Continental desarrolla un sistema contra aquaplaning

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Rubén Fidalgo
27 de abril, 2018
El aquaplaning es uno de los fenómenos más peligrosos en la carretera. En cuanto nuestro coche pierde el contacto con el asfalto debido al agua ya no hay nada que hacer salvo esperar a recuperar la adherencia. Esta tecnología de Continental permite detectar el riesgo con antelación y evitarlo.
Aunque nos parezca increíble que algo tan pesado como un coche pueda flotar sobre una fina capa de agua, la realidad es así sucede y es muy peligroso. Cuando las ruedas pierden el contacto con el asfalto no sirven de nada ni los frenos, ni la dirección ni el acelerador, sólo nos queda esperar a que pase el charco. Para evitar este peligro, Continental desarrolla un sistema contra el aquaplaning.
Seguro que alguna vez has visto en la orilla de la playa como algunos bañistas se divierten lanzando una tabla sobre la fina capa de agua que queda en el borde de la arena, cogen carrerilla y saltan sobre ella para patinar unos cuantos metros. Es exactamente el mismo principio que permite al aceite lubricar las piezas internas del motor y es porque una capa de líquido queda atrapada entre ambas superficies, de modo que no se rozan entre sí sino que se deslizan sobre el fluido.
Debido a la velocidad con la que circulamos con el coche, si el neumático no es capaz de dejar salir la capa de agua que pisa a medida que avanza, empezamos a flotar, literalmente.
El problema es que en muchas ocasiones no percibimos que unos metros más adelante hay más cantidad de agua en la carretera y, aunque no aumentemos la velocidad, perdemos el control del vehículo. Para evitar esto y podernos anticipar al riesgo es para lo que Continental está trabajando en este diseño.
Cómo evita el aquaplaning Continental

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El proyecto de Continental basa su eficacia en 3 aspectos:
- Detección óptica de la capa de agua en el asfalto: empleando las cámaras que ya incorporan muchos coches para la visión periférica en las maniobras, el software de Continental interpreta los patrones de las salpicaduras que «ve» la cámara. Cuando éstas son las típicas que suele provocar una cantidad determinada de agua, nos alerta.
- Detección con sensores en los neumáticos: los propios neumáticos incorporan sensores (denominados eTIS) que analizan las reacciones del neumático al rodar. Cuando su respuesta es la propia de una gran capa de agua, nos alerta.
- Envío y recepción de datos: gracias a la tecnología de los coches conectados que ya se empieza a aplicar, el sistema de Continental lanza una alerta de que por donde está pasando el coche en ese momento hay riesgo de aquaplaning. Los demás coches reciben ese aviso y se anticipan al problema.
En la aparición del aquaplaning intervienen tres factores: la profundidad del dibujo del neumático, la velocidad del coche y la cantidad de agua sobre el asfalto. Si reducimos la profundidad o aumentamos la velocidad, el riesgo aumenta aunque los otros dos factores permanezcan constantes. Por ello, lo más recomendable es que sepamos en todo momento el estado de nuestros neumáticos y conduzcamos teniendo en cuenta su desgaste, adecuando la velocidad a las condiciones de nuestro coche y de la lluvia.
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