El mal estado de las vías se cobra, al menos, 165 vidas al año

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Autor: Autocasión
09 de enero, 2007
La DGT apunta directamente al conductor y parece olvidar que el mal estado de las carreteras también acaba con la vida de las personas
La DGT apunta directamente al conductor y parece olvidar que el mal estado de las carreteras también acaba con la vida de las personas
Alcohol, velocidad y distracción son, según la Dirección General de Tráfico (DGT), las tres causas más frecuentes que desencadenan un accidente de tráfico. Un trío letal que apunta directamente al conductor y que parece olvidar que el mal estado de las carreteras también acaba con la vida de las personas. El último estudio del EuroRAP así lo demuestra.
EL 13% de las carreteras españolas presenta un riesgo elevado de accidente. Así de contundente, y con las mismas cifras que tanto gustan a la Administración, se muestra el informe europeo sobre carreteras EuroRAP –en el que participan el RACE y el RACC, entre otros clubes automovilistas–, que evidencia el mal estado de nuestras vías y el peligro que supone para la seguridad de sus usuarios. Para llegar a esta conclusión, se han analizado un total de 15.298 accidentes graves y mortales ocurridos en más de 20.627 kilómetros durante el período comprendido entre 2003 y 2005. La base del estudio es el denominado «índice de riesgo», definido como el número de accidentes mortales y graves ocurridos en un tramo por 1.000 millones de vehículos kilómetro.
Este índice divide los tramos analizados en cinco categorías, según el grado de riesgo que suponen para los usuarios. El color verde claro se asigna a los tramos de grado «bajo», que son los que suman menos de 15 accidentes cada 1.000 millones de vehículos kilómetro. El amarillo y el naranja son para las carreteras de nivel «bajo-medio» y «medio», es decir, las que soportan hasta 61,6 y 106 accidentes respectivamente. Las de nivel «medio-alto» se identifican con el color rojo y registran hasta 180 accidentes. Mientras que las que superan esta última cifra aparecen en el mapa adjunto en color negro, por ser las de riesgo «alto». Asturias, Aragón y Valencia son, por este orden, las comunidades autónomas que más peligros «esconden» para los usuarios españoles. En el extremo opuesto se encuentran Madrid, Navarra y País Vasco, donde no se computa ningún tramo de riesgo alto.
Peligro conocido
El más deshonroso título se lo lleva, sin duda, la N-340 a su paso por el límite entre Murcia y Alicante. Este no sólo es el tramo más peligroso de toda España, sino que ocupa el primer puesto del ranking por segundo año consecutivo sin que nadie haya hecho nada para solucionarlo. Le siguen los 11,5 kilómetros que hay entre el punto 480,5 y 492 de la N-330 a su paso por Zaragoza y los 17 kilómetros entre el 135,9 y el 152,4 de la N-332 en Alicante. Dos tramos en los que ya se denunció la existencia de riesgo, y no ha sido subsanado. Los tramos más peligrosos se concentran en carreteras convencionales, de calzada única, con intersecciones al mismo nivel y con una densidad de tráfico inferior a los 10.000 vehículos por día.
La mitad de los accidentes que se cobran vidas humanas son resultado de salidas de vía. Y los tramos con mayor densidad de tráfico presentan índices de riesgo mucho menores porque suelen coincidir con autovías, en las que se eliminan ciertos peligros, como la invasión del carril contrario durante una maniobra de adelantamiento. Es decir, se conoce el dónde, el cómo e incluso el porqué, pero no se toman medidas para solucionarlo. «Actuando sobre estos tramos se evitarían al menos 165 muertes y 586 heridos al año», asegura el responsable de se seguridad vial del RACE, Jorge Castellanos. El club automovilístico señala las deficiencias en equipamiento como principal lacra de las carreteras españolas actuales. «Existen los medios adecuados», recuerda Tomás Santa Cecilia, director de Seguridad Vial del club. Pero «algo» impide su puesta en marcha.
El problema motero
Si duro resulta decir que más de 150 personas podrían salvar su vida si las carreteras españolas mejoraran su equipación, más aún es recordar que el 10% de los accidentes analizados proceden del sector de las dos ruedas. Por si eso fuera poco, el porcentaje ha crecido en dos puntos desde 2003, a pesar de que según el RACE, «reducir el número de siniestros y la gravedad de las lesiones de este colectivo es más fácil porque los accidentes están concentrados en determinados tramos». De hecho, más del 21% de los accidentes mortales que sufren los motoristas en nuestro país se producen en sólo 25 tramos. Pero el RACE no es la única entidad que lucha por reducir la elevada siniestralidad del sector de las dos ruedas.
Los titulares de los periódicos nacionales han recogido estos días importantes movilizaciones –coincidiendo con la «operación salida» del puente de diciembre–. Lo que la mayoría desconoce es que la lucha de la calle tiene su réplica en los despachos. La Asociación Mutua Motera ha iniciado una serie de conversaciones con los responsables de la Administración central, autonómica y local –para evitar la «excusa» de la cesión de competencias–. En el primer encuentro, el director general de Tráfico, acompañado por el director general de Fomento y dos técnicos de carreteras, reconoció la magnitud del problema.
Los representantes de la asociación abandonaron la reunión con la promesa de una mesa de trabajo que deberá empezar a funcionar en abril de 2007. Rafael del Olmo, director del Servei Catalá del Transit, será el próximo en escuchar sus peticiones. Y le seguirán los representantes de Andalucía, País Vasco y Aragón. Su principal objetivo es la sustitución de los actuales guardarraíles, letales para los motoristas, por sistemas de contención –que ya existen en el mercado– que absorben los impactos de los turismos, pero no dañan el cuerpo de los moteros.
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