En diciembre podría haber nuevos paros en las gasolineras

Autor: Autocasión
22 de noviembre, 2006
Ningún usuario se quedó sin poder llenar el depósito ni se registraron problemas de abastecimiento o incidentes graves. Las dos jornadas se saldaron con una guerra de cifras y la obligación moral de las patronales y sindicatos de sentarse a negociar
Ningún usuario se quedó sin poder llenar el depósito ni se registraron problemas de abastecimiento o incidentes graves. Las dos jornadas se saldaron con una guerra de cifras y la obligación moral de las patronales y sindicatos de sentarse a negociar
El pasado lunes 6 de noviembre a las ocho y media de la tarde decenas de conductores aguardaron, pacientes y resignados bajo los destellos fosforescentes de los rótulos de las grandes petroleras. Los surtidores no daban a basto para atender la inesperada demanda, más propia de vísperas de un gran puente o vacaciones, que de un día de otoño con un cielo que amenaza lluvia en la mayor parte de la península. Los automovilistas esperaron para llenar el depósito tras el anuncio de una huelga de dos días. Algunos, como José Luis, un comercial de Toledo, que acaba de termina la jornada laboral, no ocultan el enfado que les produce sentirse, una vez más, rehenes de los intereses ajenos. «Cuando los gruistas y las aseguradoras estaban a la gresca por motivos económicos, los grandes perjudicados fuimos los conductores. Ahora otra vez un conflicto entre trabajadores y patronal, vuelve a obligarnos a esperar más de media hora para echar gasolina. Y eso sin saber qué pasará las próximas 48 horas» explicaba malhumorado y desconfiando de los servicios mínimos, que aseguran un 20 por ciento de las gasolineras abiertas durante el paro.
Pero la huelga se consumó, eso sí, sin problemas de abastecimiento ni aglomeraciones en las gasolineras. Según UGT y CCOO, los sindicatos promotores de las protestas, en torno a un 70 por ciento de los trabajadores secundaron la convocatoria de paro. Por su parte, las dos patronales, Aevecar y Ceees, no quisieron pronunciarse respecto a las cifras e insistieron en que ningún surtidor dejó de servir combustible por falta de personal, excepto en aquellos puntos donde la acción de los piquetes informativos lo impidió. Para Miguel Ángel Pacheco, responsable de FIA-UGT, en ningún caso se pretendió utilizar a los conductores como medida de presión para forzar una salida al litigio. «Es verdad -explicaba- que algunas personas tuvieron reacciones airadas, pero es comprensible; también fueron muy numerosos aquellos que aceptaron pacíficamente el ejercicio de un derecho constitucional para pedir la actualización de un convenio arcaico defendido por una patronal inamovible», y subraya que la voluntad de su formación sindical es continuar negociando para que los paros no vuelvan a perjudicar a nadie.
Muy distinta es la valoración de las dos patronales respecto a las dos jornadas que asustaron con antelación a los conductores. Para Alejandro Moratilla, secretario de Aevecar, no hubo sensación de huelga, pero, añade, «defendemos la paz social para que no vuelvan a producirse más jornadas así». Ésa es la gran incógnita: saber si habrá más huelgas, coincidiendo con fechas señaladas del calendario. Desde Fiteqa-CCOO, Alfredo Orella, uno de los portavoces de la Federación de Química que ha participado en las negociaciones, advierte que quieren negociar, pero en diciembre habrá más paros si las patronales no están dispuestas a mejorar las condiciones laborales. La patronal Ceees no quiere oír hablar de más huelgas y su portavoz, José Antonio Torres, recuerda el esfuerzo que hizo la confederación en mayo cuando se convocó un cierre patronal de horas en protesta por los contratos de distribución con las petroleras, que al final se suspendió.
Usuarios como José Luis sonreirían con alivio si esta semana las partes se levantaran de la negociación con un acuerdo rubricado y los automovilistas no tornaran a ser simple moneda de cambio.
20 Céntimos más del 15%
Ahora están condenados a entenderse, pero las posturas de momento no parecen aproximarse, aunque los días de huelga tal vez hayan sido determinantes para que unos y otros intenten limar las notables asperezas que los separan. O de lo contrario, tal vez ocurra algo parecido a lo que sucedió en el litigio entre los gruistas y las aseguradoras, donde al final hubo de mediar hasta el Ministerio de Economía. Según los dos sindicatos mayoritarios, los empleados de una gasolinera trabajan en tres turnos y cuentan con un salario de unos 800 euros brutos al mes, una cantidad exigua que a duras penas les permite llegar a final de mes, mientras los resultados de los propietarios de la estaciones continúan mejorando. En este sentido, desde CC.OO. se recuerda que el número de surtidores es de 6,1 cuando el promedio en la 'eurozona' es de 5, por lo que también aquí nuestro país está entre los mejores de Europa, lo que choca con las condiciones laborales de los trabajadores, regidos por un convenio colectivo 'anticuado'.
En el último encuentro mantenido por los sindicatos y las dos patronales, los representantes de los empleados plantearon un convenio a largo plazo con tres años de vigencia, que recogiese un incremento salarial y un plus por festivo trabajado de 60 euros, más un día libre. Unas reivindiaciones que, junto con la subida salarial y las horas extra, suponen 87,5 euros mensuales o 5,53 euros diarios por trabajador. Los gasolineros ofrecieron a cambio el incremento del IPC más un 0,75 por ciento. No hubo acuerdo entonces, pero es muy probable que el desbloqueo de las negociaciones empiece precisamente por un acercamiento salarial. En el caso de los festivos, la patronal aceptó el pago de los 60 euros mencionados, pero sin el día de descanso demandado, lo que supondría un aumento de la jornada anual que en la actualidad está fijada en 1.760 horas. Tampoco es del agrado de los trabajadores el hecho de tener que firmar dos convenios diferentes, uno con las petroleras, que explotan un número importante de estaciones de servicio abanderadas, y otro con las dos patronales que tampoco mantienen una posición única. Lo cierto es que todas estas reinvidicaciones supondrían 20 céntimos más cada día por empleado, según UGT y CC.OO., una cantidad que consideran 'ridícula' desde Ceees y Aevecar, que cifran en un 15 por ciento como mínimo este costepara unos distribuidores que aseguran haber perdido 600 millones con la Ley Antitabaco.
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