Jaguar C-XF

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Autor: Autocasión
04 de enero, 2007
Nada en él carece de contenido: diseño, tecnología y funcionalidad para el futuro, porque sin duda lo que muestra el Jaguar C-XF en el Salón de Detroit 2007 lo veremos en los modelos de serie en pocos años.
Nada en él carece de contenido: diseño, tecnología y funcionalidad para el futuro, porque sin duda lo que muestra el Jaguar C-XF en el Salón de Detroit 2007 lo veremos en los modelos de serie en pocos años.
El C-XF es la apuesta de Jaguar por el futuro, la materialización de las ideas que la marca británica pretende poner en producción enlos próximos años. Se trata por tanto de un escaparate que merece la pena estudiar detenidamente, pues nada en él carece de contenido: diseño, tecnología y funcionalidad para el futuro, porque sin duda lo que muestra el Jaguar C-XF en el Salón de Detroit 2007 lo veremos en los modelos de serie en pocos años.
Aunque el Jaguar C-XF es un prototipo y no llegará tal como lo vemos a los concesionarios, sus afiladas líneas sugieren muy a las claras las tendencias de diseño que caracterizarán a las próximas berlinas de la marca inglesa. Más dinámicos que en las berlinas actuales, sus rasgos siguen las tendencias actuales en cuestión de automóviles de representación, como por ejemplo el Mercedes CLS, el futuro Porsche Panamera o incluso los prototipos Aston Martin Rapide o Peugeot 908 RC.
Repasando su carrocería hay que empezar por el frontal, en el que destaca una parrilla de fuerte personalidad. Negra y enmarcada por un perfil de metal pulido, se encuentra drásticamente retrasada respecto de la línea exterior del coche. A ambos lados de la parrilla se sitúan los faros delanteros afilados, muy felinos, que abandonan por primera vez en mucho tiempo la típica óptica doble de las berlinas de la marca. En el lateral del C-XF llaman poderosamente la atención las enormes llantas de 21 pulgadas, que contribuyen a aligerar el impacto visual, mientras que el acentuado nervio horizontal que recorre toda la longitud del coche, conectando el capó delantero con los pilotos traseros, relaciona este prototipo con la tradición estética Jaguar. La deportividad que emana de tan cuidada estética se complementa con las toberas de salida de aire situadas ante las puertas delanteras, resaltadas con un reborde realizado en cerámica de color blanco. Por último, en la zaga destaca el difusor inferior, que se basa en el princpio de funcionamiento que hace este elemento aerodinámico imprescindible en los coches de competición de elevadas prestaciones, que consiste en la succión del aire desde debajo del coche para crear una zona de baja presión que mejora la adherencia en curvas a alta velocidad.
En el interior se aprecia un importante trabajo de ergonomía con soluciones novedosas y llamativas. Tiene configuración de cuatro plazas con asientos posteriores individuales, separados por un túnel de trasmisión de importantes dimensiones. La instrumentación queda frente al conductor y la visera tiene una forma pronunciada de cúpula, bajo la que se encuentran los relojes de control realizados en aluminio. En el centro está un tacómetro con fondo de escala atravesado de rayas horizontales que sugieren el instrumento de horizonte artificial de un avión. Los materiales empleados son muy sofisticados, desde piel tratada con fibra de carbono hasta madera de pino con acabado “madera quemada”.
PUESTA EN MARCHA ESTIMULANTE
Uno de los detalles más impactantes del Jaguar C-XF es la secuencia de puesta en marcha. Cuando el conductor toma siento, en el centro de la consola parpadea un botón rojo. Su ritmo representa las «pulsaciones» del coche. Al pulsarlo, bajo la mano se despliegan unos anillos de aluminio que dejan el llamativo selector circular de marchas, denominado «JaguarDrive», directamente en la palma de la mano. A continuación, al ponerse en marcha el motor un aro de luz azul parpadea desde el centro del panel de instrumentos y se desplaza por los lados del habitáculo y detrás de los asientos traseros. Sobre la cabeza, otra luz azul inunda el techo para crear una sensación de espacio. Pero tan espectacular despliegue no se queda en el interior del coche. En el exterior, una ráfaga de luz azul surge de la parrilla marcando el momento en que el motor cobra vida. Si bien el C-XF está repleto de soluciones de futuro e ideas interesantes, esta es sin duda una característica típica de “coche de salón”, un efecto cuya única pretensión es llamar la atención del público, aunque este Jaguar está sobrado de argumentos por sí mismo para ser una de las estrellas en Detroit.
ANTICIPÁNDOSE A LOS DESEOS
Un sistema bautizado como “JaguarSense” se encarga de detectar las intenciones de los ocupantes antes de que contacten físicamente con el instrumento que desean accionar. Las cuatro puertas cuentan con sensores ocultos que detectan la aproximación de una mano con intención de accionar el tirador de apertura, accionando un mecanismo que desplaza la manecilla para que el pasajero la accione cómodamente, mientras que cuando no se hace uso de él queda oculto. Otro sensor situado en el salpicadero reacciona a la cercanía de la mano para desplegar una pantalla situada a ras de la instrumentación. La secuencia continúa cuando la consola central gira 90 grados para descubrir una pantalla doble, capaz de ofrecer dos funciones a la vez, por ejemplo un mapa de navegación para el conductor y una película de DVD para el pasajero. El sistema se denomina “Dual View”, y ha sido desarrollado por los especialistas en Hi-Fi de Alpine. Hablando de Hi-Fi, los altavoces tienen diseño de nido de abeja y han sido elaborados por uno de los mejores (y más caros) especialistas en acústica, Bowers & Wilkins. El funcionamiento del cambio automático también interactúa con otros instrumentos: Si el conductor sitúa la transmisión en modo deportivo, el cuentarrevoluciones se acerca a su vista para facilitar una rápida lectura.
INNOVADORA ELECTRÓNICA DEL MOTOR
El Jaguar C-XF está impulsado por una nueva versión del V8 de 4,2 litros. Supera los 420 CV con más de 500 Nm de par motor desde muy bajas revoluciones. Alcanza una velocidad máxima -limitada electrónicamente- de 250 km/h, pero sin limitación puede superar los 290 km/h. Lo más relevante que se esconde bajo el capó es la arquitectura eléctrica envuelta en un cableado de fibra de carbono. Diseñado y construido por Beru F1 Systems, el innovador cableado eléctrico en “tela de araña” no sólo es hermoso, sino también es muy funcional.
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