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Citroën C4 Sedán 1.6 HDI Exclusive

Citroën C4 Sedán 1.6 HDI Exclusive

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12 de agosto, 2008

Todavía hoy resuena en mis oídos aquel melódico estribillo de Pasen, señores, pasen... al fondo hay sitio que cantaba, en medio de la algarabía, el camarero de una taberna gallega, sita en la plaza de Ópera, de Madrid. ¡Qué cosas tiene la memoria!, sobre todo, porque enlazo este recuerdo mientras observo la profundidad de campo del maletero del C4 Sedán.

Y en esta inquebrantable sucesión de recuerdos me surge, de repente, otro: el del ‘baúl de la Piquer’, que podría haber sido buen título para esta prueba, pero visto cómo se ponen en la SGAE por cualquier cosa y a cómo se paga el kilo de royaltie, ¡cualquiera lo utiliza! Pero, insisto, habría sido buen título, porque dos palabras condensan la esencia de este modelo. Sino, sepan que baúl es como se llama en Argentina al maletero, que es, entre otras cosas, de lo que más presume el Citroën C4 Sedán, con 513 litros de capacidad, superior al del C5, aunque inferior a la del Renault Mégane y al del Ford Focus.

    Comportamiento

    Bien calibrado de suspensiones, atesora el comportamiento de sus hermanos de tres y cinco puertas, sin que las inercias pequen por exceso. Sobre autopistas y autovías presenta un rodar preciso y uniforme y no hay bache que no sea compensado por muelles y amortiguadores, lo que redunda en el mencionado confort de marcha.


    Frena bien en cualquier circunstancia, tal y como sugerían nuestras primeras impresiones, que luego fueron ratificadas por el Correvit. Asimismo, aguantan el trato duro, tal y como comprobamos en carreteras de curvas, en las que no pierde la compostura y permite un paso ligero en el enlazado de unas con otras.


    En apoyos fuertes, su mayor peso y dimensiones con respecto al cinco puertas invitan a tomarse las cosas con templanza, pues las inercias se notan y el subviraje aparece casi al mismo tiempo.

    Refinamiento

    Junto al baúl, el apellido de nuestra cupletista recoge y completa el resto de la idea global que mencionábamos al principio. Porque frente al suave y sugerente tono de voz de la Piquer, el C4 Sedán antepone el silencio de funcionamiento del elástico motor 1.6 HDi, que acoplado a un cambio de cinco relaciones bien escalonadas, aunque con cierta holgura en el manejo, obtiene buenos registros en aceleraciones y recuperaciones y el confort de marcha que reclama una diva cuando sabe que son muchos los kilómetros que va a echarse a la espalda.

    Interior y maletero

    Y muchos se preguntarán qué tiene que ver aquí Argentina. Pues sencillo, allí es donde se fabrica este modelo, que, en Europa, sólo se exporta a España y Países del Este. Y si el ‘baúl’ es amplio, imaginen el interior, con extenso espacio para conductor y pasajero y unas plazas traseras dignas de doña Concha, con espacio suficiente para su gran peineta y unas largas piernas.


    Viajar como una reina, o como un rey, requiere que sólo dos ocupen los asientos posteriores –con respaldos abatibles por partes asimétricas– porque el espacio del centro, como en política, ergonómicamente no existe, no tiene respaldo y es incómodo compañero de viaje. Pero un buen cuplé precisa de instrumentos acorde y también de eso sabe el C4 Sedán, que sitúa todos los mandos al alcance de la mano, quizá demasiado, porque aglutina la mayoría de ellos en el volante y, a la vez que desnuda y simplifica en exceso el salpicadero, complica su uso. Han sido varias veces las que me he quedado con las ganas de avisar con el claxon de alguna maniobra peligrosa, pero, escondido en el borde inferior del volante, he atiborrado a golpes al cubo central (menos mal que no saltó el airbag) y no pude desahogarme como mandan los cánones.

    Equipamiento

    El equipamiento de origen tiene casi todo lo que se puede pedir a una berlina media e incluso más, porque a los consabidos cierre centralizado, elevalunas eléctricos, climatizador… añade sensor crepuscular y de lluvia y hasta 8 airbag. Pero le falta ese ‘casi’ que, en forma de control de estabilidad ESP, consideramos que debería ser de serie como en sus rivales.


    Un ‘casi’ que podemos añadir a otro, el de calidad de ejecución, que queda un poco por detrás de lo que acostumbran las plantas europeas de la marca francesa. Citroën quiere que todas sus factorías presuman de buenos ajustes y, aunque aseguran que el nivel de la de Argentina es superior a la de China –únicas factoría que fabrican el sedán–, sus coches todavía reclaman un repaso cuando llegan a España.

    Consumo y mantenimiento

    En un pispás, pasamos de la carretera a la ciudad, donde el C4 Sedán muestra destreza para circular por calles estrechas y sorprende por las elasticidad del motor, que trabaja muy bien a medio y bajo régimen, lo que nos permite utilizar la tercera para prácticamente todo.


    También alabamos su contenido gasto en la urbe, 7,4 l/100 km, que unido a los 4,7 l/100 km que se echa para el cuerpo en carretera a 90 km/h y los 5,8 l/100 km a 120 km/h, promedian un consumo de 6,4 l/100 km, lo que no está nada mal para un coche que puede transportar cinco personas y más de 500 litros de equipaje.

    Calidad y fiabilidad

    Acabo destacando el precio, competitivo, en el entorno de sus rivales, y la fiabilidad del motor 1.6 HDi de 110 CV, empleado en multitud de modelos y bien dispuesto para hacer más kilómetros que el ‘baúl de la Piquer’. Un día de estos, lo prometo, he de plantearme dejar de jugar con palabras e ideas enlazadas.

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