Jeep Wrangler Unlimited Sahara

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Autor: Autocasión
17 de enero, 2008
Sigue siendo un TT puro, que ofrece un comportamiento ejemplar en conducción «off road».
Manteniendo su estética genuina e inconfundible, el Wrangler aumenta sus posibilidades de uso con la llegada de la versión de 4 puertas, que gracias a una batalla mayor, ofrece más espacio en su habitáculo. Nada cambia en los demás aspectos, pues sigue siendo un TT puro, que ofrece un comportamiento ejemplar en conducción «off road».
Hace ahora casi siete décadas nacía el primer Willys, un todoterreno de reducidas dimensiones que pasó a convertirse en el vehículo estrella del ejército estadounidense por su polivalencia de uso y su robustez. Desde entonces, este modelo no ha cesado en su evolución y, tras varias generaciones y cambios de nombre –en 1987 adoptó la denominación Wrangler, tal y como hoy se conoce–, este americano de pura raza continúa fiel a su filosofía sin que esto haya impedido su adaptación a los nuevos tiempos.
Y, precisamente en base a esta última idea, los ingenieros de Jeep debieron de pensar que quizá no sería mala idea lanzar al mercado una versión complementaria de 4 puertas, más práctica y capaz en lo que a tamaño se refiere, pero que al mismo tiempo mantuviera intactas las posibilidades «off road» que de siempre han caracterizado a este modelo.
En marcha
El modelo que analizamos en esta prueba es un todoterreno puro que, si bien en campo se mueve con eficacia, en asfalto es más tosco. El aspecto rudo de su carrocería, el interior espartano que dispone del equipamiento justo y necesario, y unos acertados motor y chasis, son las señas de identidad de este TT, que es capaz de subirse por las paredes si así lo quiere quien va a sus mandos. Entre los culpables de que esto sea posible figuran una suspensión eficaz de recorridos muy largos, unos ángulos de ataque, ventral y de salida más que generosos y un sistema de tracción total que, si se alían todos ellos con la caja reductora, hacen que el Wrangler afronte sin problemas zonas trialeras y obstáculos de elevada complicación.
Pero si lo que apetece es un simple paseo a ritmo tranquilo por pistas, el protagonista de estas líneas sigue siendo una verdadera delicia, ya que en este entorno se muestra confortable y divertido hasta decir basta. Otra cosa es cuando llega el momento de rodar sobre asfalto, ya que aquí no nos encontramos tan cómodos a sus mandos. Hay que pensar que este coche está concebido para un uso casi exclusivo en campo y, por lo tanto, al afrontar tramos de carretera nos encontramos con un comportamiento algo torpe.
Esto se hace más patente en la variante Unlimited que en su «hermano» de dos puertas, pues la distancia entre ejes crece de manera considerable, como también lo hace el peso total, que en el caso de la versión probada rebasa por poco las dos toneladas. Además, la dirección no convence y las pérdidas de tracción en curva se hacen notar más de lo deseable.
prestaciones
Por su parte, bajo el capó aparece el propulsor 2.8 CRD de 177 CV, que mueve con alegría al conjunto. Es el primer motor de gasóleo de que dispone la gama Wrangler y, en el caso del Unlimited, es la única opción disponible. Con un par máximo de 40,8 mkg a sólo 1.600 rpm, se muestra muy agradable en su uso –aunque también algo ruidoso– y logra unas cifras de prestaciones muy buenas para un coche de semejantes caraterísticas.
La caja de cambios automática resulta, sin embargo, un poco anticuada. Cuenta con cinco velocidades y la transición entre marchas la lleva a cabo con cierta lentitud, aunque, todo sea dicho, en conducción «off road» se agradece no tener que «jugar» con el embrague para superar con éxito determinadas situaciones. En cualquier caso, quien prefiera un manejo manual del cambio, puede optar por la caja de seis velocidades que, con un tacto algo rudo, exprime las posibilidades del motor al máximo.
Si hablamos de electrónica, a pesar de que este Jeep responde a la idea de TT básico y funcional, cabe resaltar que ofrece una acertada lista de serie, en la que figuran elementos como el ABS con repartidor de frenada, los controles de tracción y de estabilidad o un bloqueo del diferencial con intervención del freno –BLD– y función anti balanceo –ERM– .
Equipamiento
Y en equipamiento, con el acabado «Sahara» no faltan airbag frontales, arcos antivuelco, ordenador de viaje, control de crucero, cierre centralizado, aire acondicionado, elevalunas eléctricos en todas las plazas… En definitiva, el Wrangler se perfila como un TT genuino, muy adecuado para aquellos que huyen de la moda de los todocamino y saben apreciar la conducción campera en su estado más puro. Además, la versión Unlimited Sahara amplía las posibilidades en lo que tiene que ver con el equipamiento y la practicidad, algo que sabrá agradecer el usuario. Aunque quizá, una factura final inferior a los 36.725 euros que cuesta, ayudaría a hacerlo más atractivo…
Espacio y practicidad
Así, hace escasos meses vio la luz el Wrangler Unlimited, que con sus 4, 75 metros de longitud, ha dejado pequeño al modelo corto, que apenas rebasa los 4,2 metros de largo. Este «estirón» considerable se debe exclusivamente a su mayor batalla, que crece más de medio metro, gracias a lo cual el coche es capaz de ofrecer un interior más habitable y, lo que es más importante, un mejor acceso a las plazas posteriores, ya que en el Wrangler de 2 puertas llevar a cabo esta tarea es bastante complicado.
Por longitud, el Unlimited es comparable, por ejemplo y sin tener que salir de casa, a un Grand Cherokee, sin embargo las pretensiones de ambos no son las mismas. El segundo modelo citado se mueve realmente bien en campo, pero además es capaz de ofrecer un comportamiento muy sano en carretera, mientras sus ocupantes viajan con toda clase de comodidades.
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