Hyundai i30 CW

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Autor: Autocasión
30 de julio, 2008
Algo debe de tener el i30 para haber sido nombrado ‘Coche del Año en España’ en 2008. Si comparamos un modelo de hace años de la marca coreana con éste, el salto cualitativo que se observa es verdaderamente grande.
Más información en hoyMotor16, número 1294
Algo debe de tener el i30 para haber sido nombrado ‘Coche del Año en España’ en 2008. Si comparamos un modelo de hace años de la marca coreana con éste, el salto cualitativo que se observa es verdaderamente grande. Tanto, que a la hora de hablar de, por ejemplo, la calidad y terminación de los materiales empleados, el Hyundai que ocupa estas páginas podría poner en evidencia a muchos de sus rivales europeos ya consagrados.
En Motor16 hemos tenido ocasión de probar el i30 en profundidad e incluso no pudimos resistirnos a hacerle pasar por la exigente prueba de fiabilidad de 50.000 kilómetros, de la que salió victorioso.
Dado el interés que ha suscitado este compacto entre la clientela, es momento ahora de poner sobre la mesa la variante familiar o Cross Wagon –CW–, que mantiene intactas las virtudes del 5 puertas y suma alguna que otra. Para la prueba hemos elegido el que parece ser el motor más equilibrado; es decir, el diésel 1.6 CRDi de 115 CV, asociado a una caja de cambios automática de cuatro velocidades. Más adelante hablaré sobre el funcionamiento de estos dos elementos.
Comportamiento
Si tenemos en cuenta que se trata de un coche familiar pensado para rodar de forma tranquila, el chasis que monta parece acertado. La amortiguación puede resultar a algunos un poco blanda, pero permite una conducción suave e incluso alegre con total garantía.
La suspensión trasera ha sido especialmente adaptada a las circunstancias en esta versión familiar y he de decir que el comportamiento general del coche es mejor que el que ofrece el modelo de 5 puertas. También me ha gustado el equipo de frenos, que goza de una buena mordida y un tacto excelente en el pedal. Eso sí, sigo pensando que la dirección eléctrica transmite artificialidad a las manos.
En marcha
Uno de los elementos a destacar en este Hyundai es su motor diésel de 1,6 litros y 115 CV, que no deja de sorprender por lo bien que va. Su rendimiento es muy bueno y, a pesar de su escasa cilindrada, responde sin problemas en cualquier circunstancia. Gracias a los 26 mkg de par máximo que eroga, el empuje está garantizado –el coche acelera y recupera bastante bien–.
Las reacciones son siempre suaves, sin sobresaltos, y tengo que decir que no he echado de menos en ningún momento una mayor potencia. Así que, en el apartado mecánico, aprobado y con muy buena nota. Pero, ¿qué pasa con el cambio? Vayamos por partes.
Toda transmisión automática plantea una ventaja: la comodidad de prescindir del pedal de embrague y de los movimientos manuales de la palanca. Desde este punto de vista, esta caja cumple, de manera que si alguien está harto de sufrir, por ejemplo, la tortura diaria de los atascos, puede quedar satisfecho con ella. Sin embargo, creo que en la firma coreana se podrían haber planteado montar un mecanismo algo más moderno.
A estas alturas, cuatro marchas en una caja de cambios parecen pocas, ya que los saltos entre una y otra son muy grandes. No digo que se necesiten 6, 7 ó hasta 8 marchas, como ya empieza a ser habitual en los cambios automáticos de muchas marcas, pero sí un mínimo de 5. Creo que con este número de relaciones ya se pueden explotar de manera eficaz las posibilidades de un motor; con menos, es complicado.
Por otra parte, si pasamos del modo automático al manual nos damos cuenta de dos cosas: la selección de relaciones es algo complicada y dicho modo no llega a ser manual del todo. Me explico. Respecto a lo primero, es necesario hacer movimientos de palanca diferentes para engranar cada una de las marchas: para pasar de D a 3ª se mueve un punto hacia la derecha; el paso de 3ª a 2ª requiere un movimiento hacia abajo; y la transición de 2ª a 1ª implica un desplazamiento lateral a la derecha seguido de otro hacia abajo.
En cuanto a lo segundo, el hecho de seleccionar una marcha no quiere decir que se quede fija. Por ejemplo, si seleccionamos 3ª, simplemente no pasará de ahí, pero sí reducirá las que quiera si hay una demanda fuerte de acelerador. Además, si vamos pisando a fondo y seleccionamos una marcha más –incluso circulando a regímenes altos– no cambiará hasta llegar al corte de inyección. Con todo, la transición entre velocidades en posición automática se realiza de forma suave y para los menos exigentes con estos sistemas, cumple sobradamente y propicia una conducción agradable.
Interior y maletero
Lo primero es ver qué cambia con respecto al i30 corto y hasta qué punto puede compensar comprar uno y no otro. Se entiende que quien recurre a un coche familiar lo hace porque quiere disponer de mayor espacio y versatilidad y, en este sentido, la versión familiar cumple con su cometido.
Gracias a una distancia entre ejes 5 centímetros superior a la del 5 puertas y a un mayor voladizo, la longitud total del coche crece en 22 centímetros, hasta llegar a los 4,47 metros. No es una medida que llegue a ser aparatosa a la hora de moverse en ciudad, buscar aparcamiento, etcétera, y, sin embargo, logra que tanto el espacio en las plazas traseras como en el maletero sea mayor. De esta forma, los ocupantes viajarán más holgados y podrán llevar consigo más equipaje, pues los 415 litros de la zona de carga dan bastante de sí –el i30 5p se conforma con 340 litros–. Si estos dos puntos que acabo de citar son verdaderas prioridades en la decisión de compra, el Cross Wagon será la mejor opción.
No obstante, no se debe perder de vista un dato: su precio de salida es 1.000 euros más caro. Por lo demás, este familiar se diferencia de su hermano en los retrovisores –en este caso vienen con intermitentes integrados–, en sus paragolpes con inserciones cromadas y en las barras longitudinales del techo. Nada más reseñable.
Equipamiento
En materia de equipamiento, a este i30 no le faltan dispositivos de seguridad como: airbag frontales, laterales delanteros y de cabeza delanteros y traseros, al margen de los ya imprescindibles controles de tracción y estabilidad.
También ofrece sensores traseros de aparcamiento, automatismo de luces, indicador de presión de neumáticos, mandos de audio en el volante, retrovisores y asientos calefactados, climatizador, radio CD MP3 con conexión USB… Y todo ello a un precio muy competitivo.
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