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Tienes un espía dentro de tu coche: las cajas negras ya se usan como prueba en juicios

Un accidente de tráfico
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20 de julio, 2020

Las cajas negras de los automóviles ya se están utilizando judicialmente para demostrar la inocencia o la culpabilidad de los conductores en un accidente.

Las cajas negras de los coches, conocidas como Event Data Recording (EDR), comenzarán a ser obligatorias en los coches a partir de 2022, pero ya la Justicia las está utilizando como prueba pericial para determinar la culpabilidad de los conductores en casos de siniestros.

Ya se han usado las cajas negras en dos juicios

El EDR es un dispositivo instalado en el airbag de algunos coches que recibe y registra datos del vehículo relativos a la conducción como la velocidad, el freno, el porcentaje de aceleración, uso de sistemas de seguridad (cinturón de seguridad) o el régimen de vueltas del motor.

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Esta información técnica avala cuándo tiene que activarse el airbag y, aplicada a la reconstrucción de un accidente, permite recuperar información útil para la determinación de sus causas. Según la Unión Europea los datos serán privados y no serán utilizados penalmente, a menos que haya un siniestro previo

Y eso es lo que han hecho dos jueces, uno de Barcelona y otro de Zaragoza, en dos sentencias pioneras, han avalado el uso del EDR como prueba pericial para determinar los culpables de un accidente.

En el primero, acaecido en Badalona en 2014, se intentaba dilucidar la responsabilidad en un accidente entre un conductor y un taxista en una colisión en el que cuatro personas habían resultado heridas graves.

La Fiscalía, en un principio, pedía la absolución del automovilista, al entender que no existían suficientes indicios de que su coche provocara el accidente por rebasar la velocidad máxima permitida de 50 kilómetros por hora en núcleo urbano.

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Sin embargo, los datos del EDR, aportados por una de las compañías aseguradoras personadas en el caso, revelaron que el coche que impactó con el taxi circulaba en el momento de la colisión a 138 km/h, casi 90 más que la velocidad máxima permitida. Por contra, el taxi circulaba a 34 km/h.

Así, la Fiscalía pasó a pedir dos años y seis meses de cárcel y, finalmente, el conductor fue condenado a seis meses de cárcel y a cuatro de retirada de carné, al concluir que fue el causante de la colisión con el taxi a causa del exceso de velocidad.

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