente al anterior, no llama mucho la atención. En lo mecánico, y sin tanto «bombo» como su rival, la versión que nos ocupa 1.5 dCi eco2, que también comprende bajos carenados, arroja unas prestaciones similares con un gasto que sólo sube dos décimas –como el VW, libera 136 g/km de CO2–.


Suave y progresivo, el propulsor «common rail» de 110 CV sorprende por su rapidez de reacciones y, aunque tampoco es un «tiro», alcanza unas prestaciones dignas. Adelantando en cuarta –el cambio, agradable, suma seis marchas– es medio segundo más lento que su rival, pero en quinta es 1,2 segundos más veloz. Y en la aceleración hasta 100 km/h arroja una cota incluso brillante: 11,3 segundos, por los 12,2 que requiere el Passat. Así que nuestros contendientes empatan por prestaciones y consumos.


¿Y en dinámica? Pues, de nuevo más de lo mismo, y a excelente nivel. El Volkswagen pisa sobre un chasis más elaborado, con una suspensión posterior independiente; pero el Renault, que lleva eje trasero de torsión, presume de una solidez, de una capacidad de trazada y de una eficacia parejas. Al final, tan fácil de llevar es uno como otro: son firmes pero no secos, incluyen un ESP bien afinado, presumen de frenos potentes, resistentes y dosificables y también de una gratificante dirección, mejor en el alemán, porque la del francés es más sensible a los rotos del asfalto.


En cuanto a la calidad del producto, la marca gala ha echado el resto, si bien no hay que esperar la prestancia de un Audi o un BMW. Materiales acolchados bien ajustados, ergonomía general… Hay mandos algo dispersos –regulación del haz de luz…– o más pequeños de lo deseable, como los del climatizador, pero los últimos van agrupados y bien emplazados. Otra historia es que los asientos siguen siendo blanduchos y las plazas traseras demasiado justas.


El Passat omite estos «lunares»: carece de portón, pero el maletero es más capaz –565 por 450 litros–, el interior es sensiblemente más habitable –salvo en la plaza central trasera– y el puesto de conducción, más coherente y organizado; hasta los materiales que lo visten se aprecian más robustos. Y eso que la prestancia interior del Bluemotion, con un sencillo tapizado y volante de plástico, dista del nivel Highline. El Laguna Expression contrarresta a golpe de equipamiento. Cierto, el alumbrado de xenón va aparte, pero el climatizador o el sistema de sonido son serie.


No así en el alemán, que reserva como opciones éstos y otros como los elevalunas traseros, los antinieblas o las llantas. Esta política implica una brecha a valorar, pues más allá de la imagen de marca o de una depreciación que previsiblemente favorecerá al germano, el VW sale más caro, tanto como 2.424 euros, y además resulta casi obligatorio añadirle extras –las ausencias se acusan en exceso– por importe de otros 1.500 euros, lo que fija una diferencia de casi 4.000 euros, que no es poco. Y eso que es un automóvil convincente, apetecible y medioambientalmente saludable, pero en ningún caso más que el Laguna.

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