La seguridad pasiva en las vías españolas

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Autor: Autocasión
10 de abril, 2007
El análisis de 14.000 kms señala que la protección en más del 50 por ciento del trazado es mejorable y el mayor peligro está en los laterales
El análisis de 14.000 kms señala que la protección en más del 50 por ciento del trazado es mejorable y el mayor peligro está en los laterales
El análisis de 14.000 kilómetros de vías de gran capacidad señala que la protección en más del 50 por ciento del trazado es mejorable y el mayor peligro está en los laterales, apartado en el que suspende casi el 30 por ciento de la red estudiada. La peor nota es para la AP-68, que une Bilbao y Zaragoza, y la mayor proporción de tramos peligrosos se da en La Rioja, País Vasco y Andalucía.
Cuando un accidente se produce, la seguridad pasiva de la carretera puede ser vital, pero en España era un aspecto prácticamente olvidado hasta que el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) ha decidido estudiarlo en profundidad. Utilizando el protocolo recomendado por EuroRAP, el consorcio europeo que potencia la valoración continua de la seguridad de las carreteras del continente, el club de automovilistas español ha inspeccionado 14.000 kilómetros (7.000 en cada sentido) de vías de gran capacidad para identificar el nivel de protección que ofrecen en caso de accidente (evitar que se produzca es campo de la seguridad activa).
El trabajo sirve para llamar la atención sobre los puntos débiles de la red y potenciar esas actuaciones necesarias, pero poco costosas, que pueden salvar vidas en caso de accidente. La auditoria del RACC, que ha contado con la financiación del ministerio de Fomento y la colaboración de Mercedes-Benz, se realizó entre noviembre de 2005 y febrero de 2006, centrándose en medianas, protecciones laterales y diseño de intersecciones, como marca el protocolo utilizado, por ser elementos fundamentales a la hora de minimizar la gravedad del siniestro.
La metodología califica por estrellas la protección que la vía ofrece a los usuarios de un turismo cuando el accidente se ha producido. Los tramos más seguros se reflejan con 4 y queda en 1 la peor valoración; se estudia la posibilidad de añadir una quinta estrella para expresar la protección a vehículos de dos ruedas. En el caso de las medianas, sistema fundamental en las vías de dos calzadas para evitar accidentes frontales, se encontraron importantes deficiencias en el 11,5 por ciento de la red estudiada, siendo la AP-6, que une Ávila y Segovia, la que se coloca, con gran diferencia, como farolillo rojo, porque el 54,7 por ciento presenta importantes deficiencias.
Por provincias, el dudoso honor de ocupar la cola del pelotón se lo adjudica Orense, donde más de la mitad de los tramos no superan las dos estrellas. Por lo que respecta a las protecciones laterales, fundamentales cuando se produce una salida de vía, el suspenso llega al 27,9 de los tramos analizados, por carecer de sistemas de contención (barreras o biondas), mantener terraplenes en caída y concentrar gran cantidad de obstáculos rígidos a escasa distancia de la carretera. La AP-68 a su paso por Álava y La Rioja se lleva la peor nota y es la provincia de Castellón, con un abrumador 92,6 por ciento, la más deficiente.
Reseñable también resulta el dato de que tres de las vías con mayores problemas en este apartado (A-5, A-4 y A-42) nacen en la Comunidad de Madrid. Frente a esa descuidado parámetro, las intersecciones salvan el examen con un 93,4 por ciento de tramos 4 estrellas, quizá por ser una infraestructura con poco peso sobre la longitud total del trazado. El denominador común de ese casi 7 por ciento que no está a nivel adecuado es su cercanía a núcleos urbanos importantes, como refleja el hecho de que gran parte de los problemas detectados se concentran en la Comunidad de Madrid, que también coloca tres carreteras (A-42, A-1 y A-4) entre las cinco con más problemas de diseño de salidas y entradas.
LAS PEORES DE EUROPA
La suma de esos tres elementos refleja el conjunto de nuestras vías rápidas, que se quedan muy por debajo de Suecia, Alemania y Reino Unido, los tres países en los que se ha utilizado el mismo protocolo y en los que ni un solo kilómetro ha merecido menos de tres estrellas. Además, España es el país que presenta la menor proporción de 4, quedando en un 3,8 por ciento los kilómetros que ofrecen poca o escasa protección. Las comunidades más seguras son Cantabria y Murcia (ver cuadro), frente a La Rioja, País Vasco y Andalucía, que presentan las mayores deficiencias, y Madrid, que es la que tiene mayor numero de tramos de una sola estrella.
Por provincias, Alicante, Albacete y Segovia son las mejores, al acumular 4 y 3 estrellas, mientras La Rioja, Toledo y Lérida presentan la mayor proporción de una y dos estrellas en su red vial. Por autopistas y autovías, 10 de las peor valoradas de toda España tiene su origen en la ciudad de Madrid, aunque la peor es la AP-68, que une Bilbao y Zaragoza, puesto que un 12,2 por ciento de su recorrido no sobrepasa las dos estrellas. Las diez peor calificadas (ver cuadro) concentran el 77,9 por ciento de los tramos de 1 y 2 estrellas y es en las diez mejores donde se encuentran el 65,6 por ciento de los de 4.
A la vista de estos resultados, el RACC recomienda a los usuarios la necesidad de adaptar la velocidad especialmente en los tramos identificados como de baja protección, recordando que la seguridad pasiva de las vías rápidas se diseña en función de la velocidad máxima permitida, por lo que el exceder ese límite supone aumentar el riesgo de sufrir lesiones más graves. Por eso, Pere Sauret, el director técnico de la Fundación RACC, recalca que el conductor debe entender «que el límite de velocidad, lo que marca en ocasiones, son las medidas de seguridad pasiva que faltan». El Real Automóvil Club recuerda a la Administración que hay que consolidar la calidad, mejorando el mantenimiento e implantando inspecciones de seguridad vial en las carreteras.
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