Audi A3 Cabrio 2.0 TDI y BMW 118d Cabrio

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Autor: Autocasión
23 de septiembre, 2009
Cabrios del segmento compacto frente a frente. Uno enamora por su temperamento y buena acogida. El otro, por su sistema de propulsión y mejor tratamiento de la capota y arcos. Dos colosos con techo de lona.
Si te van los descapotables aquí tienes dos juguetitos para pensártelo. ¿Qué prefieres, un Audi A3 Cabrio o un BMW Serie 1 descapotable? Te aseguro que los dos convencen, la elección es sólo cuestión de química.
Mientras el 118d tiene ese puntito de más que ofrece la tracción trasera, el A3 impresiona por su facilidad de manejo. Ambos lucen el encanto de la capota de lona, mecánicas turbodiésel y capacidad para cuatro ocupantes. También comparten precio, unos 34.000 euros.
Interior
Los dos lucen medidas equivalentes. El BMW alcanza los 4.360 mm de largo por 4.238 el Audi, aparentemente más chato. Dentro, acabados de calidad, más llamativo el del A3. El espacio trasero para las piernas es justito, pero salvable para realizar trayectos de media distancia, mientras que los respaldos de esas plazas quedan muy verticales por culpa de los cofres para las capotas, con problemas de altura para adultos de talla media en el caso del BMW.
Éste monta techo de lona automático, cuando en su rival es necesario que el conductor la enganche manualmente al parabrisas -por 915 euros también es completamente automático-. Uno y otro modelo permiten realizar la maniobra en marcha, circulando a baja velocidad -30 km/h en el Audi, 40 en el BMW-, e invierten 22 segundos en completar la operación.
Ya plegadas, ambas capotas se ocultan en los citados cofres, que limitan el espacio de carga -305 litros en el BMW, 260 el Audi-. En el de la hélice el techo desaparece bajo una tapa que lo mantiene aislado. En cambio, en el A3 simplemente queda enrrasado. Lo mismo con los arcos antivuelco, ocultos en el 118d Cabrio; en su competidor, menos esbelto, van al descubierto.
Como dotación, incluyen lo mínimo exigible: climatizador doble, pulsador para bajar o subir las 4 ventanillas a la vez, audio-CD, 4 airbag, control de estabilidad… Pero ojo, faros de xenón, Bluetooh y USB van aparte, como el navegador, el cuero o el control de crucero.
Comportamiento y Prestaciones
Ninguno es un misil, pero sí cuentan con mecánicas turbo que dan juego. El Audi gusta por la alegría de su 2.0 TDI, 140 CV de potencia y brio que le convierten en un pequeño diablo. Pero lo mejor es la calidez con la que te recibe: en seguida te familiarizas con él, como si llevaras conduciéndolo toda la vida.
El BMW es como aquel amigo con el que vas intimando poco a poco, más exigente al principio. Lo primero que se aprecia es una dirección más dura, trabajosa, que desgasta al conductor con el paso de los kilómetros. Eso sí, es un puntito más precisa que la del A3, que admite mayor grado de asistencia para facilitar la conducción a más gente.
Lo mismo con sus reacciones, más familiares las propias de un tracción delantera como el Audi. Para adaptarse al 118d es necesario cambiar el chip y asumir las maneras propias de un coche que manda sus 143 CV al eje trasero; eso sí, a la larga, esa propulsión da más juego. En virajes cerrados, los dos cumplen de sobra. El A3 es más suave de llevar, pero la tracción trasera del BMW mantiene en todo momento liberada la dirección de tensiones, lo que permite colocar el morro con gran facilidad.
Los dos cubren el 0 a 100 km/h casi en el mismo tiempo –9,4 segundos el Audi, una décima más el de la hélice-. Curioso, porque el de los aros pesa 20 kg más -1.570 kilos-, aunque también es cierto que tiene más par –320 Nm, por los 300 de su rival-. El BMW es más progresivo y su rival tiene más patada. Eso sí, de punta andan en franjas similares: 208 km/h el primero, 205 su rival.
Por lo demás, las unidades probadas llevan suspensión deportiva -cuesta 387 euros en el 118d Cabrio y es algo más agria- rematada por llantas de aleación de 18 pulgadas -de precio similar, unos 1.450 euros-. Ambos equipan frenos de disco que actúan de maravilla.
El de los cuatro aros monta caja de cambios S-tronic automática y secuencial de doble embrague y 6 relaciones que hace más confortable la marcha. No es una ventaja, ya que el BMW puede incorporar cambio automático de convertidor, también rapidísimo. Hace poco lo probamos en un 335d berlina.
Destaca el sistema de parada y arranque automáticos del motor que lleva el 118d y que, aunque poco refinado, ajusta el consumo en 4,9 litros a los 100, por los 5,3 que declara su competidor, que ni lleva este mecanismo, ni puede.
En este tipo de coches la afinidad que cada uno sienta por la marca de turno prima, pero es cierto que, como cabrio, el BMW está mejor resuelto -capota y arcos automáticos lo certifican-. El A3 seduce por su fácil manejo y por la patada de su motor, más temperamental, pero la tracción trasera de su competidor le concede muchos enteros. Cuestión de gustos.
Destacable
– Brio mecánico (A3).
– Motor progresivo (118d).
– Cuatro plazas y consumo (ambos).
Mejorable
– Plegado de capota (A3).
– Start&Stop poco refinado (118d).
– Visibilidad con el techo puesto.
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