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Jaguar XJ6 2.7D/ Mercedes CLS 320 CDI

Jaguar XJ6 2.7D/ Mercedes CLS 320 CDI

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27 de marzo, 2007

El Jaguar XJ pasa por ser una de las alternativas más atractivas entre los diésel exquisitos; pero encuentra un rival de cuidado en este CLS



El Jaguar XJ es una de las berlinas de lujo más elegantes, un coche que gracias a su liviana carrocería de aluminio, a su amortiguaciónneumática, a su completa dotación y a su V6de 2 07 CV pasa por ser una de las alternativas más atractivas entre los diésel exquisitos. Pero encuentra un rival de cuidado en el Mercedes C LS 32 0 CDI, de precio base más accesible y con un formato «coupé-berlina» que convence.


Mercedes no se caracteriza por ajustarse a normas establecidas en el mundo del automóvil. Su Clase A, por ejemplo, fue el primer compacto de carrocería monovolumen –eso permitía ofrecer el mismo espacio con menos longitud–, el SLK rompió con la imagen del coche descapotable como «delicado de mantener» o «incómodo en invierno» –fue el primero con techo duro escamoteable por mando eléctrico– y el CLS rompió con el esquema reinante entre los modelos de lujo: o tenían carrocería sedán de cuatro puertas o recurrían a un perfil coupé con sólo una puerta a cada lado.


Porque el CLS es un coupé, pero no renuncia a las cuatro puertas de la Clase E, berlina de la que deriva. Y tampoco renuncia a cuatro buenas plazas o a un maletero realmente capaz, lo que ha determinado un importante éxito de ventas desde su lanzamiento en 2004. De hecho, muchos clientes han caído rendidos ante su afilada estampa –es curiosa su vista lateral, con la zaga casi tan puntiaguda como el morro–, lo que ha restado fieles a las berlinas de lujo convencionales. Y en el caso de la propia Mercedes-Benz, no sólo afecta a potenciales compradores de un Clase E, sino que muchos han visto en el CLS una alternativa a la Clase S, más cara y que «rejuvenece» menos a su propietario. Porque el CLS emana dinamismo y es visto casi como un deportivo pese a sus cuatro puertas.


Frente a él hemos situado una de las berlinas de lujo más deportivas del momento, el Jaguar XJ, vehículo en el que se reúne la herencia «rácing» inmanente a la la firma británica, la ligereza extrema de su carrocería de aluminio o un motor diésel V6 de 2,7 litros tan suave como progresivo y enérgico. En este sentido, los 207 CV del motor del Jaguar –que también usan Citroën y Peugeot en varios de sus productos estrella– tienen que competir en esta ocasión con los 224 que rinde el propulsor del CLS 320 CDI, también V6 y con tres litros de cilindrada –la denominación del coche hace pensar en una mecánica de 3,2 litros–.


Ambos motores recurren a inyección «common rail», pero mientras el coche alemán tiene un turbo de geometría variable para sobrealimentar las seis cámaras, el británico tiene dos, uno para cada bancada de tres cilindros. Eso, y el uso de los soportes de motor activos Softronic –los primeros del mundo controlados electrónicamente– deriva en un funcionamiento especialmente suave y equilibrado, en la ausencia total de vibraciones y en un nivel sonoro mínimo. Tanto, que al bajarnos del Jaguar y subirnos en el Mercedes nos hace pensar que el V6 de este último sí se oye, cuando en realidad su funcionamiento también es discreto y poco vibrante. En cuanto al aporte energético, el tamaño del motor se nota.


Tanto por la potencia –224 CV en el CLS frente a 207 en el XJ– como, sobre todo, en la cifra de par máximo: los 44,4 mkg a 1.900 revoluciones por minuto del V6 2.7 del Jaguar no parecen un valor tan espectacular cuando los comparamos con los 55,1 mkg del V6 3.0 del Mercedes, que además se mantienen constante entre 1.600 y 2.400 vueltas. Y el motor alemán recibe una ayuda extra al trabajar en colaboración con un cambio de siete marchas, que siempre permite extraer más de la potencia y el par disponibles. No obstante, ningún reproche para la caja ZF de seis marchas del XJ6, que también es suave y rápida, como la de su rival, en las transiciones entre una relación y otra.


Los 81 kilos que pesa menos el XJ6 2.7D respecto al CLS 320 CDI –el primero mide 5,09 metros de longitud, pero es de aluminio, mientras el segundo se queda en 4,92 metros de largo, pero es de acero– no llegan a compensar la diferencia en el rendimiento de los motores, por lo que el modelo alemán aventaja a su oponente al medir aceleraciones, reprís o velocidad punta. Porque el Jaguar XJ diésel es bastante rápido –6,4 segundos para pasar de 80 a 120 km/h–, pero no tanto como el CLS 320 CDI, que emplea un segundo menos en esa maniobra. Y saliendo desde parado la diferencia es mayor, pues el Mercedes, según nuestro Correvit, acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos, por los 10,2 medidos al Jaguar –7 segundos exactos se anuncian para el CLS y 8,2 para el XJ–.


En cuanto al consumo, la modernidad de sus motores y sus transmisiones, unida a unas carrocerías de peso contenido, permiten hablar de «economía de uso» en coches con un porte que hace una década habrían hecho pensar en gastos de carburante exagerados. Porque el gasto medio real ronda en ambos los nueve litros, aunque el CLS, que anuncia de media oficial medio litro menos que su rival, «traga » siempre un poco menos: en ciudad, en autovía –su aerodinámica es mejor–, en carretera… Sólo si apuramos mucho el ritmo de marcha –en un tramo de montaña, por ejemplo– se igualan los valores de gasto, con promedios en torno a los 16 l/100 km.


Y será en ese tipo de trazado donde descubriremos también la mayor diferencia de comportamiento entre nuestros protagonistas, pues el Mercedes parece siempre más aplomado, sobre todo si pedimos la cara suspensión neumática opcional, que tiene tres grados de firmeza –el «sport» más suave ofrece el mejor compromiso entre confort y eficacia, pues el «sport» duro aminora mucho el balanceo, pero resta comodidad con mal asfalto o al pasar «bandas sonoras». La suspensión neumática es de serie en el Jaguar, pero se ha primado el confort sobre la eficacia pura, el coche «cabalga» un poco con firme ondulado y el balanceo es claro. Aunque también podemos viajar rápido y con seguridad, pues la berlina inglesa no presenta excesivas inercias y tiene un control de estabilidad bien tarado. También sus frenos cumplen, pero volvemos a quedarnos en este apartado con la precisión, resistencia y potencia del Mercedes, que se para en menos metros.


Puede que muchos hayan reparado en la gran diferencia de precio entre nuestros protagonistas: 63.000 euros cuesta el CLS 320 CDI y 75.900 el XJ6 2.7D. Son 12.900 euros más –casi 2.150.000 de las antiguas pesetas– que parecen un mundo, aunque la relación entre lo que pagamos y lo que recibimos a cambio está realmente igualada. Más que nada, porque el XJ6 diésel, que sólo se ofrece en versión Executive, lleva de todo: tapicería de cuero, asientos delanteros eléctricos y calefactados, suspensión neumática, ópticas bixenón con lavafaros, anclajes Isofix en plazas traseras, navegador, retrovisores fotosensibles, alarma, cristales de aislamiento acústico, sensor de parking trasero, cargador de CD, filtro de partículas en el motor… Y mencionamos esos elementos porque son los que no lleva de serie el Mercedes.


De hecho, si los montásemos en el CLS 320 CDI su factura subiría hasta 80.471 euros, superando a su rival, en el que podemos echar en falta pocas cosas sí equipadas por el alemán: botiquín y testigo de presión de neumáticos. No obstante, conviene matizar algunas cosas. Por ejemplo, que el Jaguar no lleva ni puede llevar airbag laterales traseros –opcionales en el Mercedes–, sistema pre-colisión destinado a preparar dispositivos como los airbag o los cinturones ante un choque inminente –en el Mercedes CLS se llama PreSafe y es de serie– o respaldo trasero abatible –el alemán tampoco lo lleva, pero sí ofrece un saco portaesquís–. También hay que decir que la dotación de serie del CLS es completa, sobre todo en materia de seguridad, o que Jaguar debiera ofrecer en su gama un XJ6 2.7D menos equipado –por ejemplo, sin cuero, suspensión CATS o navegador– y más barato.


En lo que se refiere a las carrocerías, la mayor longitud del XJ –17 centímetros más que el CLS– se nota en la amplitud de las plazas traseras, más cómodas para largos viajes. Pero en el CLS, que sólo admite a cuatro ocupantes, tampoco se va mal, aunque las banquetas delanteras y traseras van tan próximas al suelo que entrar o salir del coche plantea ciertas dificultades a personas mayores. Y sobre calidad de acabado, poco que criticar, ya que los dos coches aquí enfrentados cumplen con creces, tanto por aspecto como por materiales y ajuste. En resumen, el CLS aparece como una alternativa muy razonable frente a las grandes berlinas clásicas. Tanto, que hasta la propia Jaguar trabaja en un coche parecido para el 2008, derivado del «concept» CX-F y que tratará de ganarse a nuevos clientes que buscan formas de lujo diferentes.

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