Claves para elegir bien el seguro del coche

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Autor: Autocasión
16 de abril, 2007
La diferencia entre dos pólizas similares del seguro de automóvil puede ser del 58 por ciento
La diferencia entre dos pólizas similares del seguro de automóvil puede ser del 58 por ciento
Como constató el año pasado el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), la diferencia entre dos pólizas similares del seguro de automóvil puede ser del 58 por ciento. Pero ojo, no sólo hay que fijarse en el ahorro monetario, porque hay otros elementos importantes, como la cobertura. Las supuestas gangas de Internet a menudo resultan un fiasco para el conductor.
Pocos sectores hay que puedan presumir de mayor transparencia al mostrar los precios de sus productos que el de los seguros de automóvil. Basta entrar en Internet para obtener una simulación real de las condiciones generales adaptadas al perfil del usuario. La única objeción que cabe es que la operación de consulta aún no es muy rápida en algunas compañías y puede acabar con la paciencia de un conductor no muy avezado en las lides o, mejor aún, los líos de la red. Del mismo modo, algunas aseguradoras han cifrado en el ahorro el principal reclamo, aprovechando los anuncios para ofrecer rebajas que oscilan entre el 30 y el 50 por ciento y haciendo de frases como «ahorre hasta un 40 por ciento en el seguro de su coche», «la póliza de su vehículo, a la mitad de precio»… el lema con que se presentan.
Pero todavía muchos usuarios se preguntan si detrás de estas poderosas campañas, inspiradas por la fuerte competencia que se ha consolidado, hay ventajas reales para el bolsillo o es sólo una forma de captar nuevos clientes, que hasta que no sufren un percance no reparan en la letra pequeña, muy pródiga en exclusiones. Para no equivocarse, antes de firmar una de esas ofertas tentadoras conviene no perder de vista algunas observaciones, que facilitan la conciliación del ahorro con la letra pequeña. Lo primero que se debe tener muy claro es qué tipo de póliza conviene más.
La regla fundamental es que para los automóviles con una antigüedad no superior a los cuatro años conviene optar por la modalidad de todo riesgo, con o sin franquicia. Es aquí donde se halla mayor oferta y los precios varían más, por lo que no basta con quedarse con la cifra redonda de la cuota anual. La acogida de la franquicia (deducir una cantidad acordada de lo que pagará el seguro) ha sido muy buena en España en los últimos años, hasta el punto de que Unespa, la patronal de las aseguradoras, reconoce que son más las primas que la tienen que aquellas con cobertura a todo riesgo.
Sin embargo, no todas son iguales: compañía les fije una tarifa elevada. Además, los profesionales autónomos y todos los que viven del coche no deben albergar dudas al decantarse por una póliza de estas características, que no cubre las averías mecánicas, algo elemental, pero que causa numerosas controversias. Precisamente, uno de los motivos más frecuentes de malentendidos entre los conductores y las aseguradoras se produce por algunos conceptos que no están claros, a pesar de que aparecen reflejados de modo preciso en la póliza. Ocurre con los daños en los accesorios de serie, como catalizadores, tubos de escape y, especialmente, neumáticos. A menudo, los usuarios se quejan de que las entidades no les indemnizan por el valor nuevo de esos elementos, sino que sólo abonan una parte, porque en el momento del accidente ya estaba desgastado.
En otros casos, para evitar las triquiñuelas de conductores que pretenden cambiar las ruedas a costa de la compañía, se opta por pagarlas sólo cuando se ha producido una colisión con contrario. Por otro lado, hay que recordar que todas las modificaciones que se lleven a cabo en un coche deben comunicarse a la compañía; muchos conductores, que optaron por montar ruedas con dimensiones superiores a las originales o, sencillamente, más caras y de unas prestaciones superiores, se han visto sorprendidos cuando la entidad les informa de que sólo les resarcirá del valor del producto inicial. En cuanto a los accesorios que no son de serie, esto es, aquellos que se instalan una vez adquirido el automóvil, es obligatorio especificarlos detalladamente en el capítulo de condiciones particulares para tener derecho a indemnización.
Ahora bien, se debe declarar el precio real, ni más alto para beneficiarse de una compensación económica superior al coste, ni más bajo, como se ha comprobado que hacen algunos usuarios para pagar una póliza más barata, porque si sufren algún desperfecto en un siniestro o son robados, se cobrará mucho menos de lo que valen. En todo caso, hay algunas aseguradoras que incluyen en la póliza a todo riesgo una cláusula con un límite máximo para cubrir ese apartado, que no suele rebasar los 1.200 euros. A veces, la diferencia entre una compañía y otra pueden ser apenas de 100 euros para una misma póliza, por algo tan sencillo como los daños ocasionados por los fenómenos meteorológicos o en los equipajes.
Normalmente, las ofertas que prometen un ahorro muy alto no incluyen los desperfectos que pueda producir una tromba de agua o pedrisco en la carrocería del coche. Es cierto que en nuestro país no son frecuentes los llamados daños atmosféricos, pero no está de más tenerlo presente para no reclamar en vano. Respecto a los desperfectos o el robo en los objetos depositados en el interior, sólo unas pocas entidades los cubren y casi siempre con un límite máximo por siniestro. Pero este extremo es un rasgo diferencial para elegir una opción donde no sólo se busque un precio muy ajustado.
Otra causa de las diferencias en el montante de la póliza está en la forma en que se indemniza a partir del primer o segundo año. Lo más frecuente es que se aplique el valor venal, que comprende una depreciación que puede superar el 25 por ciento, pero algunas aseguradoras ofrecen un valor venal mejorado. Pagar un poco más para acogerse a esta opción suele aportar tranquilidad añadida. Una vez que el vehículo haya cumplido los cuatro años es preferible suscribir el seguro a terceros, con alguna cobertura añadida. Ese puede ser un excelente momento para tantear compañías y comprobar si la nuestra es realmente competitiva.
De la misma forma que las franquicias cuenta con varias modalidades, aquí se puede hallar una póliza que incluya robos, incendios o lunas o sólo alguno de estos supuestos. Ahora bien, el seguro a terceros siempre se ha de contratar con la Responsabilidad Civil Obligatoria, porque sólo así el conductor no tendrá que afrontar el pago de indemnizaciones millonarias. Además, a raíz de la aprobación de la Ley del Seguro hace sólo unas semanas, no vale la pena soslayar esa ampliación de la cobertura ni siquiera desde el punto de vista económico.
Por último, conviene recordar que la ley establece la obligatoriedad del seguro para poder circular. No se puede alegar que no se encuentra una compañía, porque en ese caso, muy improbable en un vehículo de cuatro ruedas, está el Consorcio de Compensación de Seguros, un organismo público que cubre los daños causados a otras personas o automóviles. Para contratar esta póliza es preciso presentar dos documentos remitidos por sendas aseguradoras donde figure la denegación de la suscripción.
DECÁLOGO PARA ACEPTAR
1. BUSCAR Y COMPARAR. Es una norma elemental para cualquier usuario, que se debe observar especialmente en el ramo del seguro de automóviles. Sólo se encuentra una póliza adecuada después de obtener información de varias compañías y contrastar precios y coberturas. Se debe preguntar siempre que no se conozca algún término o cláusula. Y es fundamental que el conductor sepa cuál es la cobertura real del seguro y las posibles exclusiones. En el contrato no debe figurar ninguna cláusula genérica, que luego deba ser interpretada.
2. EL PRECIO DE HOY Y DE MAÑANA. Es posible que la tarifa en dos pólizas ofrecidas por la misma compañía coincidan, pero en este caso hay que prestar mucha atención al precio que habrá que pagar en los siguientes años.
3. EL SEGURO, EN FUNCIÓN DE LAS NECESIDADES DIARIAS. Son muchas las modalidades que se pueden suscribir, especialmente en el caso de las franquicias, pero lo mejor es plantearse la necesidad real del conductor habitual o único del vehículo. En todo caso, no se puede perder de vista que las pólizas a todo riesgo son recomendables para coches con menos de 4 años de antigüedad. Por cierto, que si se opta por esta modalidad, hay que especificar muy claramente los accesorios, para que la compañía no pueda excusarse en caso de robo en el interior. En cambio, en vehículos con más de cinco años, cuando el coche se ha depreciado hasta un 65 por ciento, es preferible la opción de terceros con alguna franquicia.
4. MODIFICACIONES Y CAMBIOS, POR ESCRITO. Cualquier cambio en la póliza debe recogerse por escrito, así como aquellos aspectos que, a partir de una determinada fecha, ya no estén incluidos. Del mismo modo, conviene exigir que aparezcan expresamente reflejadas las bonificaciones a las que se tendrá derecho si no se presenta ningún parte por siniestro.
5. DESCUENTOS ESPECIALES. No haber sufrido ningún accidente en los últimos tres años suele ser una buena garantía para que las aseguradoras acepten a un nuevo cliente con precios muy ventajosos. Incluso algunas compañías ofrecen promociones con precios más bajos para aquellos vehículos que cuentan con elementos de seguridad activa y pasiva, que reducen el riesgo de accidentes.
6. ATENCIÓN A LAS COBERTURAS. No sólo es importante que el seguro cubra los daños materiales, también resultan de gran utilidad las reclamaciones en caso de multas y la asistencia en viaje.
7. FRANQUICIAS. Es la cantidad que un asegurado paga cuando se produce un accidente. Puede consistir en un porcentaje sobre el límite de la indemnización contratada o bien una suma fija. Gracias a esta fórmula, se logra una considerable reducción en el precio final.
8. COMPAÑÍAS SOLVENTES. Internet es una extraordinaria forma de contratar el seguro, pero siempre que la operación se haga con una entidad conocida y con medios adecuados para atender las reclamaciones en poco tiempo.
9. LA PÓLIZA, SIEMPRE LOCALIZABLE. Es necesario llevar una copia del seguro en vigor que puede ser requerido por los agentes de Tráfico o bien los recibos del pago de las primas. Pero no sólo hay que conservarlo porque la ley lo establezca, sino para utilizarla en caso de siniestro.
10. SEGURO DE RETIRADA DE CARNÉ. Es muy útil en caso de pérdida de los doce puntos, porque supone el cobro de una cantidad entre 200 y 600 euros (en algunos casos más) durante un tiempo. Pero no todas las compañías lo tienen.
EL PRECIO TAMBIÉN DEPENDE DE…
1.- EDAD. Hasta que el conductor cumple los 25 años encontrar un seguro asequible es tarea imposible, por la elevada siniestralidad de los jóvenes.
2.- SEXO. Las aseguradoras saben muy bien que los varones sufren más siniestros en carretera que las mujeres y lo tienen muy presente a la hora de aplicar las tarifas. En este sentido, las mujeres son más afortunadas porque pagan menos. Ahora bien, no es válida esa triquiñuela de algunas personas que aseguran el vehículo a nombre de su mujer cuando en realidad lo conducen ellos.
3.- HISTORIAL. Una pregunta obligatoria cada vez que se quiere cambiar de compañía: ¿ha tenido usted algún antecedente de siniestralidad? Del mismo modo, las compañías suelen indagar acerca de las sanciones recibidas, especialmente las relativas al exceso de velocidad o la conducción bajo los efectos del alcohol.
4.- USO Y TIPO DE VEHÍCULO. No es lo mismo asegurar un Ford Focus TDI para fines particulares que hacerlo para viajar como trabajador autónomo. Y es importante no ocultar esta información a la compañía, porque en el concurso anual de detección de fraudes que las entidades convocan se presentan muchos casos donde se niega la indemnización por el intento de engaño respecto al uso al que se destina el automóvil. Por otra parte, la clase de vehículo es otro elemento decisivo para el precio: los coches pequeños, pero provistos de una gran potencia, así como los deportivos, son los más proclives a un accidente y las compañías obran en consecuencia.
5.- ESTADO CIVIL. Es cierto que con la gran competencia que ha traído Internet, no todas las compañías conceden tanta importancia a este dato, pero todavía hoy los usuarios solteros sufren una penalización económica derivada de la mayor siniestralidad que acumulan.
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